Aurelio F. Concheso: Rosneft huye de Venezuela

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Quién lo iba a decir. La misma Rosneft que había planificado meticulosamente el forjarse una posición importante en el hemisferio occidental de la mano de Hugo Chávez, acaba de batir sonora retirada. El mismo Igor Sechin, compadre de Vladimir Putin y presidente ejecutivo de la empresa, y quien había sido el representante personal del presidente ruso en las exequias del Comandante, es el que ahora reúne las operaciones que tenían en Venezuela en un paquete de acciones que le deja a una desconocida empresa del gobierno ruso, librando así del espectro de las sanciones que habían perjudicado su brazo de “trading” por estar este actuando como distribuidor de 70% de las exiguas exportaciones de crudo venezolano.

Las primeras reacciones de los personeros gubernamentales es que Rusia apoyaba decididamente a Nicolás Maduro, como lo ratificaban, según ellos, los voceros rusos. Si bien eso pudiera ser así, lo cierto es que la salida de Rosneft de los campos petroleros venezolanos, y del proyecto de gas en el costa afuera del Oriente del país echa por tierra una serie de planes de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). ¿Después de todo, en estas circunstancias quien va a aportar las substanciales inversiones y los conocimientos técnicos que se esperaba que Rosneft aportara?  No parece que vaya a sr el Gobierno Ruso, que lo que ha venido haciendo es más bien lo contrario, cobrando hasta el último centavo de sus préstamos por la vía de descuentos en los precios de lo que comercializan.

Si bien el gobierno ruso es propietario del 50% de la empresa, esta es una empresa global con otros accionistas: casi un 30% pertenece a BP, otro20% al Fondo de Inversiones de Qatar y el resto se cotiza en bolsa a accionistas individuales y fondos de inversión. De hecho, su presidente de la Junta Directiva no es ruso sino alemán: el antiguo canciller de esa nación Gerhard Schroeder. Tantos intereses internacionales deben sin duda haber presionado para que la empresa eliminara el riesgo a sanciones y que estas mismas se extendieran a empresas y ente financieros con que ellos interactúan.

Este desenlace sería un grave revés para Pdvsa y el gobierno de Maduro en cualquier circunstancia, pero se hace especialmente grave en el contexto de lo que esta sucediendo en el mercado petrolero debido a la pandemia mundial. La demanda de curdo se ha desplomado de manera casi vertical en una contracción económica sin precedentes. Tan es así, que los almacenajes en tierra firme están prácticamente copados y existe una demanda inusitada de supertanqueros, no para transportar crudo sino meramente para almacenarlo, Esto sucede porque bajar producción cerrando pozos no es pasar un suiche. Requiere de protocolos complejos y costosos para salvaguardar la producción futura de los campos.

En esa situación, los precios se desploman: el WTI esta en $ 20 y el Brent en $ 25, pero esa es solo parte de la historia. Esos marcadores son de crudos dulces de entre 38 y 40 grados API, y los más pesados y ácidos se van vendiendo a descuentos cada vez mayores. Por ejemplo, los crudos medianos de 24 grados que son dieta de las refinarías venezolanas son más baratos y los más pesados como el Merey venezolano, más baratos todavía. El precio también depende de cuan cerca haya capacidad de almacenamiento. ¡En estos momentos hay crudos canadienses que se están cotizando en $ 1 por barril!

Con la huida de Rosneft y lo que queda de producción de la industria petrolera nacional vendiéndose a pérdida, se pregunta uno cómo es posible que todos los bandos del espectro político no sean capaces de sentarse a concertar una salida al tremendo problema que enfrentamos, que solamente empeorará en la medida que la pandemia hace sus estragos en la economía mundial.

 

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