Muchos pensarán que ya el tema que de la cuarentena está muy “trillado”. Quien esto escribe, va a ir más allá. Voy a emitir juicios de opinión sobre esta problemática para la reflexión. En eso andamos. Abriendo debates. En cualquier área. Además, aprovechando las vivencias que diariamente experimentamos los que trabajamos, sin descanso, en el sector educacional. Tan sencillo como eso. Aquí no hay media tintas. Cuando estamos perifoneado las verdades, existe entonces la crítica. Estamos perdiendo la sensatez. Con el pasar de estos tiempos, somos otros. Vivimos del día a día. Como dicen por allí: “cómo vamos viendo vamos yendo”. Pareciera que nos están adaptando a su modo, no de cavilar, sino a la manera de actuar. Es decir, nos conformamos con lo que haya. El venezolano, hoy no le importa un carajo, que el bodeguero de la esquina, le cobre por una migaja, la quíntuple parte del costo real del producto. El venezolano no le importa un comino que el sr Guaidó, viaje por el mundo buscando ayuda para salir del régimen. La gente lo que realmente quiere es que quien esté en el Palacio de Miraflores, le satisfaga sus necesidades básicas. Así de sencillo.
Ahora, lo que si estamos claros, es que un gran porcentaje de la población, no quiere saber nada del régimen actual. Simplemente porque no ha cumplido con el mandamiento del pueblo. Lean, por ejemplo (en lo económico), el art. 299 constitucional: “El régimen socio económico…se fundamenta en los principios de justicia social… productividad… a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad…”. Busquen la Constitución y lean el artículo completo. Tal vez les dé risa o furia de lo que está ocurriendo, y el texto del aludido 299. A lo que voy, cito (art 117 de la mismísima Constitución): “Todas las personas tendrán derecho a disponer de bienes y servicios de calidad, así como a una información adecuada y no engañosa…”. Este artículo da pie para entrar en el tema, de lo que quiero abordar (me había ido por la tangente). Pregunto: ¿disfrutamos de “bienes y servicios de calidad”? Un rotundo no. Otra interrogante: ¿el régimen emite “una información adecuada y no engañosa” sobre, por ejemplo, los cortes eléctricos actuales? Pues, les cuento que, en estos días, escuché al sr Freddy Bernal decir que los cortes de luz se debían a lo obsoleto del sistema eléctrico (palabras más palabras menos). Es decir, que lo de la sequía, lo de la hurraca, (perdón) lo de “la lagartija come cable”, en fin, tantas mentiras que se convierten en verdades, aún están sobre la “mesa situacional”.
Hoy, cuando se atraviesa una peste mortal en todo el mundo, se pide una cuarentena “radical” a los ciudadanos que, a nuestro modo de ver, es justa y necesaria. De acuerdo a las informaciones en el planeta, es el deber ser. Epa. Pero ya va. La pregunta de rigor: ¿cómo se le exige a los ciudadanos de una población que deben estar encerrados en sus hogares si éstos padecen de otra “enfermedad” como es la insuficiencia de servicios básicos como el gas y el fluido eléctrico (por citar dos ejemplos)? Los niños, niñas, adolescentes y adultos mayores, ¿son capaces de soportar 6, 7, y hasta 12 horas sin energía eléctrica (todos los días), como es el caso del estado Táchira? El pasado viernes el “castigo” fue de 1pm a 10pm (al menos en la ciudad de Rubio). Y para completar la faena, se avecina la temporada vacacional, que, por lo que observamos, continuará el tormento. Por esta y otras razones es que vemos a centenares de ciudadanos en las calles buscando desahogo. Buscando donde distraerse y olvidarse del mal que nos azota. Concluyo: por un lado, el ejecutivo radicaliza el encierro de los ciudadanos, y por el otro costado, la gente sale en cambote a la calle, porque la oscurana al parecer también está “radicalizada”. Ojo: y no tenemos sequía. Llueve a cántaros. La pregunta: ¿es una contienda entre la cuarentena y la oscurana? Se abre el debate.
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