Ana Noguera: ¿Para qué sirven los días internacionales?

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Sí, ya sé, ya sé que no tiene mucho sentido escribir sobre los Días Internacionales con la que está cayendo.

Tenemos los presupuestos bailando, el toque de queda largo o corto, y el coronavirus aumentando el número de contagios y fallecidos. A todo ello, que no es poco, hay que sumar las consecuencias: la fatiga social, el aislamiento, y la gran pérdida económica.

Lamentablemente, mañana podremos hablar de nuevo de todo esto, porque no habrá pasado aún.

Pero a veces es necesario (o yo lo necesito) detenerse un momento, respirar hondo, elevar la mirada, y ver que también se colapsan otras cuestiones. Lo urgente no nos deja atender debidamente otros aspectos de la realidad.

Quizás para ello sirvan las efemérides y los días internacionales. Para detenerse y pensar un momento. Aunque hay tantos días (365, que están contados) y tantas cosas que se solapan, que a veces, tal abundancia consigue el efecto contrario: adormecernos o generar cierta indiferencia.

Lo cierto es que el 24 de octubre pasado se conmemoraron tres acontecimientos de importancia para la convivencia social, los derechos humanos, la preservación del planeta y el libre acceso a la cultura: el 75 aniversario de las Naciones Unidas, el Día Internacional contra el Cambio Climático y el Día Internacional de las Bibliotecas. Tres acontecimientos diferentes y, sin embargo, comunes.

En medio de la pandemia, también hemos de hablar de cómo se consigue el bienestar, la paz, la cultura y la vida, sobre todo, en un mundo globalizado.

Sin embargo, cuando más necesitamos reforzar lazos políticos y sociales, cuando necesitamos estrategias y proyectos comunes, cuando más necesaria es una organización como la ONU, los ataques no cesan.

¿De cuántas organizaciones ha dicho Trump que sacará a EEUU? El ataque que realizó hace un par de años al, ni más ni menos, Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, calificándolo de “hipócrita y egoísta”, fue incalificable. Pero ese fue uno de los primeros ataques que recibiría la ONU. También la Organización Mundial de la Salud, en medio de una pandemia, ha sufrido los embistes de este filibustero.

No ha habido una celebración como correspondería. Ni siquiera se levanta la bandera de lo que supuso su creación. No parece que el extremismo actual, el griterío, la fanfarronería, la crispación, y, lo que es peor, el avance de la ultraderecha vayan en consonancia con el espíritu de 1945.

Con el mandato de Trump han cambiado muchas cosas: la imagen de EEUU que pasa a convertirse en un enemigo de todo y de todos; el desequilibrio internacional; su lucha contra los organismos internacionales; su ignorancia respecto al cambio climático; su posición frentista frente a los cambios migratorios y la desigualdad; y, el pegamento que une todo ello: el uso de las fake news como nueva forma de ejercer el poder político y la comunicación.

Y, cuando se habla de fake news, de falsear la historia, de contar mentiras, de manipular la verdad, se habla también de un ataque directo a la cultura.

Ese es el papel importante que desarrollan las bibliotecas, preservando la memoria y las creaciones universales. Recordemos por qué surgió este día bajo las cenizas de miles de textos aniquilados. En 1992, la Biblioteca Nacional de Sarajevo quedó totalmente en ruinas bajo la guerra de los Balcanes.

Para cerrar un día tan señalado, al tiempo que ignorado, también la ONU conmemora el Día Internacional contra el Cambio Climático. Y qué quieren que diga: ¡sin palabras!

La pandemia es el virus que ya podemos sentir en nuestras propias carnes; el cambio climático es la enfermedad silenciosa de la que no somos suficientemente conscientes.

En otro momento, en otras circunstancias, con otro liderazgo internacional, un día así hubiera servido para crear conciencias, para recordar que no más se produjeran holocaustos, ni incendios del pensamiento y la memoria, ni ataques diarios contra nuestra Tierra.

Ya sé, ya sé, que tenemos muchas cosas urgentes, importantes y esenciales. Pero el mundo y la geopolítica están cambiando. Esperemos que las próximas elecciones estadounidenses nos den a todos un respiro y volvamos a enderezar esta loca situación.

 

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