Simón García: En la ruta

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Lo más novedoso e importante de la situación actual es que por primera vez hay una mayoría del país que está compartiendo una misma ruta.

Los datos recientes proporcionados por Datincorp indican que el 75% de los ciudadanos están completamente decididos a votar, frente a un muy bajo 3% completamente inclinado a no hacerlo.

En el campo más reducido de la oposición, los abstencionistas de ayer, son hoy partidarios de participar en las elecciones.

Podría decirse que el extremismo, como lo hemos conocido tradicionalmente, ya no existe y que en la oposición no se debe mantener la guerra con ese fantasma. Hay una nueva realidad, naturalmente llena de contradictoriedad, pero que no deberíamos abordar desde una fase de negación. Hay que aceptarla y ver cómo desarrollar sus aspectos positivos.

A la luz de ese   tránsito hay que entender a María Corina Machado como la personificación más emblemática del adiós al extremismo y registrar la evolución sorprendente en sus decisiones y discursos. Un importante punto a favor de hacer viable el cambio.

La consecuencia y demostración de esa evolución es la facilidad con la que María Corina ha podido sintetizar la exigencia de cambio y traducirla en la inmensa emoción que suscita su figura.

Es evidente que no hay en la oposición, en el gobierno menos, alguna figura que pueda mostrar, como lo hace María Corina, la fervorosa empatía con las, vanguardias democráticas desmovilizadas por la desesperanza.

También es cierto que María Corina es una nueva expresión del mesianismo que aleja de la práctica democrática y se convierte en un riesgo cuando fallan la conciencia cívica y el sistema de partidos. Pero debería haber actores para minimizar este riesgo. Mientras la dirigente de Vente mantiene sus visitas al país, deben hacerse presentes.

María Corina recibe un apoyo, prácticamente automático, no solo por sus reconocidas fortalezas, sino por el vacío de los dirigentes históricos que parecen refugiarse en la ausencia

En cierta forma esta orfandad dirigente es producto y productora de la crisis de los partidos que piden a gritos una renovación en sus concepciones y modelos, desarraigados de la comunicación con la gente, desfasados respecto al tsunami tecnológico y desconcertados para sostener una activa política democrática en las condiciones no democráticas que vive nuestro país.

La relegitimación de liderazgos y partidos, tarea simultánea con la lucha por la transición, está algo más allá de superar sus diferentes visiones de cambio.

Estar en una misma ruta presiona a compartir una dirección y unos propósitos, como ocurre en el conjunto de la oposición. Pero la inacción de un colectivo dirigente dificulta la velocidad y el alcance de la ruta

La inacción es la muerte de la política.

Hay que estar en los hechos para formar parte la nueva cartografía, no exclusivamente de la oposición, sino de las fuerzas de cambio necesarias para acometer con estabilidad la  transición de los  meses después.

Una transición que hay que definir antes de ganar las elecciones para que nos ayude a que se reconozca el triunfo y se pueda gobernar con unión y paz.

Al observar la situación de este momento destaca un conjunto de tendencias positivas:

1. Se mantiene un rechazo a Maduro que comienza en sus propias bases de sustentación;

2. El país quiere cambiar y sabe que la herramienta para lograrlo es el voto;

3. Hay una mayoría dispuesta a votar por quien pueda ganar, independientemente del nombre. 4. Se fortalece el liderazgo de María Corina en un plan que combina la lucha por la representación y el control monopólico de la oposición con el objetivo unitario del cambio de gobierno.

4. Hay una candidatura, producto de un acuerdo inevitable entre fuerzas principales de la oposición, que expresa una unidad formal entre los dirigentes y un respaldo real de la gente.

5. Presenciamos un reparto de roles entre María Corina y Edmundo González donde ella busca los votos y Edmundo busca los acuerdos.

6. Un reparto sobre cuyo sentido y eficacia se puede especular, pero que no debería evitar que el candidato salga a la calle.

7. Los partidos de la Plataforma Unitaria y también los que no forman parte de ella, deben aprovechar la sensibilización electoral para vigorizar a sus líderes regionales, locales y sectoriales.

No existe información sobre las negociaciones a nivel internacional, cuyos actores tienen un peso que a veces ofusca el carácter predominantemente interno que debería tener el cambio político efectivo. El ajedrez que se juega está en un tablero que no vemos.

Pero el 29 de julio va a ocurrir una victoria para resolver el bloqueo con el que las políticas y el modelo del actual gobierno frenan cualquier posibilidad de desarrollo de la economía y de la democracia.

En esta materia, el choque entre la sociedad y Maduro es ineludible, por lo que hay mediar el enfrentamiento y ordenarlo con un pacto de garantías mutuas para ganadores y perdedores de la elección presidencial.

El acto de Maracaibo fue un gran éxito. Una buena noticia. Pero hubo un lunar que no se debe tapar: María Corina no pudo reunirse con el gobernador Rosales.

Así están las cosas, por arriba.

 

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