Alejandro Bautista González: Isreal; Pueblo fraternal, sociedad bíblica

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Pocos saben que el Almirante Cristóbal Colón, descubridor de América y primer  hombre europeo que pisa tierra firme era de ascendencia judía, es decir, judío. Tenía un profundo conocimiento bíblico, lo cual era inusual en esa época en el entendido de que la Biblia solo era leída por sacerdotes católicos y de manera clandestina por los judíos. Esta afirmación se basa en el hecho de que Colón en su tercer viaje declara la grandeza bíblica de tierra firme cuando al avistar el continente exclama: ¡Tierra de gracia! ¡Paraíso Terrenal!. Con esta expresión, sugiere la existencia del Paraíso Terrenal cuando dirige una carta a los reyes católicos que “si no procede del Paraíso Terrenal que viene este río y procede de tierra infinita, que es el Austro (viento del sur), de la cual hasta ahora no se ha habido noticia” (Cunil Grau, 2007:161).

Colón describe el ambiente natural del hoy continente americano  y al observar la belleza del paisaje que visualiza en el litoral central venezolano, concretamente, en el golfo de Paria, data de las observaciones hechas. Contemplar exóticos ambientes del hoy litoral caribeño y divisar presencia humana ancestral permite a Colón relatar ante los reyes católicos “que aquello no era otra cosa que las puertas del Paraíso Terrenal” (Consalvi, 2007:71).

Rememorar estos hechos referenciales que nos recuerdan del primer encuentro del mundo civilizado (Europa), con el universo nativo ancestral americano y el contacto judío con las hoy tierras venezolanas, tiene gran importancia en la actualidad, en que Venezuela como nación debe rectificar el infausto e inaudito error cometido, años atrás, por el entonces Presidente Hugo Chávez, cuando en un momento de soberbia, maldijo a Israel como país.

Desagraviar al bíblico, noble y legendario pueblo de Israel, también llamado “Pueblo de Dios”, será un acto de nobleza del sufrido pueblo venezolano. Este pueblo, al igual que el pueblo judío, también ha sufrido vejámenes, persecuciones y el éxodo de su país, pues en los últimos cinco años, más de cinco millones de sus habitantes han emigrado buscando mejores condiciones de vida,dignas, huyendo de la pobreza. Este mismo pueblo, desde su exilio, espera regresar muy pronto a su querida Venezuela “su tierra de promisión”.

En la relación histórica de Venezuela con el pueblo judío -el encuentro de dos mundos- reviste especial significación que el cementerio judío más antiguo del continente suramericano se halla en la ciudad de Coro, en el estado Falcón. Y más aún “Venezuela en 1939 abrió sus puertas a 251 judíos que huían de la persecución y el totalitarismo nazi en Europa” (Escovar, 2018); en 1947 Venezuela votó en las Naciones Unidas a favor de la creación del Estado de Israel y, en 1948 reconoció la independencia del nuevo Estado Judío, por tanto, conviene a Venezuela reivindicar el legado histórico de amistad con la Nación Israelí. No podemos en lo absoluto enemistarnos con un país cuya conducción histórica sirve de ejemplo para que Venezuela pueda reorientar su visión de sociedad basada en principios sagrados de humanidad, fraternidad y prosperidad para la población.

De Israel, mucho tenemos que aprender. Esta relación histórica con Israel ayudaría mucho a la nación. Tanto la sociedad como la economía y el desarrollo de Venezuela ameritan de una emergencia inmediata que puede ser aprehendida de la experiencia israelí. Los hijos del “Pueblo de Dios”  han superado tantos momentos difíciles en toda su historia, han podido superar guerras, invasiones y ataques pero siempre manteniendo la idea de que con educación, trabajo, productividad, investigación y ciencia se superan los obstáculos que lo convierten en país de vanguardia.

Israel tiene un papel sobresaliente en el mundo de hoy, a Israel se le bendice,  es un pacto bíblico donde Dios promete bendecir a todo aquel que ore por su ciudad: “Rueguen por el bienestar de Yerushalem: Que gocen de paz los que te aman” (Salmos 122:6); esta nación es el ejemplo más inmediato para que Venezuela –muy pronto- pueda conducir su reconstrucción nacional basada en una visión democrática de la sociedad, sustentada en el trabajo, esfuerzo, productividad, invención, investigación, ciencia, tecnología, y fe. Este argumento se sostiene en las irrefutables evidencias del progreso israelí en ciencias como la biomedicina, agroindustria, biología, farmacia, agronomía, química, defensa e ingenierías, experiencias muy importantes a la hora de reconstruir la Venezuela democrática.

“Bendeciré a los que te bendigan  y degradaré  al que te maldiga; y todas las familias de la  Tierra se bendecirán por medio de ti”.  Génesis 12:3

Doctor en Cooperación Internacional. Integración y Descentralización: Los Desafíos del Desarrollo Internacional

 

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