Luis Alonso Hernández: Turismo en Margarita

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Recientemente estuvimos en la isla de Margarita y me asombró la merma del turismo nacional. Los testimonios de artesanos, ostreros, taxistas, vendedores de empanadas y operadores en general, demuestran que el espejismo de una verdadera recuperación económica aún está lejos. Se mantiene el optimismo con una mirada perdida en el horizonte, cuando la gente que lleva el pan a su casa depende de los visitantes y de la disposición que estos tengan de comprar.

Conversando con la gente conocí a Tomasa, una señora que ofrece masajes en Playa el Agua. Se vale de su buen verbo para captar turistas, aunque no a todo el mundo le gusta que lo estén tocando entre la arena y tanto sol. Ella termina contando las dificultades de sus compañeras para cubrir los alimentos básicos y las penurias que viven cuando son madres de familia. Relata que ya las cosas en la isla no son como antes, cuando esas playas estaban repletas de visitantes y la gente se daba uno que otro gustico. Ahora el que hace el sacrificio de ir a Margarita, va con los reales contados y se gasta exclusivamente en lo necesario, razón por la que, a Tomasa y a decenas de masajistas, le han mermado considerablemente los clientes.

Pensábamos que con el turismo ruso que llega a la isla las cosas mejorarían para todos. Pero para los pequeños emprendedores el cuento es otro. Los relatos de quienes viven de lo que puedan vender en la playa coinciden en que los rusos no compran ni agua de coco. Es difícil convencerles de alguna artesanía, que consuman ostras, que lleven collares y pulseras de regalo a sus familiares. Nada. Tomasa cuenta que la mayoría son muy fríos y no dejan que nadie se les acerque, por lo que reza todas las noches a la virgen del Valle para que seamos los nacionales quienes volvamos masivamente a la isla. “El venezolano es otro asunto, es más cálido y siempre está dispuesto a ayudar”.

Bajo este contexto anhelamos todos que la situación país mejore y se reactive e impulse el turismo nacional e internacional tan afectado en los últimos años. Soñamos con que se establezcan negociaciones para que vuelvan a la isla vuelos desde otros países. Por ejemplo, Argentina y Brasil, en el pasado disponían de vuelos directos a la isla de Margarita. También pensamos en alguna oportunidad, que el triunfo de Alberto Fernández permitiría activar la ruta Buenos Aires-Caracas y vuelos privados a Nueva Esparta, pero lamentablemente no fue así.

Muchísima gente depende en Margarita del turismo. Lejos de los grandes hoteles y posadas que funcionan bajo la modalidad “todo incluido”, cientos de padres y madres de familia, así como jóvenes emprendedores, viven de lo que el turista esté dispuesto a gastar. La competencia es fuerte pues muchos se van a disfrutar con la plata medida, en un país que no termina con el virus de la inflación y donde son necesarias políticas que verdaderamente reactiven el motor turístico nacional.

 

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