Así lo insta el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los DD HH en su informe reajustado objetivamente, sobre el momento de crisis sociopolítica que nos agobia; pues, observa que “hay medidas para restringir el espacio cívico y democrático”; ay casos de detención, intimidación y señalamientos a miembros y afectos de los partidos opositores. Declaraciones que el régimen obtuso y cínico ha rechazado a través de una cancillería vasalla, que por algún congraciamiento no repara ante el genocidio flagrante, que implica la migración para 8/2023 cercana a unos 8,5 millones de personas, según EL Observatorio de la Diáspora Venezolana (ODV), aparte de los que sobreviven aún, en el país; pero, con planes de migrar debido a la situación de pobreza extrema y/o crisis humanitaria, irremisible momentáneamente, a plazo alguno. Pero risible para un régimen despiadado, errático y egocentrista inspirado en una seudorrevolución involutiva, que nos anquilosa gradualmente, cuyo líder en jefe, Nicolás Maduro pretende autoreeligirse y proseguir en la detentación de la primera magistratura de la República “¡por las buenas o por las malas!”, razón por la cual, entre otras, se tacha a Venezuela como “amenaza” de seguridad nacional hemisférica.
Asimismo, los derechos humanos, como la libertad de expresión, reunión y asociación, además de un entorno seguro son condiciones esenciales en todo proceso electoral y deben protegerse, por lo que recalca un llamamiento a las autoridades venezolanas responsables del evento comicial a efectuarse el 28/7 venidero y, así, se reúnan las condiciones antedichas con miras a una restitución real y efectiva del sistema democrático, en extinción del inicio mismo del régimen chavista, que ha desvirtuado íntegramente, los valores democráticos forjados entre 1945-1998, año de la insurgencia castrocomunista tan perniciosa a la institucionalidad venezolana, por lo que se hace muy oportuno y necesario el regreso a Venezuela de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidad para los derechos humanos.
