Guillermo Morillo: Ataques internos

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Pareciera que la izquierda tradicional, tiene como objetivo, producir conflictos internos, dentro de los movimientos populares exitosos. Aquí debe señalarse, que ellos, hasta ahora, no han sido capaces de conquistar la victoria, en ningún país, desde la primera mitad del siglo XX, y sí, ver derrumbada la URSS, la República popular China y Vietnam, como países socialistas. Pero, parecen pretender, dirigir ellos, los nuevos procesos populares exitosos, que han desarrollado fuerzas progresistas, orientados por otros pensamientos, distintos a los suyos. Por lo que, al parecer, tratan de colocar sus; “principios”, como base teórica de esos movimientos.

No hay país, donde haya habido ó haya, un movimiento popular exitoso, que no estén envuelto en ataques internos, y que “autocriticos”, cuyo objetivo no es otro que el ataque destructivo, y hasta el desplazamiento de los gobiernos que dirijan esos procesos. A éstos, se les acusa, siempre, de haber traicionados los principios, de haber llegado a acuerdos con la “burguesía”, de darle la espalda al pueblo y a la base social de esos movimientos.

Colocan, tanto al neoimperio, como a la burguesía, en segundo plano. El objetivo es el gobierno de esos procesos populares. El acento lo ponen: en los acuerdos de esos gobiernos, con la burguesía, pero el problema no es ésta, sino el gobierno conciliador. Al imperialismo lo nombran casi por obligación.

La dedicación principal de esas fuerzas, debía ser la interpretación de las estrategias de ataque del neoimperio y sus socios del Grupo de los seis (G-6). Las oligarquías, que incluye la burguesía, si la hay, son monigotes, que siguen al pie de la letra las instrucciones de los estrategas imperiales, contratados para tal fin. Sus ataques, se dirigen, todo el tiempo, a producir fisuras, en el seno del movimiento. Incluso, emplear las estrategias enemigas para atacar a esos gobiernos, como: corrupción, burocratismo, ineficiencia. Matrices, todas, que se emplearon contra el extinguido “Campo socialista”

Debía llamar la atención la reproducción de este tipo de ataque, en muchos lugares y desde hace mucho tiempo. Pareciera más bien, una estrategia del enemigo, por las características repetitivas descritas. Ésta es una técnica del neoimperio. La infiltración de los movimientos sociales y partidos políticos –acciones encubiertas–, ha sido un accionar del enemigo neoimperial. No solo para obtener información, sino para inducir acciones que perjudiquen a esas organizaciones. Los casos más conocidos, provienen de la Chile de Allende.

Y aquí debe señalarse, que la interpretación del cuerpo teórico revolucionario, está francamente deformado. Parece que llegan al máximo paroxismo, cuando eliminan el concepto de sueldo, y se impone el de; salarios. Convirtieron, por arte de magia, a todos los trabajadores; en asalariados. Aquí entran: gerentes y administradores de alto nivel, profesionales universitarios, al servicio, tanto de las empresas privadas, como del Estado, a empleados públicos, muchísimos en la hipertrofiada administración de los países “arrollados”. Posiblemente también incluyen a los obreros de las industrias básicas, si quedan, porque el imperio obligó a su privatización, al parecer, con la aviesa intención de obsoletizarlas, y venderlas como chatarra. Porque, ciertamente, podrían calificarse de proletarios, pero, si es verdad, que su producción es social, su apropiación –la riqueza que crean– también lo es. No se hable del mismo concepto de burguesía, al parecer, así denominan a todos los ricos, sean cual fueren sus fuentes de riqueza. Con esta concepción no es nada fácil interpretar la lucha de clases. Así mismo, convirtieron un poderosos instrumento científico, en una ideología, y peor aún, en una; conciencia de clase. Así no pertenezcas a una clase, según esto, puedes tener su consciencia. Esto pasa por una interpretación errónea del concepto de ideología.

Ciertamente puede darse lucha ideológica, porque se da en el plano del pensamiento. Existe la ideología, pero es la dominante. Es la del enemigo. Lo que queda, es combatirla, a élla, describirla, señalarla, pero no pensar que se puede sustituir por otra. Sencilla y llanamente, no existe base económica, sobre la que se erija una nueva superestructura político-ideológica. Todo esto es diferente a la consciencia de clase. Ésta es una relación social, pero no es necesariamente transformadora de la sociedad, por ejempló, el campesinado en Marx. Ellos lo que aspiran es a la propiedad del suelo, no el liberar otras clases. El proletariado tampoco, simplemente, en su lucha, al liberarse, por carecer de propiedad de Medios de producción, libera a las demás clases, que pueden estar presentes en una Formación social. Y ni se hable la de la burguesía, como clase.

Hay suficientes razones para exponer lo escrito hasta aquí. Sucedió en la Cuba revolucionaria, contra el Comandante Fidel. Caso Aníbal Escalante. Pasó en Portugal, con la Revolución de los claveles. Le sucedió a la Chile de Allende y a la Nicaragua sandinista, crearon la UNO (Unión nacional opositora). El colmo de ésto, fue el derribamiento de Maurice Bishop, y su posterior asesinato, en Grenade.

Puede concebirse, que esto tiene características, de estrategia de agresión imperial. Pues como se señaló líneas arriba, se ha repetido en varias oportunidades y lugares.

Si es así, es muy doloroso, responder a los ataques de esa izquierda que aspira dirigir el proceso revolucionario venezolano y conspira contra él, pues se le está haciendo el juego al enemigo.

Los que están practicando este tipo de acción, ó saben, ó entienden lo que aquí se escribe, debían mirar hacia atrás, dar cuenta de lo que ha ocurrido.

 

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