Ezequiel Querales Viloria: La odisea de ser venezolanos

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No hace falta ser un erudito para saber de qué color es el sufrimiento de los venezolanos. Solo basta observar la suma de calamidades que le acechan, que marcan sus pasos, dentro o fuera del territorio nacional, para darse cuenta del color de su tamaña desgracia.

Pareciera que desde que impera la cruel dictadura cubano militarista en Venezuela, el sufrimiento fuera nuestro denominador común, lo que de facto, convierte el hecho de ser venezolano, en toda una odisea.

Por ahora no abordaremos el tema de los salarios de hambre, del precario estado de los servicios básicos, del abandono de los hospitales y de la salud, del desprecio y desmoronamiento de la educación y la cultura, de la sarta de corruptelas y trama de complicidades urdidas en las altas esferas del poder para no tocar a los verdaderos culpables del desfalco nacional. Nada de eso. Fijaremos el foco en las últimas estadísticas recopiladas a duras penas, por algunas organizaciones no gubernamentales (ONG,s), que sobreviven a los embates del régimen. De paso, sobre el drama migratorio que circula en los portales de noticias y nos llegan por las redes sociales. Así como de las peripecias de quedarse en el país, o aventurarse a un sufrimiento seguro, en otras latitudes del mundo.

En broma, pero muy serio, el ameno portal de noticias “Arepita”, da cuenta que “104 agresiones (26%), a los venezolanos de a pié que sobreviven en esta tierra de gracia, fueron realizadas por personas o agrupaciones compinches del Estado o periodistas y afiliados al Psuv. Otros 102 ataques llevaron la firma de funcionarios y dirigentes del gobierno, mientras que los medios de comunicación chavistas y sus respectivas cuentas en redes sociales fueron responsables de 90 ataques” (…).

En estos tiempos de dictadura que ya acumulan 23 años de miserias, al parecer, se nos impone una solapada odisea, para ser auténticos venezolanos hasta en nuestro propio país. Como el hecho de apelar a osadas temeridades a fin de resguardar lo que nos queda de libertad y dignidad, no caer en la politiquería reinante, ni hundirnos en el mar de mafias y corruptelas que extienden sus largos y terribles tentáculos, por toda la geografía nacional.

Es evidente, que quienes optamos por permanecer en el país, casi que estamos obligados , a seguir el juego a las engañosas burbujas económicas y señuelos del hambre salarial, conformarnos con el humillante reparto de bonos, acatar las negociaciones populistas de los enchufados, y enrolarnos al difuso carnaval electoral, para evitar ser señalados y no exponernos a ser pisoteados.

Sigue siendo desolador, el desamparo de una buena parte de los 7.350.000 valientes migrantes venezolanos. (Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes R4V), repartidos por el mundo. Pues no solo deben enfrentar el desprecio, la xenofobia, el asedio de toda clase de traficantes, sino que por carecer de documentos en regla, siguen estando a merced de las poderosas mafias del continente, últimamente, de los pranes salidos de Venezuela, y que se mueven tras bastidores, para inducir  a las mujeres a la prostitución y reclutar a los jóvenes, para sus temibles organizaciones.

Nos llena de orgullo saber, que esa gallardía ancestral de lucha, emancipación, amor a la libertad, diversidad de ideas, de errantes guerreros, nos viene de muchos años atrás, tal vez, desde que el zambo José Leonardo Chirinos (1754-1796), se atreviera a infringir el orden establecido y a pagar con su vida, la innata condición criolla y caribeña de abrirse paso al conocimiento, y a sus dorados sueños. Una hermosa lección de historia, para llevar, asimilar y convertir, como antaño, en heroica osadía de emancipación. De gritar al mundo, ¡Basta de ser tratados como viles suplicantes!.

ezzevil34@gmail.com

 

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