Dos visiones de la poesía moderna

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Elí Caicedo y Ernesto Román comentan la naturaleza del poeta y la importancia de expresarse a través de la prosa y el verso

El amor, el dolor, la vida y la muerte, sentimientos que están inmersos en la poesía, uno de los géneros literarios considerados más libres por las emociones y reflexiones que se expresan en versos o en prosas, y que hoy dos reconocidos poetas en el estado Táchira disertan sobre la naturaleza, la disciplina y el compromiso de un escritor en tiempos modernos.

Elí Caicedo Pinto, poeta e investigador literario con gran trayectoria en el estado Táchira y Ernesto Román, escritor galardonado y reconocido por su labor en el Ateneo del Táchira, consideran que la lectura es un factor fundamental para comenzar a escribir poesía. Ambos escritores manifiestan que su amor por la escritura y la literatura comenzó y creció al leer obras de diferentes autores, sobre todo poetas venezolanos. Por lo tanto, la lectura les ayudó a incursionar y a despertar esa pasión, donde buscando entre diferentes corrientes y bajo la influencia de varios autores consiguieron su propia voz en el mundo literario

Elí Caicedo Pinto comenta que ante estos hechos se puede pensar que no hay procesos de creación, que la poesía parece disminuir. Sin embargo, desde su punto de vista sucede todo lo contrario, el encierro y “las situaciones que creó la pandemia hicieron que algunas personas comenzaran a escribir más”. Detalla que cuando una persona se siente triste, perseguida o burlada, “para no llorar”, recurren a la poesía que es “una forma de llorar”, una literatura catártica que le permite curarse.

Para Caicedo, la poesía es una necesidad, pues mientras los deportistas se liberan a través del cuerpo, hay quienes escriben. “No es un vicio, no es una costumbre, es una necesidad biológica y eso se manifiesta” en muchas personas.

El poeta, Ernesto Román, opina que antes que una necesidad asegura que la poesía es una convicción, una vocación y una premisa.

Román define al poeta como “una persona movida, iluminada, encendida por un ejercicio de espiritualidad”, y la poesía es esa búsqueda constante donde “uno se encuentra con sus héroes del corazón (…) y los deja viviendo allí para siempre”.

El poeta zuliano Román considera que aunque la pandemia ha creado una especie de desidia muy grave en los seres humanos, por los cambios que la humanidad ha tenido que afrontar “a quienes nos gusta la poesía, nos seguirá gustando y seguiremos en ese camino, llevando esa lámpara poética hacia adelante”.

El camino

Tanto Ernesto Román como Elí Caicedo concuerdan en que la condición del poeta trasciende, implica una disciplina y en ocasiones contempla un ritual de preparación, pero mientras Román destaca la parte relacionada con la gramática, Elí Caicedo resalta que “el poeta es aquel que no necesita estar alegre, estar triste o estar despechado; sino que en cualquier momento tiene la disciplina de escribir y cuando no lo hace se siente mal, se siente envenenado por dentro”.

Para Caicedo, el poeta se puede manifestar cuando se es joven, “cuando los adolescentes empiezan a escribir relaticos por amor” o porque simplemente no ubican o no encuentran su lugar en el mundo. En el caso de Román, la condición poética del ser humano no tiene ni principio ni fin, es un comportamiento ante la vida”.

Por lo tanto, es difícil precisar el momento donde comienza a manifestarse la condición poética, pero Caicedo insiste en que lo importante es dar la cara, precisa que se debe motivar a los poetas y “abrir espacios para que se muestren como escritores y que vaya asumiendo que tiene la cualidad”.

Bajo las circunstancias actuales donde las ciudades se encuentran sitiadas por la pandemia por covid-19, y mientras el conflicto entre Ucrania y Rusia contiene el aliento de todos, la situación de la literatura, específicamente la poesía, parece ser una cuestión de perspectiva.

“La mayoría de la gente escribe porque le gusta, algunos hacen relatos, algunos hacen poesía textual o en prosa”, tratan de definir lo que sienten, pero pocos cuentan con un lugar donde sentirse seguros, para comunicarse.

La poesía: Un ciclo de legados

Ernesto Román destaca una especie de inmortalidad implícita en la poesía y la escritura, como mencionaba, la condición poética no tiene inicio ni final y esto es muy importante, debido a la vigencia que puede otorgar una obra.

Como ejemplo, Román toma la muerte de grandes poetas cuyas obras siguen vigentes, explica que la obra mantiene vivo el recuerdo de su autor y eso es un tipo de inmortalidad que forma parte de un ciclo que inspira a las generaciones futuras, las cuales, a su vez, serán las obras que fomentarán la escritura e incluso la lectura en otras personas.

Román dice que un verdadero poeta vive con humildad, muere, pero su obra sigue en los corazones, se siguen leyendo sus libros y por ello es difícil determinar cuándo comienza o termina la condición poética. Por ello, Elí Caicedo destaca que hay que leer y sentirse a gusto con los pares escritores.

María Villamizar (Pasante) – La Prensa del Táchira

 

Traducción »

Sobre María Corina Machado