África hace oír su voz en la Bienal de Arquitectura de Venecia

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Algunas aportaciones son eminentemente prácticas, aprovechan materiales usados y no están exentas de humor

Entre este bocadillo de Adjaye –que firma además una megainstalación exterior, donde antes la rubricaron Norman Foster o Alejandro Aravena– caben en el pabellón central otras propuestas de interés. Como la de Francis Kéré, el otro arquitecto africano de proyección internacional, ganador del Pritzker 2022, en la que invita a los arquitectos africanos a actuar con autonomía, venciendo la tentación del copiar y pegar las ideas del mundo industrializado.

El nigeriano Olalekan Jeyifous presenta una colección de renders coloridos con los que ilustra el movimiento para sustituir las estructuras de explotación coloniales por un nuevo esfuerzo conservacionista, con una mirada optimista al futuro. Otras instalaciones destacan por su humildad, como las del nigeriano Atelier Masoni, que dibuja sus edificios con tiza sobre una pared marrón, logrando bellas imágenes. La bienal también exhibe las cabañas que su bisabuelo inspiró a Sean Canty, de Boston, o a la reflexión del Theaster Gates Studio, de Chicago, sobre la condición de artista afroamericano en EE.UU.

La gran África en la Bienal de Venecia 2023 3
La gran África en la Bienal de Venecia 2023 3

Catalunya, con los manteros

Catalunya se alía con los manteros en su pabellón veneciano, mediante el montaje Following the fish (Siguiendo a los peces, o al pescado). Este título hace referencia a los cayucos con los que los senegaleses pescaban y luego fueron utilizados, dada la escasez de recursos sobrevenida, para emigrar. Eva Serrats, Daniel Cid y Francesc Pla, los tres comisarios, han interactuado con manteros para analizar sus necesidades habitacionales. Y, después, con 105 estudiantes universitarios –de la Etsav, la EAR…–, han abordado tres necesidades tipológicas de dicha comunidad: unos espacios habitacionales flexibles, próximos al coliving; otros de relación entre tales espacios y el exterior; y otros para comedores. Las mantas, convertidas en lienzos donde se reflejan paisajes de origen, de llegada o días de protesta social, tienen papel predominante en el montaje.

Este pabellón central, donde se exhibe también una instalación colgante en la que se resumen todas sus aportaciones, y las del Arsenale, realizada por el equipo de comisarios, es un manifiesto de Lokko, que lo define, usando un galicismo, como Force majeure.

En el Arsenal. Pero, como de costumbre, el Arsenal reúne también aportaciones dignas de ser analizadas con un tiempo que la profusión de largas ofertas videográficas no siempre facilita. Una de las que recibe al visitante, la firma Rhael Lionheart Cape (Londres, 1987), mediante un impactante vídeo de spoken poetry. Esta grabación ensalza el carnaval, como espacio de libertad paradigmático, y lo contrapone a una arquitectura británica que él considera aburrida. Rhael recita con los ojos vendados –porque debemos sentir no solo con la vista– y concluye que si podemos liberar el cuerpo en el carnaval también debemos poder liberarnos de ciertos edificios. Todo un programa de transformación, aunque quizás más propio del poeta activista que del arquitecto.

Hay en las siguientes salas otras piezas de interés, como la refulgente maqueta dorada de un Pabellón de la extracción, dedicado a la plata, el cobalto, el litio, el cacao, o los diamantes, pero también a la memoria, la cultura, la historia y otros elementos extraídos por los colonialistas de África. O la de Gloria Cabral y Sammy Baloji con Cécile Fromont, un enorme tapiz de hormigón, construido con restos de construcción y cristales, que lo iluminan. O el de Lotty, un creador londinense que, recurriendo a tecnologías digitales de última generación consigue la repatriación de (réplicas de) obras de arte africanas robadas.

