Román Ibarra: Posición adelantada

 

El anuncio por parte de un sujeto vinculado con factores del gobierno para intentar un recurso en el Tribunal Supremo de Justicia contra la Primaria que un sector de la oposición adelanta, descubre tempranamente una posición, y también una intención de cómo piensa actuar el oficialismo, frente a cualquier cosa que de allí pueda surgir, si acaso surge algo.

En anteriores artículos hemos advertido acerca de la precariedad de la Primaria, tal como ha sido presentada, habida cuenta de que no se trata de un verdadero proceso unitario, sino el intento por conseguir un candidato de un sector, minoritario en la oposición, con intenciones no muy claras hasta ahora.

En efecto, no está claro cuál es el objetivo que persigue ese sector, en vista de la cantidad de errores que han cometido, sin que hasta el presente haya habido mea culpa, rendición de cuentas de los activos de la nación, ni de la ayuda humanitaria que por miles de millones de dólares les han entregado, sin haber destinado un solo centavo en favor de los más necesitados de nuestro país.

Son todas candidaturas folklóricas, sin entidad, ni alma. No hay una sola propuesta programática para la recuperación de la institucionalidad del país; sus empresas e industrias clave para el desarrollo de la nación. Son todas hacedoras de clichés y lugares comunes, incluso amenazantes del contrario, pero sin fuelle; es decir, no llegan a ser amenazas reales, pues no tienen absolutamente nada. Solo retórica y humo.

Lo cierto, es que el gobierno los tiene medidos, y los maneja a su antojo, lo cual anuncia que la participación del oficialismo va a ser decisiva en esa ¨elección¨, si llegara a ocurrir, gracias al control institucional absoluto de que dispone, por el regalo inmenso de la abstención en todos los procesos anteriores.

De hecho hay varios ¨candidatos¨ inhabilitados y en campaña, pero ninguno produce emoción real en la población, más allá de las redes sociales  de alcance limitado.

Sin embargo, esta posición adelantada es un globo de ensayo que le permitirá al gobierno medir cuán profunda habrá de ser su presión o participación en el citado proceso.

No obstante, está muy claro que frente a esa cantidad de ¨candidatos¨ sin alma, ni programa, en medio de la destrucción del voto como mecanismo civilizado para producir los cambios en paz, urge crear una alternativa creíble; poderosa; programática, y de gran entidad que conecte interna e internacionalmente con los factores de poder que puedan coadyuvar en la recuperación de nuestro país.

Ya lo hemos dicho; no se trata de buscar a cualquier candidato. No estamos en un concurso de belleza; juventud; simpatía, ni de fuerza. Se trata de armar un programa de gobernabilidad mínimo aceptable por todos; que emocione, y concite la razón para derrotar a un gobierno exageradamente malo y huérfano de realizaciones concretas.

Se trata de la búsqueda de un Estadista que piense en el país y no en su partido, ni sus militantes para repartirse cargos. No, el 2024 es decisivo para nuestro destino como nación, y acertar en la escogencia de programa y candidato es esencial. De lo contrario, Maduro volverá a ganar, y el país seguirá cayendo en su pobreza y miseria.

Necesitamos un candidato muy difícil de inhabilitar, es decir, una persona cuya entidad le eleve el costo al gobierno frente a una medida autoritaria eventual, y al mismo tiempo, que no esté amenazando a nadie. Al contrario, que ofrezca garantías al oficialismo que aspiramos derrotar. No se puede construir nada sobre la idea del odio y la venganza.

Hay que ganar; cobrar, y gobernar en paz para todos. Eso incluye al chavismo y al madurismo que serán en lo sucesivo, factores de oposición con mucho poder, porque controlan todas las instituciones. Negociación y acuerdos. No hay más camino que el Consenso.

 

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