El Nazareno de San Pablo de la iglesia Santa Teresa

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Cada miércoles de Semana Santa una marejada de feligreses desborda la Basílica de Santa Teresa en Caracas para adorar al Nazareno de San Pablo o Limonero del Señor, imagen que es custodiada en este recinto desde 1880. Desde el amanecer los devotos se congregan para agradecer a Cristo los favores recibidos y acuden en su honor ataviados con túnicas o ropa morada, orquídeas –nuestra flor nacional–, crucifijos y otros símbolos religiosos para pedir salud, bienestar y paz; muchos pagan su promesa recorriendo de rodillas o descalzos los espacios adyacentes a la Basílica.

El Nazareno de San Pablo, advocación de Jesucristo, es una talla realizada en madera de Sevilla atribuida al escultor español Felipe de Ribas; remite al forzoso tramo sufrido por Cristo al llevar a cuestas la Cruz, y su rostro gacho lacerado por una corona de espinas muestra la voluntad de aceptación del dolor en lugar de todos los hijos de Dios. Suele vestir galas para la celebración la fiesta tradicional del Miércoles Santo, una hermosa túnica morada adornada con hilos de oro y enmarcado de orquídeas –la flor nacional–, que en ocasiones ha superado los diez mil ejemplares.

La talla fue traída al país por Fray González de Acuña y la consagró en 1674 a la antigua Capilla de San Pablo, el Ermitaño –ubicada en los terrenos que actualmente ocupa el Teatro Municipal–. Para el año 1696 una epidemia de viruela azotaba la ciudad, así que la imagen fue sacada en procesión para pedir por los enfermos; cuenta la historia que la talla tropezó con un limonero, de cuyas ramas se desprendieron los frutos y se alojaron en las espinas de la corona, lo cual fue comprendido por los fieles como una señal que motivó a la elaboración de una bebida de limones que se le ofreció a los enfermos, obteniendo rápidamente su curación milagrosa. Por este hecho se la conoce también como El Limonero del Señor.

El Miércoles Santo a las doce del mediodía se inicia en la Basílica las 18 eucaristías hasta las cinco de la tarde, cuando se efectúa la Procesión del Nazareno de San Pablo o Limonero del Señor. Los devotos que asisten para adorar la imagen no sólo provienen de Caracas y zonas aledañas, sino de cualquier rincón de Venezuela e incluso de otros países. Muchos van como observadores embelesados de apreciar la devoción y comunión que se da en tan noble evento de la Fe en el imponente edificio de la Basílica de Santa Teresa –erigida por orden de Antonio Guzmán Blanco como parte de su plan urbanizador para la Caracas de fines del siglo XIX.

 

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