Neuro Villalobos: El nuevo rol de la educación superior (2)

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El hombre no llega a ser hombre más que por la educación. No es más que lo que la educación hace de él. Immanuel Kant.

El estudio profundo de los escenarios modernos debe estimular la conformación de alianzas que faciliten el diseño de respuestas regionales y nacionales para enfrentar las complicadas relaciones de este siglo. En la conferencia mundial sobre educación superior organizada por la UNESCO en el mes de octubre del año 1998, hace ya un cuarto de siglo, que también ha perdido el país, se llegó a conclusiones acerca de las exigencias del mundo del trabajo a dichas instituciones que obligaban a su transformación.

Podemos resumirlas así:

1.- Continuar considerando el acceso equitativo según los antecedentes sociobiográficos como una cuestión clave.

2.- Diversificarse estructuralmente y, por consiguiente, respecto a las condiciones de estudio y a los cursos impartidos.

3.- Dedicar más atención a las competencias genéricas, a las capacidades sociales y al desarrollo de la personalidad,

4.- Modificar su función, sobre todo en su paso a una sociedad de aprendizaje durante toda la vida.

5.- Preparar a los estudiantes para la creciente mundialización e internacionalización económica y social.

6.- Servir a los estudiantes a través de una variedad creciente de medios más allá de la enseñanza y el aprendizaje en el aula, por ejemplo, mediante la comunicación fuera del aula, el asesoramiento, la oferta de diversas formas de experiencias de trabajo y de vida, o el apoyo en la búsqueda de empleo.

7.- Establecer modos regulares de comunicación entre la educación superior y el mundo del trabajo.

Si bien estas son conclusiones generales, es un indicador de que hay que trabajar muy duro para superar las barreras existentes y encontrar soluciones favorables, tomando en cuenta las condiciones específicas y culturales de cada país para la propuesta y adopción de medidas concretas.

El desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación conlleva a una redefinición completa y cabal de la misión de la Universidad para dar respuesta a la interrogante: Cuál debe ser el papel a desempeñar por la universidad en este mundo competitivo? Los roles institucionales individuales de profesores y estudiantes cambia totalmente, tal como dice George Blanc : “De hoy en adelante el estudiante aprenderá más y más por si mismo, mediante procesos de intercambio a través de las redes. El profesor ya no transmitirá un conocimiento previamente estructurado, sino que enseñará a los estudiantes a pensar y organizar caminos individuales de aprendizaje. El papel de la universidad sería el de facilitar estos procesos, al permitir el acceso a la información y al autoaprendizaje, pero también se encargará de certificar la capacitación y la investigación.”

La UNESCO preocupada también por estos aspectos y su incidencia en el proceso de enseñanza-aprendizaje, prescribe que “las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están introduciendo una revolución en la enseñanza abierta y a distancia y deberían permitirle  salir de los debates iniciados y del escepticismo de los pedagogos para transformarla en industria mundial. Los conceptos de “colaboración” y “enseñanza asincrónica” deberían comenzar a imponerse, más que por razones puramente pedagógicas porque son el reflejo de las necesidades de la  evolución de la sociedad. Este cambio lleva en sí el germen de una verdadera revolución pedagógica en la cual las estructuras tradicionalmente inmóviles de espacio-tiempo-jerarquía habrán de explotar”

Existe una percepción creciente del aumento del desequilibrio entre ciertas esferas de estudio y la demanda de graduados con ciertos perfiles que llevan a empleos considerados inapropiados para la mayoría de ellos, a mayores costos de inducción y actualización de los egresados por parte de las empresas y a una categoría de “desempleo ilustrado” que empieza a preocupar no solo a los países menos desarrollados sino también a los desarrollados.

Se observa igualmente un desfase entre las funciones científicas y tecnológicas que llevan a cabo las instituciones de educación superior y el mundo productivo. Ese desbalance se percibe en las actividades de investigación llevadas a cabo por las universidades con muy escasa participación del sector empresarial, así como el retardo en producir resultados por parte de aquellas. Igualmente, el uso de tecnologías de punta por parte de las empresas, deja rezagada la formación en aulas y laboratorios de las universidades, debido fundamentalmente a razones de escasez presupuestaria y financiera.

nevillarin@gmail.com

 

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