Eligio Damas: Las primeras versiones del referendo. Tratando  de interpretarlo ante tanta confusión

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Elvis Amoroso, Rector del CNE, en lo que pudiéramos llamar el primer boletín, habló de 10 millones 500 mil votantes y algo más.

Tomando en cuenta que el tema, el Esequibo, pese su importancia, no ha sido muy internalizado por buena parte de los venezolanos por distintas razones, la cifra de votantes no deja de ser muy significativa. Una de esas razones, pienso yo, se deriva de la deficiente formación escolar y además que, desde siempre, se trata de un debate que aparece sólo de vez en cuando. Para la mayoría de los venezolanos, ese tema pudiera parecer intrascendente y no generar ninguna preocupación. Además, la frontera con Guyana no tiene dinamismo y poco impacta, como la de Colombia en nuestras vidas. Se podría decir que para los venezolanos en su mayoría, el Esequibo, no se siente como la costa toda, la Gran Sabana, los llanos y la sierra andina.

Entonces lo del Esequibo y Guyana, pudiera parecer un conflicto como muy complicado, intelectualizado, que poco altera la sensibilidad del venezolano mayoritario o común. Si en algo han fallado nuestros gobiernos todos, desde el mismo momento que el conflicto se originó, es en su manejo, tanto ante los organismos internacionales competentes como con los venezolanos, a cuya mayoría determinante no se le ha creado conciencia profundamente nacionalista y particularmente ante semejante asunto. Se puede excluir de esa responsabilidad a los creadores de la tercera república, metidos en la conflictividad  que significó la guerra contra España. Quizás por esto mismo, al estallar la reciente crisis, derivada de las nuevas exploraciones de la Exxon y plantearse el referendo, mucha gente “se explicó” el asunto a partir de su estado emocional ante el presidente Maduro y la política doméstica. Por estas razones, el referendo del domingo, no pudo ser, como debió, más exitoso.

A la dura histórica posición abstencionista que se ha impuesto en Venezuela, que afecta ahora en mayor grado a quienes la asumieron en años recientes como política contra el gobierno, se pudo haber  sumado ese desconocimiento que prevalece acerca de la pertinencia del reclamo nuestro por ese territorio, más si los votantes, en su gran mayoría, afectados por tantas calamidades, empezando por el servicio de salud, salarios y pensiones, que para ellos no estuvieron asociados o no formaron parte del debate,  poco interés sintieron por este referendo.

Lo anterior fundamenta, le da un valor a la verdad, en cuanto a la importante magnitud de la cifra de votantes que ha anunciado el CNE, organismo  al cual, quien esto escribe, dadas las características del sistema, le da mucha veracidad.

Por los medios, las  redes sociales, inmediatamente ha comenzado a circular una versión, no sé si espontánea o elaborada en algún laboratorio para que los tuiteros, sobre todo los profesionales, la difundan, según la cual, cada Si o NO, marcado  por el votante, es equivalente a un voto. De modo que, según esa versión, no hubo la cantidad de votantes que anunció Elvis Amoroso, más de 10 millones, sino que ella habría de dividirla entre cinco. De acuerdo con esta singular y hasta infantil versión, el número de votantes habría sido unos dos millones y algo más.

Yo fui votante, voté una sola vez. Firmé sólo un libro de registros, deposité una sola boleta en la caja para esos fines. Marqué en pantalla cinco veces mi respuesta ante cada pregunta, pero voté solo una vez y recibí una sola boleta para depositarla, para los fines posteriores, el escrutinio .

Un asunto sobre el cual se hizo mucho comentario,  fue el relativo a la aparente “soledad” alrededor de las centros de votación, al mismo tiempo que se dice que en las elecciones primarias opositoras, se vio mucha gente en los espacios donde se votaba, lo que pudo obedecer, en este caso, a dos razones, los centros de votación eran pocos y se les destinó a un muy grande número de votantes y, las personas, “pudieron sentirse interesadas” en permanecer en el sitio, aun después de votar por distintas circunstancias, hasta planificadas.

La poca concentración de ahora en los sitios de votación, puede tener una fácil explicación. El procedimiento para ejercer el voto mediante el CNE, permite una velocidad significativa y se hace poco propicio para la acumulación de gente; además, donde voté, no percibí gente interesada que eso sucediese; el votante ejercía su derecho e inmediatamente se retiraba.

Pero además de eso, hay que darle validez al número de centros de votación. El CNE, esta vez, habilitó los mismos puntos o centros de votación como si fuesen unas elecciones presidenciales.

Lo que es digno de destacar, según lo informado hasta ahora por el CNE, es que en promedio, más del 95 % dijo SI, como respuesta  a las 5 preguntas. Lo que permite al lector, sacar las conclusiones que le indiquen su sensatez.

También vale la pena destacar que la abstención rondó los límites o cifras habituales de unas elecciones distintas a la de la presidencia de la República. Según las cifras fue del 46 o 49 %, quizás algo más.

Pero esta cifra, sin duda, estuvo determinada, aparte de lo que ya dije arriba, como el poco valor o significado que la determinante mayoría de los venezolanos, sobre todo los jóvenes, dan o ponen al tema Esequibo, también por atender a quienes llamaron de nuevo a la abstención desde diferentes espacios, unos porque su dirigencia, muy comprometida con los intereses del gobierno de Estados Unidos, le trazaron esa línea y otros, porque interpretaron el referendo como un intento de Maduro para distraer la atención ante el asunto de las primarias y las serias dificultades que padece el venezolano, como que los aguinaldos se han vuelto sal y agua.

Y por último, hay que tomar en cuenta que la cifra histórica del abstencionismo ha rondado el 25 %. De manera que, en verdad, por diferentes motivos, se pudiera asegurar, que dejaron de votar, de quienes pudieran haber estado interesados cerca del 24 %; lo que tampoco quiere decir que, toda esa cifra, corresponda a un universo; pues hubo mucha gente que se abstuvo  por inconformidades determinadas, como ya dije, por las calamidades, que nada les relaciona, con el grupo opositor con vínculos estrechos con EEUU y la Exxon Mobil.

Por ahora, mientras podemos acceder a más detalles, es lo que pudiéramos decir. Aparte debo recordar que lo decidido ayer, no es un respaldo al gobierno del presidente Maduro, sino a  Venezuela y sus autoridades de hoy y del futuro para que sigamos reclamando y con mayor fuerza nuestro territorio y que no volvamos a caer, en la ya vieja usanza de “acordarnos solamente de Santa Bárbara cuando truena”. Pero también es bueno decirles a quienes se opusieron al referendo, que este triunfo o respaldo es de ellos, pues como venezolanos deben estar y lo  están mayoritariamente dispuestos al rescate del Esequibo.

Para concluir, el gobierno debe poner mucho interés en la cifra de votantes. Ella es un componente de partidarios suyos y de muchos que no lo son y viéndole de esta manera, uno puede llegar a muchas conclusiones, como que no hay que dejarse ganar por el triunfalismo, la tendencia al descenso continúa y nada de fortalecer actitudes, gestos y políticas que han venido mermando su respaldo y amistades. Al contrario, ha llegado el momento de hacer pertinentes revisiones y entre tantas, está la de abrirse para el entendimiento con quienes de buena fe discrepan, lo que implica tender la mano, despojarse del sectarismo, de odios infundados y sobre todo, prestarle atención debida al tema salarial, la prestación de servicios, más ahora cuando según distintas fuentes, incluyendo las del gobierno, los ingresos del Estado han venido aumentado con persistencia y  en buena cantidad.

 

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