Gustavo Coronel: El ingrediente esencial que la hará falta a Venezuela después de la pesadilla chavista

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Un edificio sin bases no puede mantenerse en pie. Esto es lo que le ha ocurrido a Venezuela.  Las bases de un país civilizado y estable son los buenos ciudadanos activos. Esto es lo que nuestro país no tiene. Un programa nacional de educación ciudadana en valores, que abarque todos los años de primaria y secundaria en todas las escuelas del país será necesario en la Venezuela post chavista, a fin de transformar el gentío venezolano en buenos ciudadanos activos. De los 30 millones de habitantes que tiene el país son pocos los buenos ciudadanos activos que promueven el bienestar de la comunidad. Los más son habitantes dependientes del estado paternalista e inefectivo. Ello ha llevado a Venezuela al foso del atraso en la región latinoamericana. En mi programa de radio de ayer en la Emisora Costa del Sol, Guiria, Estado Sucre, trato este tema. Oírlo en:

Programa de opinión – Gustavo Coronel – jueves 2023-12-28

Aporrea le hace la competencia desleal al Chiguire Bipolar

Tengo por costumbre leer a Aporrea, el vocero del chavismo/madurismo que es tan extremista en su contenido izquierdoso que no habla de “copy right” sino de “copy left” y su editor dice que allí puede escribir cualquiera, siempre y cuando esté en línea con la ideología que ellos representan, pues nadie que piense diferente tiene cabida en sus páginas.

Por ello lo leo con frecuencia, a fin de saber que está pensando ese modesto segmento de la sociedad venezolana, el cual ha creado un mundo ilusorio en el cual existe en Venezuela una revolución popular, que llaman “bolivariana”, lo cual representa un insulto a Bolívar. Este es un segmento que piensa que todo en el país anda maravillosamente bien a pesar del “bloqueo” gringo y que Maduro es un estadista y no un reposero cursi, Alex Saab un diplomático y no un vampiro chupa sangre de los venezolanos, Jorge Rodríguez un psiquiatra y no un caso siquiátrico, Vladimir Padrino López un militar “pundonoroso y patriota” y no un traidor a su profesión y Diosdado Cabello un formador de opinión y no un vulgar matón de burdel.

Debo decir que en APORREA hay algunos colaboradores quienes merecen todo mi respeto porque – aunque muy equivocados en su apreciación de la realidad venezolana, son gente que es claramente honesta tanto intelectualmente como en su vida personal. Han vivido soñando en una revolución socialista que lleve felicidad al país y quieren desesperadamente creer que lo que existe en Venezuela hoy es algo parecido a lo que ellos deseaban, con apenas uno que otro problemita.  A ellos los leo y de vez en cuando les escribo con respeto, difiriendo de sus apreciaciones. No los menciono aquí porque una mención mía sería como el beso de la muerte para ellos, en el seno de esa cofradía “revolucionaria”.

El componente de APORREA que me proporciona más diversión es el que raya en lo humorístico, aunque tenga algunos ingredientes trágicos. Y, en especial, leo con interés a tres colaboradores que representan ese componente humorístico, ya sea por (1), su exuberancia estilística, (2) su comecandelismo anti Maduro y pro Chávez y, (3), su deliciosa incoherencia, que lo hace la versión moderna de Delpino y Lamas. Me refiero a José Sant Roz, Oscar Heck y Miguel Jaimes Niño respectivamente.

José Sant Roz es un profesor universitario de gran talento, quien escribe con alguna frecuencia unas notas extraordinarias sobre su vida en los Andes, llenas de buena prosa y gran sabor nativista pero que también se dispara  unas crónicas de extremo extremismo, si se puede hablar de esa forma, en las cuales la verdad es vapuleada a placer en servicio del odio vehemente que Sant Roz siente por la oposición democrática venezolana y por los Estrados Unidos. En su desdoblamiento entre lo genuinamente intelectual y lo políticamente fantasioso Sant Roz es una especie de Dr. Jekyll y Sr. Hyde porque, cuando se decide a escribir sobre la vida en los Andes, es excepcional pero cuando se lanza a atacar a María Corina o a cualquiera de los miembros de la oposición democrática se convierte en un digno hermano del desbocado escritor Argenis Rodríguez, ya que – en efecto – así lo fue.

El segundo, Oscar Heck, es un divertidísimo mitómano quien dice haber vivido en tantos países y hecho tantas cosas: misionero, asesor de empresas, espía, inventor, etc. que tendría que haber vivido unos 150 años, como estimé en alguna oportunidad leyendo sus crónicas. Heck dice ser canadiense, indígena, judío y ama a Venezuela y haber vivido aquí 50 años, aunque las matemáticas no le cuadran. Amaba al Chávez arbitrario y ladrón y lo ama todavía pero odia a Maduro, impuesto por Chávez, ya que lo considera – con buenas razones – un payaso cruel mientras que ve al Chávez de “exprópiese” como un semi-Dios. Sus crónicas pasaron de ser adoradoras de Chávez a ser virulentas anti-Maduro, lo cual casi me hace leerlo como un poderoso aliado. Hace años que dice estarse muriendo pero ahí está, ojalá que siga teniendo salud. Sus crónicas son hilarantes y hablan de sí mismo como un fuera de serie.  ¿Qué sería de APORREA sin Oscar Heck?

