Coronavirus, gripe y otros patógenos potencialmente peligrosos infectan a perros mapaches, visones y zorros criados para comerciar con sus pieles. Dos trabajadores en la factoría de pieles de Jiaozuo, en la provincia china de Henan, en 2006.
Casi cinco años después, el mundo sigue sin saber cómo comenzó exactamente la pandemia del coronavirus, que mató a más de siete millones de personas y ha sido la más grave en lo que va de siglo. Las pistas más claras conducen a una desafortunada cadena de contactos entre animales salvajes, probablemente murciélagos, con especies intermedias que acabaron a la venta en mercados de Wuhan, China.
Hoy, un equipo internacional de científicos ofrece nuevos datos sobre dónde y cómo puede estar preparándose la próxima pandemia. Los investigadores han analizado los órganos de 461 animales de decenas de especies criados en granjas peleteras de China, uno de los principales productores de Asia. Todos los animales habían muerto por razones desconocidas.
Los resultados desvelan la presencia de más de un centenar de virus distintos, muchos de ellos desconocidos. Entre todos ellos hay 39 que los autores califican de alto riesgo, pues tienen la capacidad de saltar entre especies y llegar potencialmente a los humanos. La investigación describe varios virus de animales salvajes que han contagiado a especies domésticas, a menudo criadas por miles en jaulas atestadas y sin controles sanitarios. Las muestras fueron recogidas entre 2021 y 2024 en más de una decena de provincias, sobre todo las cuatro de mayor producción peletera —Hebei, Shandong, Heilongjiang y Liaoning, en el noreste del país—. Los resultados se publican hoy en la revista Nature, referente de la mejor ciencia mundial.
Uno de los autores del estudio es el virólogo británico Edward Holmes, quien el 10 de enero de 2020 anunció al mundo la secuencia genética del coronavirus que provoca la covid-19. Desde entonces ha sido uno de los mayores defensores de la teoría de que el virus pandémico se originó en murciélagos y llegó a los humanos a través de otros animales portadores que se vendían en mercados chinos. Suya es también una foto icónica de un perro mapache enjaulado y a la venta en Wuhan, en 2014.
La cría de animales para obtener pieles es una forma obvia en la que un coronavirus pandémico, o un virus de la gripe, podría surgir en humanos, explica Holmes a este diario. El investigador de la Universidad de Sidney (Australia), resalta: Nuestro estudio muestra que los virus han saltado de especies silvestres a animales de granja. Debido a que los humanos están en contacto cercano con estos animales, también existe el riesgo de contagio, y de hecho vemos que algunos virus humanos se han transmitido a los animales. Los investigadores no han detectado por ahora casos de infección entre personas.
Los perros mapache, de la familia de los zorros, son carnívoros nocturnos que se crían por millones en las granjas peleteras chinas para comerciar con sus pieles. Otro coronavirus que apareció en China en 2002 y mató a casi 800 personas, el virus del síndrome respiratorio agudo grave (SARS), también se detectó en un mercado de animales de Guangdong en perros mapache. El nuevo trabajo señala a este mamífero, junto a visones, cobayas, conejos y zorros árticos, como los mayores portadores de virus de alto riesgo para los humanos.
Entre los patógenos aislados hay virus de muchas familias, entre ellos coronavirus y gripes. El más preocupante de ellos, según Holmes, puede ser el coronavirus HKU5, originario del murciélago común y que se encontró en visones muertos de neumonía, apunta el investigador británico. Este patógeno está emparentado con el MERS, que se ha detectado en 27 países y matado a casi 900 personas desde 2012. El salto de murciélagos a visones es alarmante, remarca Holmes, y obliga a vigilarlo.
El trabajo se publica justo cuando el mundo vive la peor epidemia de gripe aviar jamás registrada. Un nuevo virus H5N1 altamente patogénico surgió en 2021 en aves salvajes. Desde entonces ha pasado a las domésticas, obligado a sacrificar cientos de millones de ejemplares, infectado a mamíferos salvajes y domésticos, especialmente vacas lecheras en Estados Unidos, pero también visones de granjas peleteras en España, contagiado a humanos, y alcanzado la Antártida, el continente más aislado y prístino del planeta. La comunidad científica contiene la respiración ante la posibilidad de que durante esta circulación sin control el virus gane la capacidad de transmitirse entre personas de forma eficiente, lo que podría provocar una nueva pandemia.
El estudio publicado hoy, en el que también participan varios investigadores de la Academia de Ciencias China y universidades del país asiático, no ha detectado la variante altamente patogénica de la gripe en los animales de granja, pero sí otras que han llegado a contagiar a humanos en el pasado y que hay que vigilar, advierte Holmes, para quien esto es solo la punta del iceberg. El investigador es tajante: Habría que cerrar todas las granjas peleteras. Son uno de los lugares más probables para el inicio de la próxima pandemia. Aunque nuestro estudio se ha centrado en China, hay granjas de este tipo por todo el mundo. Los casos de contagio con covid y gripe H5N1 en visones, por ejemplo, han afectado duramente a países como Dinamarca, que era el primer productor mundial, Holanda o España, entre otros.
Durante la pandemia de coronavirus, la dictadura china limitó al máximo el acceso de científicos internacionales a los mercados donde probablemente comenzaron los contagios. A pesar de ello, un estudio realizado por científicos chinos destapó el mercadeo constante con animales salvajes vivos en Wuhan, y otro internacional demostró la existencia de ADN de perros mapache y de coronavirus en las mismas muestras tomadas en el mercado de Huanan en enero de 2020. Estas pruebas no bastan para aclarar el origen de la pandemia ni identificar al primer paciente, pero sí apuntan a los perros mapaches como probable hospedador intermedio del SARS-CoV-2.
Hemos llegado al final del camino en cuanto al origen de la covid-19″, opina Holmes. Estoy seguro de que no habrá más datos de China, donde hay un enorme control político, y todos los animales implicados están ya muertos. Es posible que en otros países se obtengan más virus SARS-CoV-2 de murciélagos que posiblemente sean más cercanos al que provocó la pandemia. Estoy convencido de que hubo un hospedador intermedio, pero me temo que nunca sabremos cuál fue exactamente, lamenta. A pesar de todo, el investigador asegura que no ha percibido ninguna traba política para realizar el estudio actual en las granjas peleteras.
La carismática viróloga Angela Rasmussen, de la Universidad de Saskatchewan (Canadá), que no ha participado en el estudio, resalta su relevancia. Los datos publicados presentan un riesgo claro de virus emergentes por el contacto entre animales y personas en estas granjas, señala. Esta amenaza sigue sin vigilancia, añade. La científica explica que es difícil saber qué virus es más peligroso o transmisible conociendo solo su secuencia genética, aunque resalta los coronavirus y las gripes, estas últimas especialmente amenazantes porque reconfiguran su genoma cada vez que hay contagios entre especies, lo que aumenta el riesgo de generar epidemias. Rasmussen coincide en que habría que cerrar todas las granjas peleteras, aunque no lo ve realista. La siguiente mejor opción es la regulación de las prácticas de producción, incluyendo una mayor vigilancia tanto de los animales como de los trabajadores en estas instalaciones, evitar el hacinamiento, dar atención veterinaria, incluida la eutanasia humanitaria para los animales enfermos, y normas de seguridad ocupacional para los empleados con el fin de reducir el riesgo de exposición, como el uso de mascarillas, añade.
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