Luis Bravo: Hay miedo y nervios en la élite que domina

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La amenaza creíble de intervención externa por razones de tráfico y terrorismo para una parte del Gobierno,  la cancelación de operaciones en el país de la comercializadora rusa de petróleo Rosneft y ahora  de la norteamericana Chevron,  son un tiro en el ala para la posibilidad de afrontar con alguna fortuna el hundimiento de la economía nacional. Se estrecha aún más la necesidad de  enfrentar con alguna dignidad nacionalista la crisis del CORONAVIRUS, cuando  Miraflores está perdiendo el control del territorio. Tanto así que parece un salvavidas la propuesta del gobierno de emergencia,  como se propuso en las iniciativas de Noruega y  Barbados y hoy plantea el Gobierno Norteamericano.  Sean cuales sean los sapos que haya que tragar por ahí pueden ir los tiros para una salida electoral razonable.

Hay miedo y nervios en la élite que domina (por ahora) el territorio. Mucho, a lo que ya está aquí, cuyo signo más preocupante es la disolución del Estado, frente a la crisis del CORONAVIRUS, cuyas expresiones  más críticas de hoy son  la escasez de gasolina y  la agudización del terror como política de Estado, como lo muestra la llamada Furia Bolivariana y la operación tun tun. Por supuesto que también pesa en algunos la mortificante vergüenza,  debido a la manifiesta incapacidad para administrar el impacto que tiene el virus en la sociedad real.

Vamos por la calle de la amargura a una crisis social de largo aliento que puede romper un país que ya está quebrado. Urge una hoja de ruta electoral que resuelva (acrisole) lo común y diferente entre el dialogo que propone Maduro y el gobierno de emergencia que propone la sensatez democrática.  Hay que hacerle  caso a la necesidad urgente de darle salida democrática a la crisis que está  exacerbando todas las miserias que venimos padeciendo desde que estalló la recesión depresiva a partir del 2007.

En el plano estrictamente educativo, también campea la incertidumbre respecto a lo que informa el gobierno respecto a su respuesta pedagógica a la crisis del coronavirus. Un cierre técnico   del  año escolar afectaría  desigualmente a los circuitos de excelencia y precariedad que concretan el funcionamiento desigual del Sistema Educativo Escolar Venezolano.

 

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