El tercero, Miguel Jaimes Niño dice ser un experto petrolero y sus crónicas son casi siempre sobre ese tema pero no hay nada que yo pueda decir sobre ellas que compare con la realidad de leerlas. Este personaje tiene o tuvo, con gran audacia y desparpajo, un llamado Diplomado Petrolero, el cual he comentado antes, ver: Gustavo Coronel: Una postal de la absurda Venezuela chavista

A juzgar por sus contenidos Miguel debe escribir sus crónicas con una máquina de moler. En su más reciente escrito, ver: Miguel Jaimes Niño: Rescate espiritual en los hidrocarburos

“Es ardua la tarea de Venezuela al rescatar su producción petrolera y gasífera la cual debe resultar extraordinario poder encaminar su industria energética a la inédita fórmula donde sus profesionales activen su conciencia social. Ambas ineludibles la una con la otra, esta ha sido la fórmula que ha marcado la diferencia en algunos países productores. La extracción de hidrocarburos en Venezuela luego de observar como por décadas despilfarraba su bonanza perdida por la falta de conciencia con un inaudito derroche que solapó intereses por cometer decididamente muchos errores. Por ejemplo, la ausencia de una decidida fuerza sindical fue muy débil pues con cada episodio no hubo la suficiente conciencia para decir claramente las cosas que estaban e iban muy mal”. Y por allí sigue, en una demostración rotunda de deliciosa incoherencia.

Leyendo estas crónicas de Miguel Jaimes Niño me debato entre desear que las siga escribiendo para el gran deleite de quienes necesitan reírse en Venezuela, que son muchos, o escribirle al editor de APORREA para pedirle un poco más de selectividad a la hora de aceptar tal atropello contra la sintaxis. Como decía Omar Lares: “Se cansa uno”.

Un almirante cursi es apenas una raya más en un tigre muy rayado

La Fuerza Armada venezolana ha transitado un camino de progresiva degradación desde que el chavismo se apoderó del poder en Venezuela. Como institución se encuentra hoy profundamente prostituida, al servicio de un régimen represivo, corrupto y apoyado financieramente por el narcotráfico, el contrabando de extracción y la explotación ilegal de los recursos minerales del país. En realidad, más que apoyar al régimen, la Fuerza Armada venezolana es hoy EL REGIMEN, ya que controla docenas de agencias del estado, incluyendo a PDVSA, a través de una empresa llamada CAMIMPEG, una vulgar intermediaria entre la Fuerza Armada y los contratistas de la industria petrolera.

Si quedaba alguna duda de la naturaleza servil de este vergonzoso organismo los invito a ver este video:

 

Después de la intervención de Maduro el Almirante Neil Villamizar Sánchez se dispara, ver el minuto 8:41 del video, una arenga cursi, servil y patriotera que revienta el cursilómetro y que comienza con el grito de “Chávez Vive”.

Este espectáculo es la quintaesencia de la demagogia y el patrioterismo arrastrado que caracteriza a la gente que ha tomado por asalto a Venezuela. Por supuesto que la presencia del barco inglés en aguas de Guyana es una torpeza de marca mayor, pero ello pudiera haber sido ridiculizado por el régimen venezolano, sin que tuviese que montar esta zarzuela que multiplica su componente cursi. Esa presencia hubiese podido ser denunciada por Venezuela sin la alharaca ciprianocástrica que observamos en la arenga del militar, dicha con toda una retórica ampulosa y decimonónica.

¿Qué pena ajena me ha dado este Almirante Villamizar. Hasta cuándo tendremos que soportar esta Venezuela de hojalata?

Comidas que siguen siendo pavosas (es decir, traen mala suerte)

En sus crónicas sobre la historia menuda los investigadores mirandinos Jesús María Sánchez y Heyka Olivares nos advierten sobre comidas que eran pavosas en el siglo XX venezolano y que lo siguen siendo. Esta lista ha sido recogida de cronistas como Pedro Luis Zapata y los integrantes del grupo de “El Morrocoy Azul”, periódico humorístico que se publicaba en la década de 1940 en Caracas.  Nos dicen Sánchez y Olivares lo siguiente:

Formas pavosas de la gastronomía criolla

“En la gastronomía criolla se tienen como cosas pavosas, los huevos duros teñidos de morado, las caraotas con pimentón, la ensalada de chayota, las arepas de maíz amarillo, los quinchonchos, los rábanos blancos, el dulce de mamón, los frascos de encurtidos tapados con una tusa, sacar la carne de la sopa para freírla y echarle azúcar a la cerveza negra”.

“Lo pavoso continúa con pelar cambur con cuchillo, comer caraotas con funche, tomar café con leche en el almuerzo (sumamente pavoso en Maracaibo), beber agua de conchas de guácimo y comer guácimo o pepa de mamón asada”.

Mucho cuidado, pues.

Hay otras manifestaciones poderosas de la pava. Aquiles Nazoa nos decía que cuidado con fumar en la oscuridad, o desnudo, bailar viéndose los pies o usar cortinas de lágrimas de San Pedro.

Agregaba la siguiente listica:

El zapatico del niñito menor momificado en cobre (al zapatico, no al niñito), para colocarlo como Pisa papel en el escritorio;

Llamar a las prostitutas «mujeres de la vida»;

Decirles a las visitas cuando se despiden «en esta humilde morada nos tiene a su orden.

Cargar en el bolsillo un frasco de remedio y una cucharilla para

Tomarse la medicina a la hora cuando uno está en la calle;

Las arepas clavadas detrás de la puerta para que no falte el pan

Tener un loro en el cuarto

Tomarse un ojo de toro con el vino

Comer cambur titiaro chupándoselo por el piquito

Tomarle cariño a una gallina (aunque esto ya se ve mejor)

¡Hasta el próximo año con mis mejores deseos!

 

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