La postura sumisa, genuflexa de Henrique Capriles ante la dictadura venezolana no es nueva, aunque su conducta actual, en agosto de 2025, es mucho más vergonzosa.
Ya en 1999, cuando Hugo Chávez iniciaba su mandato y había comenzado a abusar de su poder, Capriles, quien era presidente de la Cámara de Diputados del Congreso, se puso claramente de su lado cuando Jorge Olavarría denunció en un extraordinario discurso las pretensiones autoritarias del presidente ante su gabinete, las fuerzas armadas, la Corte Suprema y los embajadores de muchos países.
Leer y ver discurso: Jorge Olavarría; Discurso de orden en el Congreso Nacional, el 5 de julio de 1999.
En ese discurso Olavarría desnudó las ambiciones dictatoriales de Chávez. Algunos cobardes demócratas criticaron a Olavarría y defendieron a Chávez, cuando ya nadie podía llamarse a engaño.
Así lo dice un editorial de El Nacional, ver: ¿Agravios o recuerdos?
Creo que una de las ocasiones más emblemáticas de lo que hoy digo fue el lunes 5 de julio de 1999 cuando Jorge Olavarría, en su discurso como orador de orden en el aniquilado Congreso Nacional, por la conmemoración de los 188 años de la Independencia de Venezuela, anunció las poco veladas amenazas del golpista: “Estas no son las amenazas de un reformador que se niega tercamente a ser reformado. Son los anuncios de un destructor”. Las reacciones fueron inmediatas. La ya citada doctora Cecilia Sosa, por aquellos tiempos todavía presidenta del máximo tribunal venezolano, abandonó tempestuosamente, en medio del discurso del orador de orden, el hemiciclo mientras manifestaba su indignación ante el irrespeto a un acto solemne… Y no solo ella. Era en aquel momento ministro de la Defensa el general Raúl Salazar, quien luego de un breve cuchicheo con Chávez, se acercó al Alto Mando Militar y todos en pleno abandonaron el recinto parlamentario. Henrique Capriles era presidente de la Cámara de Diputados y al finalizar el acto, al ser consultado por los periodistas, con su típica voz rechazó el discurso y se opuso a la solicitud de Olavarría en su propuesta de enjuiciar al jefe del Estado. Además de ello, el actual gobernador lamentó mucho que se hubiera utilizado la tribuna del Congreso de la República para un discurso que no era precisamente para la fecha que se celebraba y “pidió disculpas a la población venezolana”.
Ya en 1999 Henrique Capriles se arrodilló frente al aspirante a dictador. Nadie podía ya llamarse a engaño ante las tendencias autocráticas del paracaidista. Quienes lo defendieron y le firmaron cheques en blanco mostraron gran cobardía cívica. El 2 de febrero de 1999, el día de la toma de posesión, Chávez arremetió públicamente contra el proceso constitucional que lo llevó a la presidencia, invocando una respuesta artificiosa a su juramento del cargo. Chávez comenzó su presidencia llamando a la eliminación de la Constitución de 1961, bajo la cual fue elegido democráticamente. En ese momento no hubo ningún desafío legal a este juramento ilegítimo del cargo. Chávez no juró defender la Constitución de la República y, por lo tanto, el proceso por el cual juró el cargo podría haber sido declarado inválido.
En esos momentos el silencio de muchos llamados demócratas fue estruendoso, en supino acatamiento de las pretensiones dictatoriales de Chávez.
Henrique Capriles ya era uno de ellos.

