Isaías Márquez: La minería ilegal y el proyecto ecocida AMO

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De magnitudes folclóricas y hasta ancestrales o atávicas, El problema de la minería ilegal, que se formaliza mediante una rimbombancia denominada proyecto (ecocida) Arco Minero del Orinoco (AMO), sobre la base de un subterfugio (sofisma), y elusión de los  artículos 129 y 304 CRBV que el régimen llamó, impensadamente, “minería ecológica”, la cual abarca un espacio importante de la cuenca hidrográfica del río Orinoco, equivalente a casi un 47 por ciento de la extensión total del estado Bolívar; franja criminal de unos 112 mil km cuadrados, desde Maripa, hasta la Reserva Forestal Imataca (RFI) y extrapolada hacia todo los espacios y/o extensiones de los municipios por cuya cabecera pasa o afecta, a lo largo de la margen derecha (sur) del río Orinoco u Orinoquía Venezolana; arco de unos 300 km. Tal seudoproyecto consolida, por extensión, a la delincuencia organizada sobre todo el área, incluida las operaciones Farc, la narcoguerrila y otros desaguisados, los cuales el régimen dizque procura erradicar con “apoyo”, muy objetable, de la FANB, pues la situación, por su persistencia y avance progresivo se agudiza y aparenta poco extirpable a plazo inmediato debido, quizá, a confabulación de intereses, con asidero en las propias autoridades, contubernio muy propio en el medio de referencia, además de la ligereza del régimen; Ínterin, el pulmón del país sucumbe ante la actitud impasible de los responsables por esta situación de orden público e insalubridad tangibles, sobremanera.

Como corolario, el estado Bolívar ofrece cerca de unos dos mil puntos de minería ilegal distribuidos entre unas seis cuenas contaminadas producto de la actividad minera que correspnde a los ríos Caroní, Caura, Cuyuní, Cuchivero, Aro y Yuruari.

Se trata de un ecocidio auspiciado por el propio Estado tras aprobación del Proyecto Arco Minero del Orinoco (AMO) para explotación de minerales en las cuencas señaladas.

La explotación contaminante de oro es perjudicial para el medioambiente, así como  para las comunidades indígenas de esa entidad, radicadas en las áreas de referencia. Cabe señalar que la contaminación mercurial podría ocasionar trastornos neurológicos muy severos y hasta del comportamiento (problemas de insalubridad a considerarse).

 

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Sobre María Corina Machado