Ana Jerozolimski: Una visión judía y universal, no solo religiosa, del Shavuot

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El jueves 25/05/2023, comienza la festividad judía de Shavuot, la cual se extiende hasta el atardecer del sábado 27/05/2023. También conocida como “Jag Matán Torá”, que significa la fiesta de la entrega de la Torá, es decir de la base de la ley

Al repasar la lista de fiestas que los judíos celebramos a lo largo del año -que en muchos casos son importantes y significativas no solamente para quienes viven como personas observantes – está claro que el elemento de la FE y la centralidad de Dios, son claves. Pero no son los únicos mensajes.

Simplificando y resumiendo mucho, diríamos por ejemplo que el agradecimiento al Todopoderoso por la salvación de los judíos de la esclavitud en el Egipto de los Faraones es central, pero sin el gigante de Moisés, eso no habría ocurrido. En Purim, que celebra la salvación de los judíos de Persia en los tiempos del rey Asuero, el libro que acompaña la fiesta es el rollo de Esther. D´s no está mencionado ni una vez en ese libro, cuya figura central es una mujer luchadora, inteligente, hoy diríamos quizás feminista. Pero se lo lee en la sinagoga, la casa del Creador.

Y ahora ha llegado Shavuot.  Más allá del hecho que la fiesta tiene también una dimensión agrícola y casi nacional porque destaca el vínculo con la tierra y sus frutos, la sentimos quizás como la festividad más “religiosa” del calendario judío. Para entenderlo basta con recordar que otro de los nombres de Shavuot es “Jag Matán Torá”, la fiesta de la entrega de la Torá.

No soy una persona religiosa, aunque sí muy tradicionalista, amante del legado judío y orgullosa de mi acervo. Y aunque no me cuente entre quienes cumplen los 613 preceptos de la religión judía, me emociona el solo imaginar aquella reunión multitudinaria del pueblo hebreo en la ladera del Monte Sinaí donde, según el relato tradicional, le fueron entregadas las Tablas de la Ley.

Pero mucho más emociona que el pueblo las haya aceptado. Es un compromiso eterno no sólo consigo mismo sino con la humanidad.

Para mí, como judía no religiosa pero muy consciente de los principios del judaísmo, eso es un compromiso con los valores más puros del ser humano.

Y me parece especialmente interesante que justamente la fiesta que celebra la entrega de la Torá, de la ley, de los principios morales más fundamentales de la Humanidad, sea aquella en la que se lee el rollo de Rut.

Rut no era miembro del pueblo hebreo sino de Moab y cuando ella y su suegra Naomí sufrieron la tragedia de enviudar casi al mismo tiempo  y Naomí decide volver a la tierra de Judea, Rut insiste en acompañarla y no dejarla sola. “Adonde vayas, iré. Tu Dios será mi Dios”, le dice.

Rut y Naomí quedaron solas y pobres y así llegaron a Belén en Judea. Por casualidad, según cuenta el Tanaj, Rut trata de juntar frutos en los campos de un hombre pudiente, de posición, y muy respetado, Boaz, que resultó ser pariente de Naomí. Boaz queda impresionado por Rut al enterarse de lo que hizo por su suegra y finalmente contrae matrimonio con ella y de esa unión nace quien será el abuelo del futuro Rey David, rey de Israel.

O sea que el libro que se lee en Shavuot, la fiesta de entrega de la Torá, el máximo símbolo judío, es sobre una mujer que no era originalmente judía pero decidió incorporarse al pueblo de su familia, y que a pesar de su origen humilde, llegó a ser del linaje nada menos que del Rey David.

Es, a mi modo de ver, un mensaje universal de igualdad entre los hombres, de cercanía, de valores compartidos y de la posibilidad de avanzar y llegar a la cúspide a pesar de las dificultades con las que hay que lidiar. Y por supuesto, de un judaísmo liberal, distinto del que a veces se percibe desde afuera como la corriente central.

Yo no me quedo despierta toda la noche previa a Shavuot en el tradicional “Tikun leil Shavuot”, cuyo mensaje es -así lo entiendo yo- que cada uno tiene que prepararse a fondo, pensar bien, si quiere recibir la Torá, si quiere comprometerse. Es que cuando el pueblo se reunió junto al Sinaí, también tuvo que esperar, no fue enseguida. No me quedo despierta ni tampoco rezo. Pero tengo claro cuál es el compromiso judío con los valores centrales de la humanidad, que a través de las Tablas de la Ley fueron legados al mundo todo. De ahí viene el Tikun Olam, el esfuerzo por mejorar el mundo, la solidaridad con el prójimo. En la Torá del Sinaí aparecía en otras palabras. Pero ahí estaba la base, exactamente allí.

 

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