Título de una hermosa obra literaria del poeta ecuatoriano César Dávila Andrade, aplicable a cualquier país del mundo subdesarrollado o en vías de desarrollo como ahora se presentan, pero aplicable dolorosamente y especialmente a nuestra maltratada Venezuela, en medio de un estruendoso fracaso por parte de quienes la han dirigido en estos últimos 24 años y que han condenado al hambre y miseria a la inmensa mayoría de venezolanos, que devengan salarios atentatorios contra la dignidad humana, un aparato productivo, prácticamente abandonado y en ruinas y una migración masiva de más de 7 millones de venezolanos, regados por todo el mundo en busca de mejores condiciones de vida.
Un cuadro verdaderamente desastroso que nos llama a la conciencia , al compromiso y a la responsabilidad que como ciudadanos nos corresponde y obliga a participar y contribuir de manera responsable a luchar por la conquista de una real y verdadera democracia social que eleve nuestra condición humana, que exalte nuestro gentilicio y nos permita rescatar el orgullo de ser venezolanos.
A esa inmensa mayoría de venezolanos defraudados, desesperanzados y estafados en su buena fe por el actual régimen , que luchan por su sobrevivencia , se le suman igualmente los niños abandonados, los desamparados, los olvidados y sin futuro , los sin familia y sin patria, que igualmente tendrán mucho que reclamar y decir.
Solamente un verdadero cambio político en la conducción del país, con la participación y organización de todas las fuerzas sociales y políticas que aspiran ese cambio, harán realidad el reencuentro familiar, la recuperación y reimpulso de nuestra economía, el rescate de la institucionalidad y colocar a Venezuela en la ruta del bienestar y progreso.
