Presentación
Lino Meneses Pacheco, Gladys Gordones y Jacqueline Clarac De Briceño
El desarrollo de las ciencias sociales no constituye un monopolio de determinadas colectividades científicas y determinados hombres de ciencia, sino que es cosa de el pueblo. Rodolfo Quintero, 1969.
Estamos asistiendo en la Venezuela contemporánea a la diversificación de los campos de nuestra vida cotidiana que son aborda-dos para su estudio y comprensión desde una perspectiva antropológica, una muestra de ello son los diversos trabajos de investigación que se desarrollan en el país en la actualidad y las ponencias que han sido presentadas, por diversos/as investigadores/as en los Congresos de Antropología que se han celebrado en la ciudad de Mérida a partir del año de 1998. En el marco del II Congreso Nacional de Antropología, celebrado en dicha ciudad del 31 de octubre al 5 de noviembre del año 2004, colegas venezolanos/as y extranjeros/as propusieron grandes temas de trabajo y discusión que se expresaron en simposios donde acudieron diversos/as investigadores/as con sus ponencias.Veinte simposios fueron los realizados en este evento: Educación propia indígena e intercultural, coordinado por Omar González Ñáñez y Zoraida Añez. Los sistemas interétnicos del Orinoco. Siglos XII-XIX, coordinado por Alexander Mansutti, Kay Tarble y Horacio Biord. Los Barí del siglo XXI, coordinado por Manuel Lizarralde.
El warao y su historia, coordinado por Rosa Mayo y Noreye Guanire. Etnociencia y etnotecnología, coordinado por Izaskun Petralanda. Diversidad cultural, historias locales y uso del espacio: Perspectivas etnográficas y arqueológicas de los grupos humanos en Venezuela en tiempos de transformación, coordinado por Egleé López, Hortensia Caballero y Eliécer Arias. Territorio y la territorialidad como construcciones culturales, coordinado por Catherine Alès, Jacqueline Clarac, Jean Chiapino y Alexander Mansutti. Cuerpo, género, sexualidad y salud, coordinado por Blanca Elisa Cabral y Carmen Rosillo. Educación, cultura y género, coordinado por Carmen Teresa García y Malva Moreno. La esfera pública: espacio vínculo/espacio, tensión ¿Cómo se construyen identidades? coordinado por Teresa Ontiveros y Julio de Freitas. Arte, estética y antropología, coordinado por Jacqueline Vílchez. El trabajo de campo en antropología, coordinado por Eduardo Herrera, Jenny González, Christian Español y Tania Granadillo. Museos y antropología, coordinado por Gladys Gordones y Luis Galindo. El lenguaje de los símbolos: grabados en la roca, coordinado por Antonio Niño, Liliana Abate y Miguel Ángel Salamanca. Música y cultura, coordinado por Jacqueline Vílchez y Ernesto Mora Queipo. Arqueología y etnohistoria de la cuenca del Lago de Maracaibo, coordinado por Lino Meneses Pacheco. Etnopsiquiatría del venezolano: los nuevos discursos de identidad, los nuevos conflictos, coordinado por Jacqueline Clarac y Rafael López Sanz y La teoría y práctica de la antropolingüística, coordinado por Marlene Socorro. Las diversas ponencias presentadas por colegas nacionales e internacionales en los simposios nombrados se encuentran incluidas en este libro colectivo que hemos llamado Lecturas Antropológicas de Venezuela.
Quedaron atrás aquellos años en que se pensaba que los estudios antropológicos se centraban exclusivamente en la investigación de las comunidades indígenas y las lenguas habladas por ellas, el folklore y/o cultura popular y los restos de cultura material dejados por las sociedades llamadas prehispánicas. Quizás esta realidad, si se quiere novedosa en nuestro país, obedezca precisamente a lo que el colega mexicano Esteban Krotz (2006) ha llamado la diversificación de pensamiento antropológico de nuestros países debido a su propagación por la poderosa industria cultural del norte que mercadea la producción intelectual; sin embargo, esta realidad también obedecería, a nuestra manera de ver, a la realidad socio histórica venezolana contemporánea y en general a las realidades económicas, políticas y sociales que viven en la actualidad los países del Sur, donde las mal llamadas minorías étnicas y culturales, que en fin de cuenta constituyen las grandes mayorías de nuestros países, han pasado de la resistencia cultural y política a la ofensiva para contrarrestar la invisibilización intencionada y por ende exclusión que la sujetaba al nuevo coloniaje impuesto por los países del norte.
