Sheroanawë Hakihiiwë, el guardián de la cultura yanomami, por Grace Lafontant

Compartir

 

El artista plástico y maestro papelero, Sheroanawë Hakihiiwë.

Seducción. Eso es lo que siente el visitante cuando entra al galpón G9 de la galería ABRA Caracas, pues desde el sábado 24 de septiembre se exhibe la muestra «Parimi Nahi», o la Casa eterna del chamán, traducido del yanomami. Pero no se trata de un montaje cualquiera: apenas cruzar la puerta ‒luces bajas, paredes rojas‒ el visitante no puede más que poner toda su atención en cada una de las veintitrés piezas que colman el espacio. Tras el efecto de contemplación, y de posible misterio, los cuadros invitan a pasearse por la cosmogonía yanomami a través de los ojos del artista plástico y maestro papelero Sheroanawë Hakihiiwë.

Tradicionalmente, los yanomamis utilizan sus cuerpos como lienzos: se pintan con onoto y carbón. Sheroanawë –quien reside en la comunidad Pori Pori, cercana a Mahekoto-Teri (Amazonas)– tuvo el tino, hace más de veinte años, de trasladar esa práctica ancestral a otra un tanto diferente: el papel y la tela. Guardando las distancias respecto al por qué de cada expresión el artista, de 51 años de edad, junto con el fundador de ABRA Caracas, Luis Romero, reunieron más de veinte piezas para mostrar algo de la selva profunda del Alto Orinoco a los nape (o extranjeros); especialmente, la flora y la fauna, pero también historias y explicaciones cosmogónicas. Por ejemplo, el origen de la noche.

En la galería llama la atención un elemento particular: un poste decorado con plumas de águila arpía en medio de la sala. Explica Sheroanawë que el tronco, el Parimi Nahi, es la casa eterna del chamán. Aclara el artista:

Este palo lo usan los chamanes y se quedan así siempre. Son casa de los chamanes, de espíritus que siempre van a estar. No se pudre, no se tumba. Este palo cae del árbol y se queda solo el corazón. Es un palo que no tiene fin, no se acaba.

«Para hacer, trabajo. Pienso y tengo un cuaderno en que pongo todo lo que estoy imaginando y voy escribiendo», comenta sobre su proceso creativo, que consiste en mirar a su alrededor, recordar y convivir con su gente para luego reinterpretarlo y plasmarlo en papel. Para apreciar las obras elaboradas con patrones, líneas y dibujos los nape deben abrir sus mentes y poner en marcha la imaginación. Es un ejercicio de intuición, de inocencia y de permitir que la maravilla y la magia los envuelva. Todo esto corresponde a uno de los roles básicos del arte: sentir.

Fotos: María Teresa Hamon, cortesía de la Galería ABRA.

 

 

Pintar para preservar la identidad y las tradiciones ancestrales

En el trabajo de Sheroanawë hay belleza y conocimiento. Sin embargo, enlazado a su labor como artista se encuentra el rol de guardián y protector de la cultura yanomami. Esta tarea de preservación surge por la amenaza que el acervo cultural de este grupo amazónico enfrenta. Una manera de custodiarlo es, justamente, trasladarlo a pinturas y que, en este caso, serán resguardadas en galerías o museos.

De acuerdo con el mencionado Luis Romero, Sheroanawë genera una posición firme frente al avance de la civilización occidental:

Shero tiene una gran fuerza espiritual, él es muy arraigado a su cultura. Creo que hay orgullo de parte de Shero y resistencia porque, de alguna manera, logra trascender. Los yanomamis son menos de treinta mil personas; entonces, es una gente que está amenazada y que a pesar de que habitan un territorio muy grande lo necesitan porque es la única manera que tienen para sobrevivir. Esa selva lo es todo para ellos.

