Román Ibarra: Por los clavos de Cristo

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La expresión que encabeza este artículo es exacta para la Semana Santa que vivimos y denota un ruego encarecido, y expresión de sorpresa. Instrumentos para infligir dolor y sufrimiento a nuestro Señor Jesucristo. Según la Biblia, cada clavo representa un aspecto de la redención; el perdón, y la reconciliación.

Simbolismo representativo de la pasión de Cristo, pero también del sufrimiento extendido y lacerante para nosotros los venezolanos que tenemos 30 años ininterrumpidos de sufrimiento, que se expresa en gobiernos indolentes; mediocres; pobres en realizaciones para la felicidad de nuestros conciudadanos, y multimillonarios en odio; corrupción, y miseria.

Pero si bien estos defectos son responsabilidad directa de los gobiernos de las tres últimas décadas, no pueden eximir a la oposición de su incapacidad para enfrentar semejante deterioro, y destrucción. De su infinita torpeza para organizar la recuperación del sistema político, y de asumir el desarrollo a partir de la eficacia; eficiencia, y buen gobierno.

Se advirtió hasta la saciedad acerca de la necesidad de ampliar el horizonte de la discusión y búsqueda de acuerdos para juntar los muchos factores de oposición, pero contrario a ello, se profundizó la división con la convocatoria a una elección primaria, dentro de la cual, competían tres ciudadanos, injustamente, pero inhabilitados al fin y al cabo por el poder abusivo y control total de las instituciones del Estado. Poder que no cayó del cielo, sino que fue regalado por la estupidez recurrente del llamado a la abstención, de la que todavía hay atolondrados que se sienten orgullosos e insisten en su viabilidad.

Monsergas como: ¨es el pueblo el que habilita¨; ¨la dictadura no escoge nuestro candidato¨; ¨sin mí no pueden hacer elecciones¨; ¨hasta el final¨, entre otras, en nada ayudan, y por el contrario, empujan al adversario a hacerse más incisivo y cruel.

Llevar adelante una elección que dividía a los factores de oposición en grado extremo, pero además rechazando la asistencia técnica y logística del CNE, garantizaba como en efecto, un proceso inauditable y susceptible de ser atacado por el poder institucional, como ocurrió.

Lo hemos dicho  muchas veces, no se puede actuar con la pretensión de ser amenaza contra el poder, sin tener con que, pues terminan por hacer el ridículo y decepcionando a los fanáticos de semejante impostura.

Nuestro reclamo es contra la indolencia de los gobiernos, pero especialmente contra la oposición por su intolerancia a la crítica, y a la necesidad de allanar el camino para la búsqueda de consensos en torno a programa de gobernabilidad y candidatura, para enfrentar a un gobierno que en caso de volver a ganar las elecciones, garantiza la profundización de la destrucción social; política y económica de la nación, y de nuestros compatriotas.

Hoy volvemos a estar divididos, y tenemos un desolador cuadro de doce candidaturas de oposición que auguran un nuevo fracaso, y obviamente la prolongación de la agonía de amplios sectores que deseamos un cambio racional, y eficaz para la transformación del país.

No han entendido en su cerrazón fanática que los caballos tiran de la carreta y no al revés. Para que más nunca haya inhabilitados, ni presos políticos, primero hay que ganar y cobrar. Pero para ganar, y gobernar en paz, hay que garantizar la coexistencia pacífica con quienes administran y controlan todo el poder institucional.

Muchas veces hemos citado ejemplos elocuentes de la gobernabilidad posible en la era contemporánea: España (Adolfo Suárez); Chile (Aylwin-Pinochet); Nicaragua (Chamorro-Ortega); Polonia (Walesa-Jaruzelsky), Suráfrica (Mandela-De Klerk).

A pesar de las presiones, y vetos recíprocos en el seno de los factores de oposición, aun estamos a tiempo de enderezar el camino para hacer lo correcto. Desprendimiento y patriotismo son las premisas fundamentales de esta hora.

Que la resurrección de nuestro Señor Jesucristo nos impone un ruego por la necesidad de comprender la redención; el perdón, y la reconciliación. Amén.

@romanibarra

 

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Sobre María Corina Machado
     
 
Nuestra Señora del Monte Carmelo
   

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