Testigos. Desde un punto alto, los aimaras observan cómo los soldados deciden cruzar el río Ilave por su propia voluntad.
En el lugar de los hechos. Reportero de La República fue testigo presencial cuando los comuneros aimaras consiguieron que una patrulla del Ejército, que pretendía llegar a Juli, retornara al cuartel de Ilave de donde había salido. Por órdenes superiores, cruzaron el río Ilave, según contaron a los comuneros los efectivos que lograron sobrevivir. En el intento fallecieron 6 militares.
Esta imagen confirma que los aimaras obligaron a los efectivos del Ejército a que se retiraran y los escoltaron para que retornen a su cuartel en Ilave. Foto: Liubomir Fernández/La República
Lo que se supone que tenía que ser una comisión periodística más terminó convirtiéndome en testigo de los minutos previos a lo que sería la muerte de seis soldados del Ejército en las gélidas
Después que se aseguraran que era periodista puneño, y no de la capital, y guardar registro de mis documentos personales, los aimaras, en el puente internacional de Ilave, el lunes me dieron la autorización para informar lo que sucedía en su jurisdicción.
No era un momento cualquiera. En la zona altiplánica había mucha tensión. El sábado, el ejército abrió fuego a la población de Juli y dejó cinco heridos, uno de ellos con impacto de bala. Luego de lo sucedido, el acuerdo era sacar a todos los militares y poblaciones aimaras.
En el momento que arribamos a la ciudad de Ilave, un grupo importante de comuneros se movilizaba hacia la zona de Huancuni, en las afueras de la ciudad. Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, una patrulla de soldados partió de Ilave hacia Juli para controlar el orden público, luego que se registraran enfrentamientos con la población.
No lograron su cometido de llegar a Juli porque en medio camino los comuneros aimaras los interceptaron y los hicieron regresar caminando.
El regreso al cuartel
Los comuneros que literalmente los custodiaban los dejaron en la carretera, mientras que en frente cientos de comuneros de Ilave los esperaban en la cima de los cerros para pedirles que se retiraran.
Escalé a una de esas cumbres para ser testigo de cómo los aimaras se habían organizado para expresarles su rechazo a los militares. Y cumplieran con retornar a su cuartel en Ilave.
La patrulla militar se distanció de los aimaras que los hicieron regresar. Cuando se había alejado el grupo de soldados, al mando del capitán Josué Frisancho Lazo, algunos de los efectivos hicieron varios disparos al aire. Todos nos lanzamos al suelo por temor a que impacte una bala perdida. No había aimaras cerca de los uniformados. Nadie los estaba atacando.
Posteriormente, los miembros de la patrulla en fila se dirigieron hacia la orilla del río. Su propósito era cruzar el río Ilave para cortar camino por el camal que se encuentra en el lugar, y de ahí andar unos 15 minutos para llegar al cuartel Pachacútec.
Antes de sumergirse en el agua, los uniformados, nuevamente, hicieron disparos para que nadie se aproximara. Todos se protegieron. Los militares no estaban acosados por los aimaras que, como yo, presenciaban el cruce del río.
Un primer grupo de efectivos con las justas logró alcanzar la otra orilla. Sin embargo, el segundo grupo que ingresó al agua con su armamento, uniforme, chaleco antibalas, entre otros, llevó la peor parte. Seis se ahogaron y otros cinco fueron rescatados por los aimaras. Videos y fotografías confirman que los militares recibieron ayuda de los aimaras para salvar la vida.
Aimaras al rescate
En todo momento, los manifestantes estaban en los cerros. Era imposible que lanzaran piedras con hondas, ya que la distancia entre los comuneros era de aproximadamente más de dos kilómetros. Nadie los ataca de manera directa. Lo que había era insultos de todo calibre y advertencia de que si no se iban, las cosas serían peor. Eso sí es cierto.
Fue una decisión unilateral la que los llevó a ingresar al río. Nada los presionó. No tenían a nadie en frente que los atacara de manera directa. Eso es lo que vimos, algo completamente diferente al comunicado del Ministerio de Defensa, que ha dicho: “El Mindef condena enérgicamente la actitud hostil ejercida contra la patrulla de la que formaban parte los mencionados militares por parte de violentistas que les impidieron el paso, por lo que el personal se vio obligado a tomar una ruta alterna que cruzaba el río (Ilave) con el fin de evitar un enfrentamiento con dichos elementos radicales”.
Como hemos mencionado, los aimaras estaban muy lejos de los integrantes de la patrulla cuando estos iniciaron el cruce del río Ilave.
La decisión de pasar el río Ilave provino de los superiores de los soldados, según el testimonio que les dieron estos a los comuneros. Las víctimas eran de la zona, por lo tanto sabían que el río Ilave es más hondo, pero cruzaron porque, como cabos y soldados, ellos no toman las decisiones.
Los comuneros bajaron de los cerros corriendo solo cuando vieron que varios soldados luchaban por salir del agua. En ese momento todos bajaron a prestar auxilio.
Las primeras escenas de cómo salieron del agua fueron transmitidas en vivo y en directo por La República.
Aimaras rescataron a soldados
Los rescatados se identificaron como aimaras y tras revelar la comunidad a la que pertenecían, les dieron todos los auxilios.
Después de reanimarlos, les contaron a sus paisanos que su jefe superior les ordenó cruzar el río con el propósito de cortar camino para llegar más rápido al cuartel Pachacútec. Contaron que la orden se habría coordinado con el comando del cuartel y con el comando de operaciones de Puno. Si lograban cruzar el río, los iban a recoger en carro portatropas. Luego terminaron contando que el uniforme que cargaban no les permitía nadar.
La situación se tornó dramática cuando el primer grupo que logró cruzar el río arrastraba por la orilla el cuerpo sin vida de Franz Juan Canaza Cahuaya (20). Este era hijo de un teniente gobernador de Juli.
Cuando se enteraron de que los rescatados y el primer fallecido eran hijos de aimaras, los comuneros estallaron en llanto. Les parecía injusto que hijos y padres se enfrenten.
Cómo es posible que los oficiales nos hagan enfrentar con nuestros propios paisanos. Eso no puede ser, reclamaba una mujer que prestaba auxilio a los rescatados.
Todas las víctimas son de Puno, por lo que la tragedia ha impactado fuertemente en la región altiplánica.
Los fallecidos son:
Franz Canasa Cahuaya, de Juli, Chucuito, de 20 años.
Álex Quispe Serrano, de Ilave, El Collao, de 19 años.
Elvis Pari Quiso, de Ilave, El Collao, de 20 años.
Elías Lupaca Inquilla, de Pilcuyo, El Collao, de 19 años.
Percy Alex Castillo Pongo, de Condururi, El Collao, de 18 años.
Carlos Quispe Montalico, de Conduriri, El Collao, de 20 años
Eran cabos y soldados del Servicio Militar Voluntario (SMV). Los cabos perciben un ingreso de 97 dólares mensuales. Los soldados del SMV, 68 dólares mensuales..
La República de Perú