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España, repensar la agricultura

La arquitectura de la cadena alimentaria debe ser repensada íntegramente, dice Eduardo Castillo-Vinuesa, comisario con Manuel Ocaña del pabellón de España. El modo en que producimos, distribuimos y consumimos los alimentos está en el origen de una transformación del medio natural insostenible. La dimensión del fenómeno que se quiere revisar es enorme. Un dato: un 73% de la superficie de España está dedicado, directa o indirectamente, a la producción alimentaria. El espacio central del pabellón lo ocupa un excelente reportaje fotográfico de Pedro Pegenaute, que documenta el estado de las infraestructuras dedicadas a la cadena alimentaria (desde granjas de pollos hasta plantas de residuos). Las cinco salas perimetrales se destinan a otras tantas filmaciones, de vario género (documental, ensayo audiovisual, videoclip de trap…).

Pero una de las piezas más impactantes es Investigating Xingiang Camps un trabajo videográfico de la arquitecta británica Allison Killing y la periodista Megha Rajagopalan, que han conseguido documentar, con fotografías de satélite, Google Maps e investigaciones sobre el terreno, la extensa red de penales y campos de concentración construidos por China para reprimir a la minoría musulmana iugur. Un millón de internos han pasado por ellos.

También en el Arsenal vemos tres colaboraciones españolas. La de los barceloneses Flores y Prats – Herencia emocional –, que vuelven a desplegar su estudio en la bienal, para valorar el papel de los usuarios en la memoria de los edificios, y viceversa, mostrando cinco proyectos, entre ellos el de la transformación del teatro Varietés, en Bruselas, en un centro cultural. O el de Grandeza Studio, con bases en Madrid y Sydney, que reflexionan en The Pilbara sobre una región árida en el noroeste australiano, objeto de sucesivas rapiñas coloniales. O Andrés Jaque y su Office for political innovation que analiza la lejana procedencia de materiales usados en Nueva York.

Pabellones nacionales. La reflexión medioambiental y cierta economía de medios, con vacíos incluidos, están muy presentes en los pabellones nacionales. Empecemos por estos últimos. Suiza ha decidido no exhibir nada, y se ha limitado a abrir una conexión con el vecino pabellón de Venezuela, en lo que define como manifiesto por la vecindad. Japón ha preferido celebrar el 67.º aniversario de la construcción de su pabellón por Takamasa Yoshizaka mostrando sus virtudes arquitectónicas. Y Rusia, aunque por otras razones, mantiene su pabellón vacío y cerrado. Está en otra cosa.

La gran África en la Bienal de Venecia 2023 2
La gran África en la Bienal de Venecia 2023 2

Respecto a las reflexiones medioambientales, destacan las de Alemania, Dinamarca y Estados Unidos. Con Abierto por mantenimiento, Alemania toma el toro por los cuernos e instala unos talleres en los que producir, con la maquinaria adecuada, de modo más sostenible. Dinamarca, en Imaginarios costeros, aborda un tema que suele producir un yuyu paralizante: la subida del nivel del mar. Y lo hace con ideas a veces primarias, pero útiles, desde retirarse de la costa, hasta disponer dunas, barreras de islas, marismas, agricultura o un urbanismo subacuático. Y, en el pabellón de EE.UU. – Plásticos para siempre –, Lauren Yeager (con sus tótems de desechos plásticos que emborronan la fachada clásica del pabellón) y otros creadores reflejan el modo en que este material da forma y erosiona la ecología y la economía contemporáneas. También apuesta por el pragmatismo Holanda, que presenta sistemas para aprovechar los 180.000 litros de agua de lluvia que cada año caen sobre los 256 metros cuadrados del techo de su pabellón… y se pierden.

En esta bienal hay mucho debate poscolonial, a veces parece que en proporción superior a la arquitectura. Y mucho más de lo que cabe en esta crónica apresurada. Pero también hay algo de humor. Letonia ha montado en su pabellón un supermercado de pega, con retales de las anteriores bienales, para que cada cual compre aquel que le guste más. Y el Reino Unido ofrece un vídeo titulado Bailando ante la luna, en el que, haciéndose eco del escritor James Baldwin –algunos ya piensan en colonizar la Luna, mientras otros prefieren bailar ante ella, como ante un viejo amigo–, se recogen imágenes de innumerables celebraciones festivas que los colectivos de la diáspora sudasiática, africana y caribeña han aportado a la muy formal cultura británica.

La Vanguardia España

 

Traducción »

Sobre María Corina Machado