Quinientos años antes de Cristo, fue Pericles el precursor de la democracia. Decía Pericles en su siglo de oro, que todas las personas pueden acceder a los más altos cargos públicos por sus virtudes y sus méritos porque cualquier ciudadano puede servir a la patria por humilde que sea su nacimiento. Sus ideas y acciones giraron en la participación y la defensa del pueblo, para una democracia igualitaria y de justicia, de bien común y seguridad y Platón en la República nos refiere y anima, en la justicia, sinónimo de derecho justo.
Hoy, dos mil años después de Cristo, la humanidad continúa en la búsqueda de la perfectibilidad de la democracia bajo su concepto etimológico del “poder del pueblo” y se ha vivido en diversos sistemas de gobierno en tiranías, nepotismos, colonialismos, neoliberalismo, comunismo, socialismo, izquierdismo, derechismo, monarquía, totalitarismo, militarismo, capitalismo, terrorismo, etc., etc., pero nos aferramos como tabla de salvación en un utópico poder del pueblo tanto en el sistema democrático como en la doctrina marxista-leninista con una justificación ideológica y hasta fundamentalista de las religiones o creencias. En nombre del pueblo se ha hecho atropellos a la humanidad.
La gente se pregunta si la democracia tiene la infraestructura de la corrupción y el enriquecimiento ilícito en desmedro de los grandes principios de los derechos humanos. Si es así, la democracia per se es una vía también de desafuero que tuvo sus comienzos felices con Pericles. La humanidad es por naturaleza democrática periclitada y socialista platónica de justicia.
Se está hablando de un nuevo orden internacional basado en la dignidad de las personas y la solidaridad entre los países; se piensa en una nueva Alianza para la Humanidad como estableció Platón en la República, de justicia, pero no por si sola, sino como lo definió Robert Owen, creador del socialismo capitalista en concordancias con el bien común, la seguridad, y la justicia, es de derecho justo, más allá de la democracia neo-liberal y más allá del socialismo utópico.
La expresión “oposición” para identificar a los partidos políticos que adversan al gobierno, es inaceptable e inapropiada por cuanto no son opositores por llevarle la contraria al partido en ejercicio del poder político sino deben identificarse mediante la doctrina política-social que pertenezcan, si es “social demócrata”, “social cristiano”, liberal, conservador o asociados a otro sistema doctrinario político, así, por ejemplo, cuando un partido político se denomina como el “partido TIERRA”, no es de OPOSICIÓN “per se” sin tener una doctrina social, por ejemplo, el partido político COPEI, es social cristiano no por “oposición” aún cuando sea contrario al gobierno de turno. Los partidos políticos en sus diversas corrientes no se excluyen sino deben comulgar en la felicidad del país.
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