Rafael Fauquié: Sobre política y educación, algunas reflexiones

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La política es y nunca podría dejar de ser un medio para alcanzar un único fin: la válida convivencia entre los miembros de una comunidad. Donde coexistan grupos humanos existirá siempre la política y el sentido de ésta será la libertad de todos entendida como coexistencia entre iguales.

La política es el arte de gobernar en beneficio de la convivencia de todos. Unos pocos mandan para que una mayoría viva razonablemente bien, sea razonablemente feliz y sus necesidades se hallen razonablemente satisfechas…

Frente a la verdadera realidad del hecho político que vemos a nuestro alrededor es imposible no ser crítico: del ideal de la política como libertad y acción destinada a la mejor forma de convivencia social, pasamos a una visión de la política degradada en un solo significado: la conquista y preservación del poder por todos los medios imaginables.

Lo político nunca podría dejar de centrarse en la libertad de los ciudadanos. No existe política en medio la opresión totalitaria, en espacios sociales donde vivan el miedo, la ciega obediencia y la unanimidad de los comportamientos. La política está reservada a un mundo de hombres libres empeñados en la conquista de su propia libertad a costa de sacrificios necesarios. Así entendida, la política requerirá siempre de la educación de todos los miembros de una sociedad.

Instituciones, leyes, normas y constituciones son creaciones relacionadas con los deseos, principios e intereses humanos. Ése y no otro fue el definitivo hallazgo del ideal democrático para los antiguos griegos: somos los hombres los llamados a gobernarnos, a poder gobernarnos y a saber hacerlo. Somos nosotros quienes creamos las leyes y quienes podemos anularlas, modificarlas o mejorarlas. Existe verdadera convivencia en una sociedad, cuando en ella existen leyes justas, necesariamente próximas a inalienables derechos humanos y a racionales metas sociales. Metas sostenidas en el acuerdo y la armoniosa relación entre libertades individuales e intereses colectivos. La única manera de lograr esto será a través de una educación que apueste por el despertar de una conciencia ética individual capaz de identificar la propia libertad con la libertad de todos.

 

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Sobre María Corina Machado