Caracas no es una ciudad transitable y recorrer sus aceras es sinónimo de inseguridad

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Los principales obstáculos en las calles y aceras de Caracas son quioscos, casetas telefónicas, bancos, luminarias; todos dispuestos en las áreas de tránsito peatonal. Además, las aceras y calles para andar a pie presentan desniveles, huecos, protuberancias, tapas dañadas, residuos, vehículos, raíces de árboles y vendedores ambulantes, expone Ciudad Laboratorio

Los transeúntes en Caracas se movilizan en condiciones adversas, pues los desplazamientos peatonales no son cómodos, ni seguros y a veces tienen muchos obstáculos que entorpecen la libre circulación por las aceras, avenidas y bulevares. Lo afirma el informe «100 casos de estudio: Caracterización de los espacios públicos de Caracas desde la perspectiva y necesidades de los peatones», a cargo de José Carvajal, director de la ONG Ciudad Laboratorio.

El boletín expone la situación de los espacios públicos de la capital para el año 2019 y detalla los principales deterioros en ellos. En ese momento, se hablaba de áreas reconquistadas para los peatones, como el casco de Caracas o el bulevar de Sabana Grande, que se usaban «discrecionalmente» como espacios de circulación de vehículos (especialmente motocicletas) y estacionamiento para funcionarios, policías y hasta particulares. Pero pese al intento de las autoridades de hacer «una ciudad caminable», ese panorama se mantiene.

En el municipio Libertador, concretamente en toda la avenida Urdaneta, durante la primera quincena de julio, con cincel y martillo neumático, cuadrillas de trabajadores comenzaron a romper las aceras ubicadas en medio de esa vía. Dejaron un espacio a ras del suelo para que las personas no tengan que subir esa escalinata tan alta en pleno cruce de calle.

A una semana de haberse terminado esas obras, las opiniones sobre esos cambios han sido medianamente favorables. Sobre todo porque aún falta mucho por hacer, pues la ciudad cuenta con 21% de rampas peatonales de las que teóricamente deberían estar en los cruces.

Carolina Chanteur, quien camina regularmente por esa zona de la urbe, dice a TalCual que el cambio «está muy bien porque uno cruza más cómodamente, aunque ya las motos están usando esas aberturas a media calle para dar vueltas donde no deben. Vi que ocurrió en el paso del puente Fuerzas Armadas (…). Yo sí pienso que la idea es buena, pero se podría aprovechar mejor».

Y es que transitar por Sabana Grande, el centro de la ciudad y otras aceras caraqueñas no significa seguridad, sino más bien encender las alarmas para estar atentos de dónde puede salir una moto —en cualquier sentido— para no ser víctima de un accidente, pese a que estas vías son de uso exclusivo para caminantes y más aún cuando —en los últimos tiempos— los viajes a pie se han incrementado por el deterioro del Metro de Caracas y del parque automotor.

María Estela Mangia, urbanista de la Universidad Simón Bolívar (USB), considera que «lo que están haciendo en Libertador indica que ya se está tomando en cuenta el sistema peatonal como un componente importante del sistema de movilidad urbana». Sin embargo, no puede ser una única iniciativa, de forma aislada, sino que tiene que formar parte de un plan o diseño cuyo fin sea promover la movilidad en Caracas.

«Me parece una iniciativa interesante lo que están haciendo en la avenida Urdaneta, que además es una avenida sumamente transitada desde el punto de vista peatonal. Es lo que están haciendo en Medellín, donde también en vez de talar los árboles porque están dañando las aceras, están ajustando las aceras». Aún hay muchos más problemas en lo concerniente a este tema. Por ejemplo, el uso de los retiros de frente como estacionamiento para clientes que van a locales comerciales ubicados mayormente en la planta baja de los edificios también hace que el peatón tenga que lanzarse a la calzada para poder seguir su camino. En La Candelaria y en Las Mercedes es común, afirma Mangia.

Según recoge Ciudad Laboratorio, los principales obstáculos en las calles y aceras son quioscos, casetas telefónicas, bancos, luminarias; todos dispuestos en las áreas de tránsito peatonal. Además, las aceras y calles para andar a pie presentan desniveles, huecos, protuberancias, tapas dañadas, residuos, vehículos, raíces de árboles y vendedores ambulantes.

«En promedio, 64% del mobiliario urbano está mal ubicado, reduciendo considerablemente el espacio para los desplazamientos peatonales o cortándose en seco, obligando a los transeúntes a abandonar la acera», afirma el informe de la organización.

Pero eso no es lo único. En el estudio también se detecta que hay una fuerte discontinuidad en la materialidad de las aceras, pues siendo angostas, están cargadas de tapas metálicas (sólidas y de rejillas), que dan acceso a las redes de servicios. Estas superficies metálicas están ocupando, en promedio, alrededor de 30% del pavimento de las aceras. Apenas 34%, un tercio del pavimento observado, califica como «apropiado».

Más de la mitad de las luminarias, señales de tránsito y papeleras están mal ubicadas, porque suelen distanciarse en exceso del borde de la acera, y con exasperante frecuencia están instaladas en medio de esta. Esto podría producir caídas, contusiones, fracturas, laceraciones, amén de un tránsito incómodo.

En total, Ciudad Laboratorio registró 49.779 obstáculos, discriminados en 20.544 leves, 15.137 medios y 14.098 fuertes. Podría asumirse que los leves forman parte de un «estándar manejable» por el peatón.

Aceras de Caracas 1

Saltándose las normas

En Caracas, las medidas de las aceras incumplen lo recomendado. La anchura mínima debería ser mínimo de 120 cm de ancho y máximo 150 cm. Su altura debería ser 210 cm.

«En el caso de las Mercedes tienes básicamente todas las aceras muy elevadas por las inundaciones, pero no han podido resolver el tema del drenaje y entonces para que no entre el agua a los comercios levantan muchísimo esas aceras. En La Candelaria pasa igual. Fundamentalmente es para que no se estacionen los carros o motos encima de las aceras pero igualito al final terminan haciéndolo», explica la urbanista Mangia.

Para solucionar esto, según la especialista, primeramente debe hacerse un mapeo en la ciudad para determinar cuáles serían las áreas con prioridad para los peatones. Luego hay que realizar un recorrido por esos sectores para identificar cuáles son los problemas principales y hacer las intervenciones correspondientes.

Pensar Caracas desde este potencial, allí presente, el de una ciudad de escala humana interesante, ameritaría simplemente tener esa visión compartida y trabajar en proyectos a corto, mediano y largo plazo. Combinando la conquista de espacios peatonales con servicios de transporte público de calidad y bien conectados como sistema, en lo que obviamente se incluye la movilidad en bicicleta.

Luna Perdomo y María de los Ángeles Graterol – TalCual

 

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