Julio César Hernández: Febrero un mes para recordar a CAP

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Desde el año 1992, el mes de febrero de cada año, sirve políticamente para hacer un balance sobre los efectos que en nuestras vidas produjo el alzamiento militar de aquella época y que significó de otra parte un quiebre casi que definitivo de las prácticas y valores del sistema democrático en las aspiraciones por elegir libremente nuestros gobernantes nacionales, sino también para tener una mejor calidad de vida, aunque existan sectores de la población venezolana, que han encontrado conformidad o satisfacción con la gestión del actual Gobierno, y de otros que se muestran inconformes e insatisfechos ante las ejecutorias del mismo, lo que ha hecho que el país político haya acentuado la polarización política e ideológica respecto de la manera de valorar las cosas. Sin embargo, en ese balance socio-político e histórico, que se sucede con el paso de los años, viene presentando un crecimiento y expansión el pensamiento del expresidente Carlos Andrés Pérez.

En efecto, él en vida y de manera premonitoria declaraba sobre el curso que iban a tomar los hechos políticos y electorales en el país, con la aparición violenta de este grupo de militares sediciosos y felones a la Constitución de 1961, que montados también en la tabla del populismo y de las ideologías extremas, hicieron ofertas democráticas engañosas, para luego en funciones de gobierno, arruinar lentamente el aparato productivo nacional, cercenar la propiedad privada y el sistema de derechos y libertades, en connivencia con sectores de la rancia oligarquía caraqueña, llamada también de los notables, a la cual después devoró el régimen dominante. Con el paso de los años, se puede observar en nuestra Sociedad, como fechas como el 4 de febrero, cada vez son más raquíticas, flacas o paquidérmicas, que despiertan rechazo en la población.

En febrero de cada año, mientras estén los actuales gobernantes, deberían las organizaciones verdaderamente democráticas del país, ya que algunas lo son, de los dientes para afuera, revisar la actuación de los golpistas del 92, en estos últimos 32 años, para hacer el respectivo balance de cada período fiscal, sobre si en el país hay paz en el espíritu de sus ciudadanos, si las familias están reunidas y si los jóvenes han encontrado oportunidades para ejercer sus profesiones luego de obtenidos sus títulos universitarios o si los oficios que desempeñan son bien pagos, o si los pensionados o jubilados reciben verdaderas pensiones, o si la libertad de información y opinión son cada vez mayores, en fin calificar si el pueblo es feliz. Ante todas esas interrogantes de fácil absolución, vemos con satisfacción como las conspiraciones e intrigas que se tejieron en contra del Presidente Carlos Andrés Pérez, se develaron, se aclararon las verdaderas intenciones de los protagonistas del 04 de febrero que no era otra que perpetuarse en el poder.

En febrero de cada año, la obra y pensamiento de Carlos Andrés, gana por enorme distancia a quienes, en febrero de 1992, amparados en el uso irracional de las armas, se inventaron una narrativa anti vida absorbidos por doctrinas totalitarias, para tomar el poder por esa vía y ahora mantenerlo de manera poco democrática, sin dar muestras de civilidad para salir de esta espantosa crisis, como sí lo hizo el señor Presidente Carlos Andrés Pérez, al retirarse honrosamente del ejercicio del poder, con la altura que le caracterizaba. Por supuesto que el expresidente cometió errores durante su desempeño, entre ellos, no informar a la población sobre las medidas económicas a tomar, ante la falta de reservas económicas internacionales, no tener prudencia política al momento de tomarlas, no dar credibilidad a los informes de inteligencia militar que le advertían de un intento de golpe y por sobre todo haber confiado en un aparato de justicia, ya prejuiciado en su contra.

Por supuesto que, al Presidente Pérez, le cobraron facturas por su paso en el Ministerio de Relaciones Interiores, durante el gobierno de Rómulo Betancourt, donde tuvo que enfrentar al movimiento guerrillero comunista, apéndice en el país del cubano Fidel Castro, para estabilizar el sistema democrático, basado en el voto libre, universal, directo y secreto, que ellos siempre han adversado, para procurar otro modelo de supuesta democracia basada en un voto controlado, que sea el resultado o no, de procesos de intimidación, como ocurre en la actualidad; sin embargo, los neo golpistas de 1992, no contaban con que la experiencia de Carlos Andrés en el Porteñazo, le iba a servir ahora en esta difícil situación para siempre hacer una jugada delante de aquellos, como fue escabullírseles, para ir hasta un canal de televisión nacional, para conminar a los alzados en armas a rendirse, como en efecto lo hicieron, en especial el cabecilla de la asonada.

Por todo lo dicho, recordar en el mes de febrero de cada año a Carlos Andrés, es una advertencia contra líderes autoritarios, que se disfrazan de demócratas, para conquistar el poder, autócratas que saben calcular muy bien, las deficiencias de la Democracia, de la cual se sirven inescrupulosamente, ofreciendo villas y castillos, y respecto de los cuales, la Democracia debe tener los remedios, para confrontarlos constitucional y políticamente, pues es indudable que, frente a los autoritarismos, ésta no se puede mostrar blanda o débil, pues en los tiempos que corren, el antagonismo político va más allá, del debate de ideas, y ahora se usan otros recursos, como la legislación, los organismos de seguridad ciudadana o cualquiera de los poderes, lo que obliga sin duda a los demócratas a tomar previsiones para ordenar estas disfunciones institucionales agravadas, que no pudieron en su tiempo, contener la real obra y pensamiento del demócrata Carlos Andrés Pérez, a pesar de empuñarse contra aquel sistema político, la sinrazón de las armas.

 

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