Hasta el FMI destaca la importancia de las prestaciones sociales

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Hablar de que el trabajo afronta una revolución por las nuevas tecnologías suena repetitivo. Hoy la disrupción y los posibles cambios en las tareas miran a la inteligencia artificial, como vienen girando en torno a la robotización en los últimos años y hace décadas a la computación. Más allá de las ganancias en productividad derivadas de estos saltos tecnológicos, uno de los eternos temores es la pobre distribución de esas mejoras y su efecto negativo en el empleo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de publicar un estudio que ahonda en esta cuestión y en qué políticas adoptar para mitigar el golpe. Y lo hace con perspectiva, respecto a un periodo previo y con resultados consolidados. Su conclusión principal es que las zonas más robotizadas redujeron la ocupación y las retribuciones, especialmente de los trabajadores menos cualificados, y que la prestación por desempleo es clave para evitar efectos indeseados.

El FMI destaca la importancia de las prestaciones sociales para mitigar los efectos adversos de la robotización.

El estudio Fortaleciendo la protección social para abrir camino a la innovación tecnológica: evidencia de los Estados Unidos analiza el impacto de la automatización en el mercado laboral de este país entre los años 2000 al 2007. El estudio encuentra que las áreas con una mayor adopción de robots redujeron el empleo y los salarios, especialmente para los trabajadores sin título universitario, indica en el análisis su autora, Fernanda Brollo, economista del FMI.

Defiende que la innovación tecnológica es un catalizador crucial para el crecimiento económico y sirve para mejorar los niveles de vida. Sin embargo, continúa, los beneficios del progreso tecnológico pueden no distribuirse de manera uniforme, pudiendo empeorar la desigualdad de ingresos. Es un fenómeno que se observa desde hace años, con una brecha cada vez mayor entre la retribución de los directivos y la de los trabajadores. El rápido avance de la automatización plantea preocupaciones sobre su impacto en los mercados laborales, ya que la automatización ha desplazado a trabajadores en tareas rutinarias, contribuyendo a salarios promedio más bajos y aumentando la polarización en salarios y empleo. Según los datos recogidos por Brollo, un robot adicional por cada mil trabajadores reduce la proporción de empleo de la zona en 0,6 puntos porcentuales y los salarios promedio en 0,8.

Políticas públicas para mitigar el golpe

La economista indica que los programas de protección social pueden mitigar estos efectos adversos, pero a la vez reconoce que la evidencia empírica sobre su efectividad para abordar los desafíos de la innovación sigue siendo limitada. Ante esa pregunta con escasas respuestas, su estudio indica que las prestaciones por desempleo alivian dos tercios de los efectos negativos en los salarios de la adopción de robots. También resalta que la exposición a robots tiene efecto a largo plazo en las tasas de pobreza y que estos se eliminan en áreas con una mayor generosidad en la asistencia social.

Un seguro de desempleo más generoso da a los trabajadores desplazados tiempo para encontrar un empleo que se ajuste mejor a su conjunto de habilidades, contribuyendo a una asignación laboral más eficiente, especialmente para trabajadores sin título universitario, destaca Brollo.

La economista del FMI recoge la tesis de los economistas Daron Acemoglu y Pascual Restrepo, que llevan años advirtiendo de los efectos adversos de la automatización para los trabajadores, problemas que degradan la posición de estos empleados desde los años 80. Hay que ejercer un control democrático en la dirección de la tecnología, dijo recientemente a este periódico Acemoglu, autor del popular libro Por qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza (Deusto, 2012).

Nuevas habilidades

Además de sus efectos en los mercados laborales, indica la economista del FMI, la robotización también podría contribuir a aumentar la pobreza, especialmente para los trabajadores en la parte inferior de la distribución salarial. Estos trabajadores tienen un mayor riesgo de caer en la pobreza porque les resulta más difícil encontrar nuevos empleos con un salario similar. Su investigación revela que un robot adicional por cada mil trabajadores aumentó la tasa de pobreza en 0,3 puntos porcentuales.

Brollo subraya la importancia de que las prestaciones por desempleo se adapten al cambiante mercado laboral, con un protagonismo cada vez mayor de las plataformas, el trabajo en remoto y los modelos híbridos: Las reglas de elegibilidad deberían ser más flexible, con una cobertura adecuada y generosidad en los beneficios, incluyendo también a trabajadores por cuenta propia y con contratos de empleo no estándar. También resalta la necesidad de que las políticas activas de empleo fomenten el desarrollo de nuevas habilidades y la búsqueda de otro empleo. Deben cambiar el enfoque de la mera asistencia en la búsqueda de empleo al desarrollo del capital humano. La protección social es crucial para ayudar a las personas a navegar por los impactos de los avances tecnológicos en los mercados laborales, finaliza.

El País de España

 

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