¿Qué muestran las cifras de la banca venezolana al cierre del I semestre del 2020?

Compartir

 

El panorama actual de la banca ha cambiado de forma muy rápida en relación con la primera mitad del año pasado. Por un lado, desde el segundo semestre del 2019 cuenta, por primera vez en mucho tiempo, con mesas de cambio propias para poder hacer operaciones en el mercado cambiario, algo prácticamente indispensable en cualquier sistema financiero sano, pero que en Venezuela se libera como un hecho sobrevenido, cuando el Banco Central de Venezuela (BCV) perdió su corresponsalía a inicios de 2019, por lo que quedó imposibilitado para realizar transferencias relacionadas con el mercado cambiario.

Esta situación, sin dudas, ha traído sus beneficios, más allá de los ingresos por trading que la gestión cambiaria genera a la banca, ya que implica la posibilidad, luego de muchos años, de que los bancos puedan acumular posiciones en moneda extranjera para realizar sus pagos a proveedores.

La banca sigue teniendo una carga importante de pagos tecnológicos, que son exclusivamente en dólares y, en los últimos años, ha estado presionada por una cantidad importante de proyectos regulatorios que han implicado desembolsos, tanto en divisas como en bolívares, de magnitudes significativas para la crisis que estamos viviendo.

Por otra parte, su modalidad de cobro de comisiones por la cartera de créditos cambió totalmente a créditos indexados, tanto para los regulatorios como los préstamos comerciales, considerando que la cartera de consumo es prácticamente nula dentro de los balances de la banca, dado el elevado costo de oportunidad de colocar recursos en un producto con tasas nominales tan bajas, mientras el resto de cartera se indexa a la devaluación del tipo de cambio oficial, el cual es difícilmente predecible y altamente volátil.

Sin embargo, la cartera de crédito en términos de dólares no ha parado de reducirse en medio de la pandemia y unas cifras de achicamiento de la economía jamás esperadas en este 2020. En efecto, al cierre de este primer semestre, la cartera bruta del sistema financiero equivale a $167 MM, cuando cerró en $743 MM hace apenas 2 años en 2018.

La depresión económica del país es un reto muy relevante para la banca que ya ha perdido más del 90% de su tamaño en los últimos 6 años y necesita mantener músculo para sostenerse a flote.

En el Informe Privado de Aristimuño Herrera & Asociados de esta semana se pone el foco en la situación del sistema bancario venezolano al cierre del primer semestre de 2020, un período lastrado por la crisis estructural que se mantiene en la economía y por los efectos gravemente perjudiciales de la expansión del coronavirus Covid-19 en el país.

Banca y Negocios

 

Traducción »