Humberto Calderón Berti: Nicolás Maduro vive su mayor debilidad por una económica que no puede dominar

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El aislamiento del gobierno de Nicolás Maduro en la comunidad internacional y la creciente ola de protestas populares en todo el país coloca al régimen en una complicada disyuntiva que amenaza con profundizar aún más la grave crisis política  económica y social que venimos enfrentando en Venezuela.

La ausencia de Maduro en la reunión de la CELAC, en las tomas de posesión presidencia de Lula en Brasil, y de Petro en Colombia son tres sucesos políticos muy complicados para la imagen de un gobierno con las finanzas públicas quebradas, con un hervidero social en la calle y con abrumador rechazo popular que ahora se extiende hacia las bases defraudadas del chavismo, de las fuerzas armadas y de los cuerpos de policía de todo el país que son venezolanos igualmente alcanzados por la inflación los sueldos miserables y la pobreza creciente”.

Las dictaduras de Venezuela y de Nicaragua son mal vistas no sólo por los gobiernos democráticos del mundo, sino también por quienes a pesar de cercanía ideológica y favores recibidos no quieren ahora compartir el desprestigio de estos impresentables totalitarismos. Prueba de ello es como de manera reiterada el presidente Petro y el presidente Boric se han pronunciado pidiendo la convocatoria de elecciones libres en el país y el respeto a los derechos humanos”.

Los gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Cuba presididos por Ortega, Maduro y Díaz Canel respectivamente son catalogados por la comunidad internacional como las únicas dictaduras establecidas en Latinoamérica. Solo en estos países existe un sistema en el que la violación permanente de derechos humanos, la censura la cárcel y el exilio son los métodos empleados para retener el poder en contra de la voluntad del pueblo. Y ahora en el caso venezolano ante el desastre económico y sus consecuencias políticas y sociales el régimen se encuentra enfrentado a una delicada coyuntura, que consiste en asumir con verdadero sentido de la realidad las consecuencias de la pésima gestión realizada durante casi un cuarto de siglo y dar un vuelco radical a sus políticas para intentar detener un caos que se aproxima con consecuencias impredecibles, o por el contrario enfrentar las protestas sociales como lo hecho hasta hora utilizando su poder represivo sin importarle violar derechos humanos y perseguir con procedimientos bárbaros a la disidencia.

Maduro atraviesa uno de sus momentos de mayor debilidad, ante la realidad económica que no puede dominar y que no encuentra la forma de revertir, y se refiere a la protesta de esta etapa, cuya naturaleza es radicalmente distinta a la que históricamente hemos vivido en los gobiernos de Chávez y Maduro.

Aquellas heroicas luchas costaron vidas humanas y han sembrado de dolor y sufrimiento a miles de compatriotas, tal y como ha sido denunciado en las Naciones Unidas en los informes de comisiones independientes, en los de Michelle Bachelet Alta Comisionada de Derechos Humanos y en la Corte Penal Internacional. Esos sacrificios fueron cumplidos en búsqueda de la libertad y en un ambiente de gran polarización política. Esta vez siguen vigentes esos nobles motivos, pero ahora se une otra causa prioritaria, urgente y vital, como lo es la lucha contra el hambre y por la vida de un ochenta y tres por ciento de la población indignada y empobrecida”. Más de seis millones de Venezolanos con menos de 7 dólares  mensuales y alguno que otro la bolsa de alimentos de muy mala calidad.

 

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