Pedro Morales: Salario mínimo superior a los 500 dólares mensuales

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Para mejor comprensión de esta nueva entrega, se sugiere la revisión detallada de los siguientes textos expositivos presentados con anterioridad: 1) No lo lea que es “pecado”: en Venezuela morimos de hambre (Emisora Costa del Sol, 21-01-2023). 2) ¿Dónde están los reales o mejor dicho los dólares? (Emisora Costa del Sol, 14-01-2023). 3) Bono vacacional prisionero de la especulación cambiaria (Emisora Costa del Sol, 22-07-2022). 4) Salario de exterminio (La Nación, 05-02-2022). Adicionalmente, una versión audiovisual del presente contenido se aprecia en: Estructura salarial-Presupuesto universitario. Enero 2023.

Es oportuno y pertinente a esta altura de las justas protestas laborales, en la cual hemos recorrido un camino muy engorroso, poder reajustar y reconducir el enfoque. Por ejemplo, más allá de seguir insistiendo acerca de lo que en el tiempo han disminuido o mermado nuestras remuneraciones (acorde con la estructura salarial), nuestra demanda remunerativa debe afincarse  en el  mecanismo e instrumento legal (sustento de un derecho laboral adquirido) correspondiente a las Normas de Homologación (que estamos en la obligación de hacerlas respetar “pese a lo pase o pase lo que pese”). Por lo que si nos amparamos en ellas, en este momento el salario mínimo de los trabajadores  (compatible con el artículo 91 de la Constitución) debería estar en un piso aproximado a los 1.700 dólares mensuales.

Por consiguiente, en lo que respecta por ejemplo a la comunidad laboral universitaria (que igualmente puede aplicarse a cualquier sector laboral venezolano), para el caso de un obrero, administrativo y docente (en su mayor grado, nivel o escalafón por ejemplo), su salario base mensual en la actualidad debería ubicarse aproximadamente en: 2.700 dólares (obrero), 7.500 dólares (administrativo) y 10.500 dólares (docente). Es decir, lo que se quiere precisar, es que es fundamental cambiar el enfoque de la protesta y de la demanda salarial, partiendo del salario mínimo vital  (que está muy por encima de los 500 dólares)  y sobre éste valor, levantarse las diferentes estructuras salariales de los dignos trabajadores venezolanos.

Es una cuestión obvia. Por ejemplo, si estamos al frente de una demanda de tipo salarial,  lo menos que debe manejarse a precisión en esta lucha, es una propuesta de estructura salarial, que esté cabalmente cuantificada, documentada, respaldada, etc.; porque en un plano de honestidad, sensatez, transparencia, etc., luego de una reclamación ecuánime de corte salarial (como la que se ha venido haciendo este año), el paso siguiente debería ser sentarse con el gobierno o con el patrón de la institución educativa (o universitaria), para así continuar con un conjunto de deliberaciones mesuradas pero “sin dar cuartel” en base a nuestras peticiones salariales. Pero para lograr una negociación exitosa que satisfaga las aspiraciones de los trabajadores, es obligatorio disponer de una propuesta salarial cuantificada, avalada e incluso metodológicamente bien desarrollada: en esencia  con “numeritos” realmente documentados.

En tal sentido, cuando escuchamos declaraciones o denuncias por parte de colegas trabajadores, representantes gremiales o sindicales, en lo que refiere concretamente a que el salario mínimo debe estar entre los 300 o 500 dólares mensuales, o ante una propuesta presentada en días anteriores (que no se ha corroborado) de parte de la vocería empresarial, que el salario mínimo sea de 50 dólares mensuales, pues la verdad para nosotros que recibimos un infra salario que está por debajo de los 20 dólares, 10 dólares, 5 dólares o menos (donde la situación  empeora aún más en aquellos hogares constituidos por infantes o adultos de la tercera edad que requieren mayor cuidado), claro está que hablar de esos montos, son “infinitamente” mayores en función de lo que recibimos; pero hay que estar bien claro, que ni 50, 300, 400 o 500 dólares,  representan efectivamente un poder   adquisitivo que permitan resolver las necesidades de alimentación y menos aún de otras necesidades básicas como es la salud: médico, exámenes, medicinas o la emergencia de una intervención quirúrgica, etc.).

Entonces con el mayor respeto, se quedan corto los voceros de los trabajadores cuando se enfrascan a respaldar y “empujar” (valga el término) ese monto, que  no refleja realmente la necesidad del gran promedio de los trabajadores, que verdaderamente estamos en una situación muy crítica; en el umbral de “desaparecer” o del “exterminio” definitivo.

