pancarta sol scaled

Las Bolsas CLAP el programa de Nicolás Maduro que está desapareciendo gota a gota

Compartir

 

Los alcances del programa alimentario que fue bandera de Nicolás Maduro cada vez son menores en toda Venezuela. Las bolsas llegan sólo a algunas zonas populares y vulnerables; en otras desaparecieron sin explicación. La caída más abrupta del beneficio se registra desde la elección presidencial de 2024. Las bolsas CLAP dejaron de ser un salvavidas en medio de la crisis. Una bolsa Clap raota.

Bolsas CLAP: El programa de Nicolás Maduro que desaparece de los hogares en Venezuela.

La irregularidad en la distribución de las bolsas que comercializan los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) se ha vuelto normal. Cada vez son menos los sectores a donde llega y la espera es más larga. En comunidades donde antes se recibían mensualmente, ahora pasan meses sin noticias. Sus vecinos coinciden en que el programa está desapareciendo lentamente.

En el sector El Callao del municipio San Francisco, en el estado Zulia, los habitantes recibían los alimentos subsidiados cada 30 días. Después de la elección presidencial de julio de 2024, nunca más llegaron. Los habitantes desconocen las razones y creen que el beneficio va en picada.

«Después de las elecciones se acabó todo eso. Para mi está desapareciendo, porque antes uno escuchaba que en alguna parte llegó el CLAP, pero ahora no se oye nada. Está pasando igual que con los bonos, cada vez anuncian menos», comentó una vecina de uno de los sectores populares y vulnerables del municipio sureño.

Los alcances del programa alimentario cada vez son más limitados en toda Venezuela, según residentes consultados por El Pitazo en las regiones del país. La frecuencia promedio oscila entre uno y seis meses, siendo la mensual la que menos se repite.

En Caracas y el estado Miranda, la distribución de la bolsa con alimentos subsidiados presenta retrasos, que se agudizaron en este 2025, incluso en zonas populares o vulnerables.

De los sectores consultados en la Gran Caracas, la parroquia Petare del municipio Sucre (Miranda) es una de las más privilegiadas en todo el país. Sus vecinos reciben el beneficio cada mes; en el resto de las comunidades tarda 2 o 4 meses.

Clap Zulia 10 2025

Clap Miranda 10 2025

Clap Caracas 10 2025

«En agosto nos dijeron que no llegaría más. Sobre las razones, yo creo que ni la misma persona del CLAP sabe por qué», señaló una pensionada del barrio 23 de Enero de Caracas, donde el programa no llega desde hace 60 días.

Según los entrevistados, en la mayoría de las comunidades de los estados Amazonas, Guárico, Cojedes, Apure, Mérida y Barinas no han recibido el beneficio este año. En Nueva Esparta y Anzoátegui ha llegado una sola vez; en Carabobo la reciben cada 4 meses; en Lara, cada 3 meses y en La Guaira cada 45 días en promedio.

En el estado Falcón el beneficio también se tambalea. En septiembre, los coordinadores del CLAP informaron que pronto la bolsa le llegaría sólo a los adultos mayores, personas con discapacidad y hogares donde hayan menores de edad.

Vivir en una zona con alto índice de inseguridad alimentaria no es una garantía. Un ejemplo de ello es el sector Plateja, una comunidad empobrecida del oeste de Maracaibo, donde la comida del CLAP desapareció hace un poco más de un año de las cocinas de esos hogares.

Nos llegaba todos los meses, pero desde el 31 de agosto de 2024 no nos llega. Aquí hay muchas familias que se ayudaban con la bolsa y ahora se las ven dura, dijo una de las vecinas del sector.

Los retrasos también afectan a las zonas indígenas en Zulia, que hasta 2024 fueron una prioridad para el programa. Desde 2025, en el municipio Guajira la frecuencia es casi trimestral, lo mismo que en la Sierra de Perijá, municipio Machiques, donde ocurre igual, según fuentes consultadas. En contraste, en Bachaquero, municipio Valmore Rodríguez, la reciben todos los meses.

CLAP: Una promesa incumplida

Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) fueron creados en 2016 por el gobierno de Nicolás Maduro como respuesta a la escasez de productos básicos y a lo que denunció como bloqueo económico internacional.

El objetivo del que fue el programa bandera de la gestión de Maduro era garantizar el acceso a alimentos esenciales a través de una red comunitaria de distribución casa por casa.

A nueve años de su creación, este programa representa una promesa incumplida, marcada por irregularidades, demoras y una calidad cuestionable de sus productos que ha llevado a los ciudadanos a hacer trueques para no botarlos.

Los anuncios hechos por Nicolás Maduro en cada aniversario del programa han quedado en el papel. No hay mejoras ni expansión. Nunca llegó la proteína que ofrecieron, ni el famoso diablito; tampoco el café. Los carbohidratos siguen siendo los principales rubros de las bolsas.

«Después de las elecciones se acabó todo eso. Para mi está desapareciendo, porque antes uno escuchaba que en alguna parte llegó el CLAP, pero ahora no se escucha nada. Está pasando igual que con los bonos, cada vez anuncian menos».

Habitante del estado Zulia.

Algunos líderes comunales del estado Miranda creen que el programa está en pausa, aunque no hay información oficial que confirme su desactivación. En opinión de estos dirigentes, las polémicas bolsas se han convertido en un problema, en vez de ser una solución.

El criterio de los beneficiarios consultados por El Pitazo coincide con lo declarado por el relator de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Michael Fakhri, en febrero de 2024.

Fakhri afirmó que las bolsas CLAP «socavan la dignidad humana de los receptores, se han vuelto susceptibles al clientelismo político y no abordan las profundas causas del hambre y la desnutrición en Venezuela, ni cumplen las normas sobre el derecho a la alimentación».