La vida del artista trascurre entre Caracas y Pori Pori. Es en la capital de la república donde Sheroanawë realiza sus obras, específicamente en el taller que le facilita Luis Romero. Allí, comenta el creador, se siente tranquilo y a gusto para pintar. Tras varios meses de trabajo regresa a su comunidad en Amazonas:

Mis hijos, mi familia, mi mujer. Yo los quiero mucho y ellos me preguntan cuándo vuelvo porque me están extrañando. Les digo que falta poquito, que aguanten; ya nos veremos por allá. Mi familia, mis hijos y mi hija nueva. Yo amo a mi familia.

Pero no solo extraña a su familia cuando está lejos, también siente nostalgia por  su comunidad. De hecho, la comunicación es constante y siempre hay interés en la gente de su pueblo por ver la obra que hace Sheroanawë.

La comunidad sabe que yo presento mi obra y cultura. Cada vez me preguntan si ya puse la exposición, si ya está listo. Y no, les digo, estamos montando, arreglando. Y me piden las fotos que llevo. Todos están esperando para cuando regrese y muestre, responda y hable con ellos.

En dos décadas de trabajo, Sheroanawë Hakihiiwë ha expuesto su obra en individuales en Venezuela, España y Portugal; pero también en muestras colectivas como la Bienal Internacional de Artes Indígenas Contemporáneas de Conaculta, México, en 2012; la XII Bienal de Shanghái, en 2018; el pabellón de Venezuela, 2019, en la Kupfer Projects de Londres; la Kunsthalle Wien, Austria, en 2021. Y este año participó en la XXIII Bienal de Sydney; la LIX Bienal de Venecia y en la Katmandú Trienal, Nepal. Además de otras exposiciones en Colombia, Alemania, Argentina, España, Francia y Estados Unidos.

Foto: Beatriz González, cortesía de la Galería ABRA.

En 1992, la artista mexicana Laura Anderson Barbata visitó la comunidad de Sheroana, Amazonas, de donde Sheroanawë es oriundo. En aquel momento Sheroanawë aprendió de la artista los procesos para fabricar papel con fibras shiki o abaca, y en ese mismo año fundaron el proyecto comunitario Yanomami Owë Mamotima para elaborar papel de forma artesanal. Lamentablemente, este estudio fue destruido por un incendio en 2010. Aun así, su interés por seguir perfeccionando su técnica no se detuvo. Cursó estudios en Columbia College (Estados Unidos), en dos oportunidades; en el Instituto de Estudios Avanzados (Caracas) y en el Taller de Artistas Gráficos Asociados (Caracas).

Además, ha sido reconocido con diferentes premios como artista de proyección internacional por la Asociación Internacional de Críticos del Arte, capítulo Venezuela (Caracas, 2021); el Illy Sustain Art Prize en la Feria ARCO Madrid (2019) y el Premio Refresh Irinox de la Feria de Arte Contemporáneo Artissima (Italia). En 2012 obtuvo el Primer Premio de la Bienal Internacional de Artes Indígenas Contemporáneas de Conaculta, México, y en 2000 fue galardonado con el Libro del Año, premio recibido por el Centro Nacional del Libro (Venezuela), gracias a la publicación de Shapono, texto editado por el Yanomami Owë Mamotima y Laura Anderson Barbata.

Como amigo y guía en la ciudad, Luis Romero asegura ser testigo de la evolución artística de Sheroanawë en el transcurso de varios años:

Desde una persona que trabajaba de una manera artesanal, hasta entrar en un proceso de reconocerse como artista. Es muy importante. Lo veo en su propuesta: ya no es solo recopilar directamente un lenguaje que le pertenece al pueblo yanomami. Todo lo que vemos en la sala viene de un desprendimiento, este es un lenguaje propio como artista donde refleja su origen, es su inspiración. También habla más español, yo hablo un poquito de yanomami. Es una manera importante de conocer más sobre la cultura, la belleza, la intención.

Quienes deseen visitar «Parimi Nahi» para conocer más sobre el arte de Sheroanawë y la cultura yanomami pueden hacerlo de martes a domingo hasta el 20 de noviembre e 2022, en el galpón G9 de la galería ABRA Caracas en el Centro de Arte Los Galpones, ubicado en la urbanización Los Chorros.

Prodavinci

 

 

 

Traducción »