En definitiva, ante la inminente convocatoria por parte del gobierno nacional que nos permita hacer valer nuestros derechos irrenunciables de forma contundente, a nuestro criterio es de trascendental importancia  disponer de una propuesta de: «Estructura salarial indexada (IPAP) en base al artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y las Normas de Homologación/ Ajustada de acuerdo al tipo de cambio en Venezuela, producto del “juego perverso de la inflación y devaluación”».

Por otra parte, bajo el supuesto “hipotético” que el gobierno de los Estados Unidos de América (EE.UU.) en los próximos días, decidiera transferir, no a los representantes del régimen sino a la institucionalidad venezolana, X cantidad de recursos de los cuantos y tantos que nos tienen retenidos, los cuales no le pertenecen   a los individuos que “gobiernan” a Venezuela, sino dinero y recursos o activos, que son patrimonio de los venezolanos (en su concepción natural de nación), que además sobrepasan con creces los cien mil millones de dólares; e hicieran la convocatoria a las autoridades de las universidades de nuestro país (agrupadas en AVERU para especificar), y preguntaran:

¿Cuánto es el salario necesario para la comunidad laboral universitaria, es decir el monto salarial para cada uno de los miembros que hacen vida en la universidad?  ¿Cuánto es lo que requieren de presupuesto para infraestructura, para recuperarla y reactivarla? ¿Cuánto es el presupuesto académico? ¿Cuánto es el presupuesto para gastos de funcionamiento? En fin, ¿A cuánto ascienden los recursos para que la universidad comience de nuevo a funcionar tan fuertemente, de manera de reimpulsar la reactivación del aparato productivo y de lo que le corresponde a la sociedad venezolana en términos de su economía real?

Así planteado el escenario, si el gobierno de los EE UU a través de sus voceros oficiales anunciara esta decisión, que diligente sería que nuestras autoridades universitarias tuvieran a disposición esa información: para bien de la universidad y el país. En otras palabras y así resulte redundante y repetitivo:

Si el gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.) que tiene retenida una importante, significativa, cantidad de dólares que nos pertenecen a los venezolanos, y que los requerimos con urgencia, por ejemplo para reactivar, actualizar, rescatar el sector institucional universitario, entonces lo primero que debe hacerse desde el mundo de las autoridades, mundo de la universidad, es tener igualmente cuantificado los montos respectivos en términos de presupuesto de infraestructura, presupuesto académico, presupuesto de funcionamiento de la universidad, y por supuesto el eslabón correspondiente a la estructura salarial y por supuesto a las providencias estudiantiles. Y claro está, que antes realizar un:

“Análisis exhaustivo de los procesos académicos afines a cada asignatura o unidad curricular, de manera de levantar un diagnóstico de los posibles daños, desviaciones o distorsiones generados por la Crisis Universitaria deliberada e inducida, solicitada por la Asociación de Profesores de la UNET” (Consejo Universitario. Resolución N° 032/2016)

Atmósfera espiritual:

“Recuerden aquellos días pasados cuando ustedes, después de haber sido iluminados, sostuvieron una dura lucha y soportaron mucho sufrimiento…Así que no abandonen su confianza, la cual ha de ser grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido”. (Hebreos 10, 32-39). Entonces:

“¿Qué debo hacer Señor?” (Hechos 22, 3-16). En general, ¿por qué se está en una “persecución”  eterna del conflicto sin resolver nada? El conflicto no es el problema sino el propio ser humano, porque desde que amanece el día,  recibe y acumula en su mente subconsciente, información dañina   que la predispone. Solución: “limpiar” el subconsciente a través de la metanoia… de la conversión. En efecto, se requiere una metanoia, un cambio profundo que parta del ser desde su mente y propio corazón. Entonces de manera coherente y persistente alinear el pensamiento, emoción y sentimiento para transformar toda energía en paz, gratitud…en  amor por el amor.  Fe, confiar, creer en la misericordia de Dios, que todo cambiará favorablemente. ¡Jezu, ufam Tobie! (en polaco) o ¡Jesús, yo confió en ti!

Si creemos ferviente y fielmente en el Espíritu Santo, todo proceder, por sencillo que sea, pero  bien focalizado, además hecho con humildad, honestidad, perseverancia y buena voluntad, rinde abundantes y   buenos frutos permanentemente (Marcos 4, 26-34)

Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 al 2022.      Pedro Morales. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET)

pedromoralesrodriguez@gmail.com – @tipsaldia – WhatsApp: +584168735028

 

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