Rafael del Naranco: “El cielo protector” que nos custodia

  Retorno a leer una vez más y con agrado vehemente, “El cielo protector” de Paul Bowles,…

Rafael del Naranco: ¡Ay, pena de los gitanos!

  Era el relámpago en que abría el alba y la  huerta olía a bejucos húmedos,…

Rafael del Naranco: Los espejos de mis fanales interiores

  Pocas veces acontece, y sin embargo en esta ocasión, se estaba bien allí.   Más de media…

Rafael del Naranco: Esa tonalidad mediterránea

  Sobre las aguas del Mediterráneo que observo cada amanecida tras haber inmigrado de Caracas en…

Rafael del Naranco: El mejor compañero deseado

  Si hubiera podido escoger, en aquel tiempo distante, a un amigo para deshacer entuertos y…

Rafael del Naranco: Los meandros de la vida y el arte

  Uno tal vez concluya sabiendo ahora – tras muchos años de subsistencia humana – que…

Rafael del Naranco: Palabras para Vera

  Postergo el libro que estoy leyendo –   “Memorias de Adriano” –  de Marguerite Yourcenar, y…

Rafael del Naranco: Una familia y una tierra

  El ruso Tchinguiz Aitmatov escribió, cuando el invierno era más crudo en las heladas tierras de los…

Rafael del Naranco: Igual a cristianos viejos

   Nada es más certero que cuando  se hace camino al andar. En este zanganear por…

Rafael del Naranco: A orillas del Garona

  Años hace que no regresaba a la ciudad de Burdeos. Y  ahora, el transeúnte retornaba a…

Rafael del Naranco: Una figura de nuestro tiempo

  Si hubiera podido escoger a un amigo para deshacer entuertos y trajinar caminos en esta …

Rafael del Naranco: Palabras del amor lacerado

  Un caparazón de  nubes cubre el cementerio sobre el mar de un intenso azul oscuro,…

Rafael del Naranco: Aún lo perseguimos sin saberlo

  Nadie lo supo en ningún tiempo, pero igual que los patos de la laguna y…

Rafael del Naranco: Ojos ya no hay para llorar

  Esta noche de finales de marzo, lluviosa y montaraz, con un libro de trovadores griegos…

Rafael del Naranco: La belleza del arte y las palabras

  Mi persona entiende poco de pintura y música. Menos aún de mover piezas de ajedrez,…

Rafael del Naranco: Los años de vida se alargan

  Recientemente un laboratorio logró prolongar la vida de la mosca de fruta en un cuarenta…

Rafael del Naranco: El mar del trigo y la filosofía

  En un tiempo lejano y arrebujado en bruma, en medio de ese aislamiento que permanentemente…

Rafael del Naranco: Saltar delante del Rey Momo

  Existe un  relato en  “Máscaras venecianas”, construido de forma admirable por Bioy Casares,  en donde…

Rafael del Naranco: Libélula sin capullo

  El día en que   el autor de “Malditos toscanos”, Curcio Malaparte, era un cuerpo entumecido…

Rafael del Naranco: Úrsula y Fermina Daza

  Macondo – la Troya moderna – era un pueblo marcado por la fantasía y el…

Rafael del Naranco: Costas del mar Caribe 

  En Isla Margarita, por el camino de Porlamar al Valle, en un patio frondoso y…

Rafael del Naranco: La grandeza de un año más

  El ansia interior del ser humano de trascender por encima de los hipogeos, es uno…

Rafael del Naranco: Cuento de Noche de Reyes

  En  uno de los innumerables  ensayos de George Steiner,  el  llamado “Noche de Reyes”, se  analiza lo siguiente: “Existen tres…

Rafael del Naranco: Nosotros ya no somos los mismos

  Esa noche oscurecida,  Isla Negra chorreaba penumbra entre  sus intersticios socavados. Los mástiles despavoridos se…

Rafael del Naranco: Atisbo sobre periodismo

  El iconoclasta Normal Mailer nos ha dejado en sus libros un permanente aguijón envenenado contra…

Rafael del Naranco: Piedra negra sobre piedra blanca

  Desdoblo unos añejos papeles arañados por el paso del tiempo y allí está, escrito en…

Rafael del Naranco: Las gardenias de Isolina

  No sé canciones, o pretendo  decir que  muy pocas;  a lo sumo uno que otro…

Rafael del Naranco: Ursula, la mujer absoluta 

  Cuando hace años leímos “Cien años de soledad”, descubrimos otra dimensión, la magia, el sortilegio,…

Rafael del Naranco: Acantilados, hinojos y  pinos  

  Sobre la  blanca villa Lovis, en Capri, contemplo en la cercana costa de Sorrento el pueblecito…

Rafael del Naranco: Recordando a Yamila

  El ruso Tchinguiz Aitmatov  escribió, cuando el invierno era más crudo en las heladas  tierras…

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