Enrique Meléndez: Nuestros educadores en la inopia

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Lo que más nos llena de asombro a los venezolanos en este instante es el grado de abyección de un hombre; que es capaz de patear los logros, por los cuales luchó durante media vida desde el punto de vista de la dignificación de su profesión, siendo entonces dirigente magisterial, como es el caso del actual ministro de Educación, el señor Aristóbulo Istúriz, a propósito de ese pago tan miserable, que acaba de otorgar a sus colegas, por concepto de un bono, que le correspondía a los educadores, de 4 mil 750 bolívares; que ni siquiera constituye una limosna; pues recibirla significa una humillación, y de allí que su gremio lo haya rechazado en estas condiciones.

De hecho, las redes sociales estallaron el mismo día 8 del presente mes, y el que debía depositarse con la quincena; como estaba pautado, de acuerdo al cronograma de pagos de la administración pública, cuando se hizo efectivo, y de entonces a esta parte no ha dejado de estar presente en la opinión pública en su conjunto la protesta a este respecto; porque con esa cantidad ya a esta altura del comportamiento del flagelo hiperinflacionario, que padecemos en este momento, ni siquiera se compra un caramelo en el llamado mercado ambulante. Es no tener una de idea de cómo se bate el cobre, en lo que atañe al poder adquisitivo del venezolano o hacerse el desentendido, y que es lo que muestra que estamos ante un régimen, que se basa en una estructura de mando, que en los tiempos de la antigua Unión Soviética se conocía como el de una nomenclatura, esto es, el gobierno de una clase gobernante rica, frente a un pueblo pobre.

¿Es cierto que el ministro Istúriz se gasta un yate forrado en oro? Asimismo, por las redes sociales se observan las imágenes de una embarcación de tal lujo y confort, supuestamente suyo; que es posible que no sea cierto, y cuya delación forme parte de eso que se conoce como la guerra mediática, a la que hemos estado sometidos los venezolanos; promovida por los sectores más recalcitrantes de la oposición; como por el G-2 cubano, y donde se juega a la confusión más absoluta, con el objeto de banalizar el estatus quo de los privilegiados de este régimen; el hecho cierto es que aquí se manifiesta una gran inconsciencia de parte de quien encabeza el despacho de Educación; que vive en una especie de torre de marfil, sin darse cuenta de la realidad, de lo que en otra época fue su gremio, y que ya no lo es ahora; puesto que, como decía atrás, dicho estatus hoy en día forma parte, de los que ostentan la actual clase gobernante.

Que en otras condiciones hubiera sido una conquista muy significativa; puesto que tendríamos en tan importante papel a un sujeto, que le había dado su vida a las luchas magisteriales, como decíamos arriba, por lograr la dignificación de una profesión; sobre todo, pues desde esa posición se esperaría que ratificara eso y más; en especial, porque nunca han dejado de oírse en este país voces, que siempre han dicho que lo prioritario de una nación son las luces; empezando por Bolívar, cuya máxima de que la moral y las luces son nuestras primera necesidades, y que siempre se cita, y que en su atención en lo primero que habría que reparar en este caso sería el velar por la situación socioeconómica de nuestros educadores, a los fines de que los más capaces se sientan atraídos por esta vocación en ese sentido.

Precisamente, por las redes sociales ruedan hoy en día unas reflexiones, atribuidas a la periodista costarricense Lina Barrantes Castegnaro, y quien trae a colación el caso de un gobernante de Costa Rica, y quien en el año de 1941 decidió eliminar las fuerzas armadas de su país; partiendo de que dejaba de ser una República de condición guerrera y que, en su defecto, la partida presupuestaria, que se destinaba para su funcionamiento, se orientara más bien hacia la educación de los “ticos”, como se dicen llamar, y ahí tenemos al día de hoy: un país con un alto grado de educación, y cuya población se ha preparado para contener el flagelo del Covid-19 en condiciones tanto humanitarias, como tecnológicas en un alto nivel, al punto de que el virus no ha causado tantos estragos en su salud pública.

Si algo habría que comenzar por reconocerle a los 40 años de la República civil fue la atención que puso en esta materia; destacándose, a ese respecto, el gobierno de Raúl Leoni, que fue el que más escuelas construyó a lo largo y ancho del país, como lo demuestran las estadísticas; además de la proliferación de universidades, que se fomentó durante los lustros de cada uno de los gobiernos, que se sucedieron durante esos 40 años; cuando la dictadura de Marcos Pérez Jiménez lo que hizo fue cerrar estas casas de estudio, y es aquí donde se observa que, a pesar de la fama de excelencia que este régimen todavía conserva en nuestro inconsciente colectivo, para hablar en términos psicoanalíticos, si algo no atienden los gobiernos militaristas, ergo, son las luces.

Lo demuestra, además, no sólo este menosprecio que se ve que sienten las autoridades del despacho de Educación por nuestros docentes; tomando en cuenta la condición militarista de este régimen; a propósito de ese bono miserable, que les acaban de depositar, y de la precariedad de sueldo que perciben, sino además porque dicho despacho ha decidido culminar el año escolar por la vía virtual, es decir, por Internet, con motivo de las repercusiones que ha tenido en nuestra sociedad la pandemia del Covid-19, y la necesidad de tener que guardar una estricta cuarentena; cuando un altísimo porcentaje de nuestros educandos, no sólo es que no cuentan con los medios electrónicos, para tener acceso a un sistema educativo en tales condiciones, sino además en un país con un sistema eléctrico nacional que ha sido destruido por completo.

melendezo.enrique@gmail.com

 

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