Javier García: Nicolás Maduro, una década oscura para los Derechos Humanos en Venezuela

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Esta es una síntesis del Informe número 35, en el cual Provea, El Programa Venezolano de Educación – Acción en Derechos Humanos recoge el resultado de la gestión de Nicolás Alejandro Maduro Moros entre el 2013- 2023. Entre otras realidades señalan que en esta fecha al menos 10.085 personas fueron asesinadas por agentes de seguridad, la mayoría de estos casos permanecen impunes. 43.003 víctimas de violaciones a la integridad personal. Al menos 1.652 víctimas de tortura. Unas 7.309 víctimas de tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes». Sugerimos la lectura total de este informe que abarca los aspectos vitales de la calidad de vida del pueblo venezolano, y que pueden encontrarlo en las redes sociales de Provea. https://provea.org/redes/

Esta es solo una parte del padecimiento diario de los venezolanos y que deseamos comenzar a dejar atrás a partir del próximo 28 de julio.

Escuché a la periodista Carla Angola llamar con acierto a Maduro el candidato de la tortura. A lo que podemos agregarle de la opresión, de la muerte, del crimen, del hambre de la destrucción, del empobrecimiento, del saqueo, de la miseria, de la traición a la patria, de la tiranía…

Hay quienes participan en la política haciendo alarde de lo peor de la miserableza humana, jactándose de aquello que reza que el fin justifica los medios, celebrando ser los más “vivos”.

Venezuela ha pagado caro este tipo de conducta que ha ido desplazando afortunadamente, dejándolos atrás cual reflejan las encuestas.

Difícilmente hay en el mundo actores de esta naturaleza que hayan alcanzado de esta forma algún propósito benévolo para sus pueblos.

La unidad del país sigue avanzando, agrupando opiniones, voluntades disímiles en todo el espectro ciudadano, socio- político ideológico, alrededor de su líder María Corina Machado, su candidato Edmundo González Urrutia, la Plataforma Unitaria, incorporando también otras organizaciones partidistas, como también de la sociedad civil venezolana.

La Comunidad Internacional ha mantenido su posición y en algunos casos la ha profundizado.

En nuestra región la posición de López Obrador, Petro, Boric y a Lula han sido y serán seguramente un factor importante en nuestras aspiraciones democráticas.

En nada debemos distraernos y hacer silencio.

En lo estrictamente electoral, están dejando por fuera millones de venezolanos en el exterior sin poder votar. Y otros más entre los nuevos votantes. Debemos corregir todas las irregularidades que expertos en la materia y otros no tanto han señalado.

No han cesado las violaciones a los Derechos Humanos, las persecuciones a los ciudadanos por protestar, por expresarse, a los medios de comunicación, periodistas, comunicadores sociales, locutores, activistas sociales…

Es importante que en el régimen alguien tenga la suficiente entereza y valor de detener la violencia política contra la sociedad venezolana.

No todos tienen recompensas sobre sus cabezas, no todos están en las listas de la Corte Penal Internacional, no todos son responsables de los Crímenes de Lesa Humanidad, de las violaciones de los Derechos Humanos, no todos están señalados en los expedientes sobre corrupción, lavado de dólares en los organismos internacionales…

No todos están marcados para siempre.

Es hora de que le pongan un parao a las persecuciones, detenciones; que liberen a todos los presos políticos, que apuren el paso hacia una transición pacífica democrática, etc. Con unas elecciones que puedan garantizarla la legitimidad y el reconocimiento necesario.

Nada garantiza más a un proceso de transición pacífico y democrático que el restablecimiento absoluto de los derechos constitucionales.

La voluntad de cambio del pueblo venezolano es firme.

Sabemos que al 28 de Julio debe certificarse electoralmente un cambio del poder político en Venezuela.

Insistir en lo contrario por los caprichos, y conveniencias de pequeños grupos, solo ayuda a profundizar el foso hacia un camino que ya sabemos fracasado e inviable desde todo punto de vista.

La legitimidad del 28 de julio depende de que se cumplan las condiciones electorales y políticas que garanticen unas elecciones libres y transparentes, que además reciban el reconocimiento de todos los venezolanos y de los actores internacionales.

Legitimidad, reconocimiento, y respeto a los Derechos Humanos, son conceptos que no pueden ser separados.

 

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