«Según el gobierno, 7.5 millones de familias venezolanas reciben una bolsa CLAP con productos alimentarios, al menos una vez al mes. No obstante, el programa CLAP suscita cada vez más críticas. Entre las que cabe citar la incoherencia en la entrega, la escasa frecuencia del suministro en zonas remotas, así como su falta de valor nutricional y calidad», agregó Fakhri.

«No hay calendario para uno saber cuándo llegará la bolsa, no hay explicación. A mí no me despachan desde la primera semana de julio y la vocera del CLAP nos comentó que sería el último despacho».

María, habitante del estado Miranda.

El relator explicó que las familias venezolanas se ven obligadas a emplear diversos mecanismos negativos para hacer frente a la inseguridad alimentaria, «tales como reducir el tamaño de las porciones, saltarse comidas y comprar alimentos menos nutritivos».

Esa realidad se palpa en los sectores vulnerables o populares de Venezuela, en el marco de un contexto económico marcado por la inflación y la devaluación diaria del bolívar, que hace cuesta arriba el acceso a los alimentos.

«En agosto nos dijeron que no llegaría más. Sobre las razones, yo creo que ni la misma persona del CLAP sabe por qué».

Pensionada del barrio 23 de Enero de Caracas.

Hasta abril de 2025, el precio de la Canasta Alimentaria Familiar era de 503,73 dólares, según documentó el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas‑FVM), organización que no ha publicado nuevas actualizaciones por temor a la represión.

Ese monto contrasta con un salario mínimo que se ubica en 130 bolívares y que representa menos de 1 dólar.

Entre la subsistencia y la incertidumbre

María tiene 38 años, es madre de tres niños y está residenciada en una zona de bajos recursos en Santa Teresa del Tuy, estado Miranda. Ella ha visto de cerca el hambre y muchas veces ha dejado de alimentarse para garantizar un bocado a sus hijos.

«Aquí no hay trabajo fijo y lo que gana mi esposo como mototaxista no alcanza, así que dos días a la semana trabajo en casas de familias para ayudar con los gastos del hogar», señaló a El Pitazo el 22 de octubre.

María recuerda que cuando comenzó el programa de alimentación, la bolsa CLAP era su única fuente de alimentos por 15 días, pero, ahora, le ha tocado reinventarse para comer.

«No hay calendario para uno saber cuándo llegará la bolsa, no hay explicación. A mí no me despachan desde la primera semana de julio y la vocera del CLAP nos comentó que sería el último despacho», afirmó.

José, residente de Caucagua (Barlovento), estado Miranda, también critica la situación: «La bolsa antes traía leche y aceite; ahora es puro arroz, harina, arvejas y pasta. Me llegó una con productos vencidos en mayo. ¿Cómo vamos a comer eso? Desde entonces no la recibo».

En su opinión la politización del programa ha aumentado y la falta de transparencia genera desconfianza.

«Hay voceros que te amenazan con quitarte el beneficio, si no participas en las consultas populares y las elecciones. Eso es un abuso», cuestionó.

Los habitantes de Guárico sienten el mismo sinsabor con respecto a las bolsas CLAP. Moisés Campos, habitante del municipio Pedro Zaraza, denunció que en noviembre de 2024 pagó 62 bolívares por la bolsa, pero nunca la recibieron.

«En abril de 2025 nos solicitaron 43 bolívares para actualizar el monto y hasta este 22 de octubre no la han entregado», señaló.

En los estados Amazonas y Anzoátegui, los vecinos coinciden en que el programa dejó de ser un salvavidas.

«Esta bolsa fue útil en su momento, pero ya no funciona. No hay constancia, no hay variedad, no hay respeto y el silencio oficial cada vez es más profundo. En Amazonas no llega desde el año pasado», indicó un entrevistado.

«El programa parece estar en retirada: las entregas son cada vez más esporádicas, los productos más escasos y el silencio oficial más profundo», manifestó una habitante de El Tigre, estado Anzoátegui.

En opinión de Luisymar, residente de San Carlos, estado Cojedes, el programa está muriendo lentamente. “las entregas son cada vez más esporádicas, los productos más escasos. En mi barrio lo eliminaron hace dos años, poco a poco. En la comunidad La Vega no llega desde enero, al igual que en Los Iraníes», comentó.

¿Un final silencioso para las bolsas CLAP?

Aunque la Administración de Maduro no ha anunciado el cierre del CLAP, el deterioro operativo sugiere un desmantelamiento progresivo, que también se percibe en la cantidad y calidad de sus productos.

Expertos en políticas públicas señalan que la caída de las importaciones, la falta de recursos y el desgaste institucional podrían estar detrás de esta desaparición silenciosa.

Las bolsas ahora se llenan con producción nacional, según aseguran las autoridades gubernamentales, y la cantidad no supera los 18 productos.

La última que se distribuyó en Petare (Caracas) trajo 14 artículos: 2 harinas de maíz (blancas o amarillas), 1 kilo de arroz, 1 litro de aceite, 1 kilo de azúcar, 1 kilo de pasta, 1 sobre de chicha, 1 sobre de leche de 200 gramos, 2 sardinas, 1 lata de mortadela, 500 gramos de sal, 1 kilo de arvejas y 500 gramos de caraotas.

En redes sociales, usuarios de todo el país reportan demoras, entregas incompletas, productos vencidos o la ausencia total del programa, mientras tanto, el espacio que ocupaban sus productos en las cocinas venezolanas, hoy está lleno de hambre e incertidumbre.

El Pitazo

 

Traducción »