Los operadores políticos del régimen narcoterrorista de Nicolás Maduro vuelven a las andadas.
Con tono teatral denunciaron la supuesta captura de cuatro personas a las que acusan de formar parte de un “plan de la CIA” para atacar un buque de Estados Unidos en Trinidad y Tobago.
Una vez más, el chavismo intenta inventar enemigos externos para tapar sus propios crímenes internos.
No hay pruebas, no hay evidencias, solo un discurso cargado de odio y paranoia que busca desviar la atención de la hambruna, la represión y el dolor que sufre el pueblo venezolano.
La realidad es que el régimen de Nicolás Maduro y su vocero Diosdado Cabello viven de fabricar conspiraciones.
Pretenden presentarse como víctimas de potencias extranjeras cuando, en verdad, son verdugos de millones de venezolanos.
Pero cada mentira los desnuda más, cada día que pasan aferrados débilmente al poder que usurpan.
Cada farsa los deja al descubierto frente al mundo. Y cada montaje confirma que se saben acorralados, sin futuro, sostenidos solo por la represión y la propaganda.
El pueblo venezolano no necesita cuentos de espías ni complots inventados; lo que necesita es que abandonen el poder que ilegítimamente ejercen.
Necesita libertad, pan y justicia.

