Eduardo Morales Gil archivos - Emisora Costa del Sol 93.1 FM

Yo escribí un artículo dirigido a analizar los resultados de los comicios para gobernador de nuestro estado Sucre realizados el pasado 21 de noviembre, con el fin de esclarecer las razones por las cuales la oposición convirtió una clara opción de victoria en una derrota electoral y el licenciado Eloy Gil se sintió aludido, como retratado en mi análisis, sin que yo lo nombrara y respondió con una de sus acostumbradas “reflexiones” profundas lanzando improperios contra mi, con la evidente intención de desviar el análisis al escenario de la disputa personal, terreno al cual yo no estoy dispuesto a descender por respeto a los lectores. A mi no tiene que responderme el licenciado Gil, a quien tiene que ofrecer explicaciones es a los miles de sucrenses que vieron rotas sus ilusiones y frustradas sus aspiraciones de una vida mejor por las maniobras farisáicas que impidieron la unidad alrededor de la candidatura del Dr. Ramón Martínez, quien tenía la primera opción para vencer al abanderado del gobierno, como lo evidenciaron los resultados finales difundidos en la página del CNE. A propósito de mi análisis, digo que me siento reconfortado con artículos como el del Dr. Héctor Tovar y las opiniones solidarias de centenares de conterráneos de distintos municipios del estado que me leyeron. Apenado con mis paisanos, a quienes presento sinceras excusas, me veo obligado nuevamente, en contra de mi voluntad, a utilizar parte de nuestro tiempo útil para responder a los dardos envenenados que pretenden exponerme al desprecio público, en estos días navideños propicios más bien a la paz y la fraternidad, pero ciertas imputaciones calumniosas tienen necesariamente que ser aclaradas, aun cuando estoy persuadido de que no ofende quien quiere sino quien tenga auctóritas para hacerlo. Me acusa el licenciado Gil de no haber apoyado al Dr. Robert Alcalá en las elecciones para gobernador frente al Dr. Edwin Rojas, candidato del gobierno. Es un argumento falaz, tóxico. Al conocerse los resultados finales de las elecciones primarias fuimos el Dr. Teriús, “Chico” Javier Bellorín y yo, comisionados por el Dr. Martínez, al comando de campaña de Robert, ubicado en “Los Chaimas”, para manifestarle la total disposición de trabajar por su candidatura. Eloy Gil estaba allí, junto a Ramiro Gómez y otros copartidarios de Robert (aprovecho para manifestar que mi respeto y admiración por Ramiro ha crecido, porque ha actuado como un político de altura, ya que siendo un adversario político de Ramón entendió que él representaba la mejor opción de la oposición en estas elecciones y, pensando en el estado, en su gente, sin mezquindades decidió apoyarlo, aun cuando está apartado del protagonismo político, pero no retirado de la política, como yo; al igual que lo hicieron Miguel Vásquez, Juan Albeláez, Christian Silva y otros tantos, otrora adversarios políticos del médico sucrense). En Carúpano, con Claudio Fermín, hicimos una visita casa por casa de varias horas en San Martín apoyando a Robert. El coordinador de esa actividad fue el Prof. Rubén Arias, dirigente de AD. Al día siguiente acompañamos a Robert en una gira por Paria, teniendo que regresar después de la actividad de Yaguaraparo porque hubo un retraso considerable y Claudio tenía que devolver el avión que le habían prestado y yo también debía regresar a su dueño la camioneta que nos había facilitado para movilizarnos desde el día anterior. Finalmente, Ramón y yo fuimos al mitin de clausura de la campaña de Robert en Carúpano. Allí hizo Ramón un llamado a votar por nuestro candidato, en un discurso transmitido por varias emisoras. Me enrostra Eloy Gil que un ministro de Chávez, sin nombrarlo, prologó un libro mío. Se trata de Aristóbulo Istúriz. Mi amistad con Aristóbulo data de alrededor de 50 años, cuando yo me fui a Caracas a estudiar en el Instituto Pedagógico. Yo venía de ser secretario juvenil municipal de AD en Guiria y subsecretario juvenil de la seccional de Nueva Esparta y de inmediato me incorporé a las actividades de la seccional Caracas. Aristóbulo era miembro del buró juvenil seccional de AD en Caracas, con Paco Murillo Font, Pedrito Mena y Fermín Anchieta, entre otros. Hacíamos trabajo social en el oeste de Caracas con las “milicias blancas”. A raíz de la división de AD, a fines de 1967, Aristóbulo se fue con el Dr. Prieto y el MEP. Yo permanecí en AD y me dediqué a reorganizar la fracción estudiantil del Pedagógico, que había sido diezmada con la escisión. Me eligieron entonces miembro del buró juvenil de AD en Caracas y formaba parte del equipo de Héctor Alonso López a nivel nacional. Cuando yo me gradué en el Pedagógico y me dieron una cátedra por mi rendimiento académico, Aristóbulo se había inscrito para estudiar Geografía e Historia y entonces fue mi alumno en el curso de Historia de Roma y Edad Media. Fue un alumno brillante. Allí reanudamos nuestra fraterna amistad que se mantuvo mientras vivió, independientemente de nuestros roles políticos. Él se enteró que yo había escrito un libro sobre Simón Rodríguez y Simón Bolívar como pioneros de la educación popular en Venezuela, consideró que era una contribución valiosa y decidió editarlo por el Ministerio de Educación, con prólogo suyo. Jamás