José María Aristimuño P.: El mesianismo político

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Interesante, ya prácticamente se va el primer cuarto de siglo del siglo XXI.

Los medios sociales son hoy la vedette, nos invaden de mensajes de toda naturaleza, además de la mal llamada inteligencia artificial. A pesar de que parezca lo contrario, la excesiva claridad es la verdadera penumbra, pues no logras ver más allá de tus narices.

¿Qué es la oscuridad? La incertidumbre.

¿Quién resuelve? En términos religiosos, el mesías. El ungido lleva el mensaje de salvación, el religioso. Como no termina de llegar lo divino, las masas asumen entonces al mesías terrenal que rompe los paradigmas de la política tradicional, democracia, dictaduras y tantas interpretaciones. Son los casos recientes de Bukele, Milei, Bolsonaro, Netanyahu, Trump y Putin. Podría afirmar que se creen enviados de Dios a su manera.

¿Qué deben tener? Carisma y liderazgo fuerte.

Trabajan la esperanza de la caja de Pandora. Lo último que se pierde, de manera magistral, es alcanzar la felicidad basada en promesas y más promesas, más allá del populismo. La receta contiene sacralidad, pues está conectada con «mashiaj», ‘el salvador’.

El liberador redime. Son la fuente de inspiración ciega, casi sin defectos. Todo se justifica.

Vienen a cumplir una misión: renovar la sociedad sobre un tiempo predestinado. La redención es ya, no puede esperar. No es nada difícil de entender.

Hace casi cuatro siglos, John Milton lo explicó en su poemario de 12 libros épicos bíblico-religiosos, El paraíso perdido.

El mensaje esperanzador que se esconde tras la pérdida del edén

El cielo y el infierno son el marco referencial. Conducen para sus propios fines la insatisfacción y la desesperación del colectivo. Señalan el abismo, y aquí estoy yo para salvarte.

Retienen el libre albedrío de la masa bajo su supuesta omnipotencia.

El mesianismo toma de Dios la venganza para hacer la justicia de la Biblia en el Antiguo Testamento. Peligroso, pues disminuye la capacidad del hombre por sí mismo y sus derechos ya enarbolados en la Revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad.

Es interesante cómo se apropian de la derecha en sus enunciados, pero los postulados son de izquierda. ¿Quién entiende?

Los medios sociales juegan a la caída del hombre

¿Cómo resolverlo? Su alimento es la frecuencia de su nombre cada hora, y los mensajeros de los medios le hacen un gran favor. No se dan cuenta de que elevan y separan el yo.

Los mesiánicos entran en pánico si el silencio llega; el olvido, en días. Y qué difícil es recuperarse. Lo que fui no es suficiente en un mundo ingrato. La dinámica arrastra con todo, queda el recuerdo, malo o bueno.

La herramienta es clara, teología política. Transfiere la narrativa de manera subliminal; no interesa la religión como tal, sino el argumento de la creencia en el salvador: el mesías llegó para no equivocarse.

 

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