Yogui Shankara: Los cuentos contienen sabiduría

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Un hombre en el campo supo que su vecino tenía un pozo de agua. Así que decidió cavar uno también. Cavó 3 metros de profundidad y no consiguió agua. Repitió la excavación de 3 metros en otro lugar de su terreno y tampoco consiguió agua. Así hizo 10 hoyos de 3 metros de profundidad y no consiguió agua.

En vista de eso fue donde su vecino y le preguntó cómo había hecho para conseguir agua. El vecino le contesto: Hice una sola excavación hasta que conseguí agua a los 5 metros de profundidad.

Gracias al envío, de un excelente amigo y consecuente discípulo de Yoga, dispongo de este cuento que ilustra esa característica propia de personas que emprenden, con entusiasmo, la búsqueda de algo y desisten antes de haber acometido el esfuerzo que constituye la clave que les permitiría lograr su cometido.

Ese cuento me recuerda un cuento diferente que guarda con éste cierta parentela y es el siguiente: En un pueblo varias personas decidieron invitar por escrito a un maestro que estimaban apto para guiarlos hacia el despertar de la Conciencia Divina.

El maestro respondió diciendo que lo encontrarían en determinado lugar, pero no precisó el tiempo exacto en el cual llegaría al sitio predeterminado.

Ante esa promesa del maestro muchos se congregaron en el lugar a recibirlo en el tiempo que calcularon que ocurriría su llegada, pero el maestro no llegó, lo cual sucedió varias veces, y en cada oportunidad en la que se producía la expectativa de la posible llegada del maestro, acudían cada vez un número menor de las personas originalmente interesadas.

Sólo una persona se mantuvo consecuente asistiendo al lugar esperando al maestro, un día cuando estaba distraído escuchó una voz que lo llamaba por su nombre, era el maestro a quien le  preguntó por qué en el momento de su llegada no estaban presentes todas las personas que lo habían invitado, entonces el maestro le dijo, lo que pasa es que los demás son unos buscadores pero tú en cambio eres un  hallador.

Hay personas muy interesadas en la vida del Espíritu, pero consumen años importantes de su vida  comportándose como unos verdaderos *buscadores profesionales* recurriendo a diferentes maestros como una forma de cavar en diferentes lugares en busca del agua del conocimiento de su verdadero ser.

Es muy propio de quienes se han establecido definitivamente en la búsqueda, acudir solícitos ante cualquier oferta de enseñanza espiritual para experimentar con una enseñanza diferente, lo cual los aparta de la posibilidad de realizarse como halladores, cavando cuanto sea necesario en un sólo sitio.

Cabe la posibilidad de que a uno de esos insistentes buscadores, su primer maestro le haya transmitido en la iniciación el poderoso torrente de mágicos conocimientos provenientes de un linaje sagrado, pero su afán de búsqueda solo le permitió hacer un poco profundo amago de excavación en el terreno que había recibido, cuando lo único que debía hacer era seguir cavando en ese mismo sitio para que, de pronto, manara como el agua, la ansiada luz de su ingénita divinidad, sin perder décadas de vida buscando la llave que le dieron para abrir la puerta de aquello que se empeñan en seguir buscando.

Pero aquellas personas vocacionales de la búsqueda dicen: este no es un maestro perfecto, voy a buscar un mejor maestro, olvidando que la iluminación no siempre ocurre  como  consecuencia  de la enseñanza ni el egregor que pueda emitir la presencia de un maestro, más bien es algo que generan por sí mismos y en sí mismos los persistentes discípulos, tanto es así que uno de los más grandes maestros del siglo XX, Sri Ramana Maharshi no necesitó tener maestro, para ser poseedor y expositor de la ulterrima Verdad que hace posible el conocimiento del Advaita Vedanta expuesto en el Viveka-Suda-Mani (La Joya Suprema del Discernimiento) donde Shankara establece una filosofía de lo religioso fundamentada desde el principio al fin en el ejercicio de la inteligencia.

Las personas abocadas a la buscadera no tienen tiempo ni capacidad para aprender lo que se les enseña, son útiles para otros pero se benefician poco a sí mismas, y a pesar del dinero y las décadas perdidas estan siempre en el mismo nivel de cuando empezaron.

Esa es la historia de personas espirituales que abandonan la espera que les permita el abordaje que los conduzca hacia la realización de su deseo o simplemente desisten de continuar profundizando al nivel necesario para obtener aquello que buscan.

Algunos buscan un maestro que le suministre la gasolina y les maneje el carro de su propia vida espiritual, esperando además llegar a obtener la meta suprema,

de ser eso posible considero que las personas que consigan semejantes bendiciones, tendrán la oportunidad de comprobar en la meditación que somos parte del funcionamiento de la totalidad, que no somos hacedores de nada y que es solo por la gracias que puede ocurrir en nosotros el despertar de la conciencia, lo cual es parte del entendimiento que hace posible en nosotros la práctica Jnana Yoga que es el yoga del conocimiento  supremo magistralmente expuesto en la milenaria enseñanza del Advaita Vedanta.

Shankara

Dr. Blas Antonio García Núñez

+58 212-7617048

+58 414-3082497

yogablas@gmail.com

 

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