me hizo planteamientos políticos porque él conocía y respetaba mi posición. Es posible que el licenciado Gil, dedicado a los asientos contables de su especialidad, ignore que José Agustín Catalá, adeco, amigo personal de Betancourt, conocido como el editor de la democracia venezolana, le publicó libros a José Vicente Rangel, Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, Manuel Caballero, José Vicente Abreu, Simón Sáez Mérida y Américo Martín, entre otros dirigentes políticos adversarios de AD, sin menoscabo de la posición política de ellos. Igual ocurrió con Monte Ávila, la editorial del Estado venezolano. Dice el licenciado Gil que él no apoyó al Dr. Ramón Martínez porque supuestamente llamó a “linchar” a la Prof. Luisa Mendoza y que si Ramón es candidato dentro de cuatro años él se mantendrá en la retaguardia. Estas afirmaciones suyas permiten entender por qué, siendo Ramón el candidato con el mayor apoyo popular, según los estudios demoscópicos serios, conocidos por todos, no recibió el respaldo unitario para garantizar la victoria en las elecciones del 21 de noviembre. Le garantizo que Ramón, recuperado, Dios mediante, del quebranto de salud que lo aquejó al final de la campaña, no aspira ser candidato de nuevo. Su posición es la de abanderar un AMPLIO Y SINCERO FRENTE UNITARIO DEMOCRÁTICO que respalde a algún dirigente de relevo. Eso es lo que me dijo en nuestras conversaciones, antes de esta campaña. Insiste el licenciado Gil en rememorar que públicamente denuncié a un “candidato opositor” hace 10 años. Ya he aclarado que mi posición obedeció a razones éticas. Solo quiero recordar que las personas que se acercaron a mi para denunciar que habían sido estafadas y me entregaron documentos que habían consignado en diversas instituciones, entre ellas la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional, los cuales yo distribuí a algunas personas, entre ellas Aristóbulo y miembros de cuerpos de seguridad del Estado, porque el denunciado me había amenazado por teléfono, me dijeron que habían acudido a varios dirigentes de la oposición para plantearles que denunciaran el caso y no fueron atendidas. Imagino que también hicieron su denuncia a Eloy Gil, quien era y es un connotado dirigente opositor. Creo que queda claro que entre el licenciado Gil y yo existen profundas diferencias éticas. Eduardo Morales Gil Finalmente, pretende enrostrarme que yo no he estado presente en manifestaciones opositoras en Cumaná y que por eso estoy descalificado para hacer un análisis de los resultados electorales del pasado mes de noviembre. Yo le recuerdo que por haberme dedicado con devoción a la actividad política a tiempo completo no tengo jubilación de una universidad pública, porque yo renuncié a mi cátedra en el Pedagógico de Caracas para venirme al estado a hacer trabajo político y social; no trabajo con ninguna universidad privada, porque mi amigo y compañero de la juventud de AD, Luis Eduardo Martínez y el rector de la “Universidad Gran Mariscal de Ayacucho”, Milton Granados, me ofrecieron la dirección del núcleo de Cumaná cuando querían sustituir al licenciado García Bravo y yo decliné su ofrecimiento. Les dije que me parecía que García Bravo lo había hecho bien, pero ellos dijeron que querían cambiar. Tampoco cobro pensión como exgobernador del estado. Como este régimen condenó a la pauperización a los diputados jubilados asignándonos un salario mínimo, hasta marzo de este año, cuando nos equipararon a los diputados activos de la Asamblea Nacional, al concedernos un bono mensual (que no es un derecho adquirido como una jubilación, sino una concesión graciosa del Estado que puede ser retirada a criterio del gobierno de turno), yo me vi en la necesidad de irme a Quito a trabajar en la academia para sobrevivir, porque yo salí de la gobernación como entré, dependiendo de un sueldo. Regresé de Ecuador en 2019, como quedó registrado en los datos correspondientes de migración, algunos meses antes del inicio de la pandemia que nos asola. Gracias a Dios, porque el Covid me atacó en Caracas dejándome con mucha lasitud y otros secuelas, que se han ido superando lentamente. El virus y la situación económica me han mantenido confinado, paralizado, impidiéndome recorrer el estado como lo hecho desde que me inicié en la actividad política siendo un adolescente, confieso que sobre todo en la seccional Carúpano de AD de la cual fui Secretario General a los 26 años, no impuesto por un “cogollo” sino por haber ganado una convención por 107 votos contra 36. Con lo expuesto en las líneas precedentes espero haber respondido a los infundios del licenciado Gil. Ratifico mis excusas a los paisanos por haberlos distraído en temas como estos, sobre todo en días navideños, pero consideré imprescindible hacer las pertinentes aclaratorias en resguardo de mi integridad moral, que es mi único capital. Si se producen nuevos vilipendios no los contestaré, porque estoy persuadido que atentaría contra la SINCERA Y HONESTA UNIDAD que anhelan los sucrenses. Un abrazo para todas y todos, con mis fervientes deseos porque estas navidades y el nuevo año sean mejores que los anteriores, aun dentro de la dramática situación que confronta nuestro país.

Eduardo Morales Gil

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