La constitución de la República Bolivariana de Venezuela proclamó en el año de 1999, con el fin último de refundar la República, el carácter multiétnico y pluricultural de la sociedad venezolana, situación que había sido negada sistemáticamente por las élites que habían gobernado el país desde el siglo XIX. En la práctica esta proclama nos lleva a distanciarnos explícitamente de la categoría de Occidente que desde una perspectiva no geográfica, supone en lo cotidiano una forma única de sociedad que deviene de la conjunción de la economía de mercado promovida por las corporaciones multinacionales, la retórica de unos derechos humanos únicos, una forma de democracia y de libertad única como paradigmas universales y la racionalidad ilustrada, representada en la llamada ciencia que se desarrolla en los centros de investigación del norte que se nos presenta como la única forma de conocimiento posible (Godelier, 1995).
Ahora bien, el hecho de que se haya ampliado los campos de interés para ser abordados desde una perspectiva antropológica no quiere decir que hoy en día en nuestro país exista una mayor influencia de los antropólogos y las antropólogas para la definición y la ejecución de políticas sociales y culturales en Venezuela, situación que se refleja de manera inmediata en la realidad cuando no tenemos idea de cuántos antropólogas y/o antropólogos se encuentran ejerciendo la profesión en organismos gubernamentales y organizaciones no gubernamentales. A grosso modo podemos decir que conocemos a los colegas que están ejerciendo en las universidades públicas y sus respectivas líneas de investigación, pero, salvo alguna excepciones, no conocemos las líneas de trabajo de nuestros/as pares que se encuentran en la administración pública y/o privada.
A estas alturas del debate, tendríamos que discutir dos aspectos importantes que indudablemente inciden en este novísimo contexto histórico-social en el que estamos viviendo:
El primero tiene que ver con que la gran mayoría de las antropólogas y los antropólogos de Venezuela se encuentran alineados con las propuestas teóricas y prácticas que se crean y se difunden desde el norte por los cada vez más eficientes medios de transmisión electrónica (Internet) y la fortaleza de su industria editorial, trayendo como consecuencia que sea hegemónica la creencia de que los y las investigadores/as deben conservar la “objetividad” en los estudios realizados.
La objetividad como paraíso ilusorio del científico y la científica se presenta en la ciencia moderna occidental como un mecanismo único y universal que regula y domestica el hacer ciencia, separando el mal llamado “objeto de estudio” de la persona que funge como investigador/a.
La propuesta de la ciencia posmoderna en la antropología, que emergió como una nueva manera de globalizar el quehacer científico en el mundo, buscó camuflar esta realidad cuando se le hicieron críticas a la antropología tradicional precisamente en el ámbito del conocimiento objetivo de la realidad, que según los posmodernos funcionaba como un discurso meramente literario.
Ante tal situación, se propuso avanzar hacia una relación dialógica entre el/la antropólogo/a y el/la informante, que permitiera acabar con los metarrelatos en virtud de que mostraban precisamente una visión analógica del investigador y/o la investigadora que de manera implícita, e inclusive explicita, tenían como fin último de conservar la objetividad de la disciplina y mantener de alguna manera la autoridad en tanto antropólogo/a experto/a en el estudio de las sociedades. La relación dialógica de los posmodernos buscaba visualizar y hacer trascender a través del diálogo las características culturales particulares de cada sociedad abordada por la antropóloga y/o el antropólogo (Reynoso, 1996), sin embargo, tal discusión terminó en lo práctico, reproduciendo el esquema de la ciencia “objetiva” debido a que supuestamente hablaría el informante en los textos de los antropólogos y/o las antropólogas, olvidando que la persona que a la final edita y transcribe la información sigue siendo precisamente la investigadora y/o el investigador.
Además de lo planteado en líneas anteriores, habría que agregar aquí, en este contexto de la discusión, que aunque parezca contradictorio debido a que los países del norte, en el contexto de la ocupación territorial de los países del sur, le asignaron en el siglo XIX a la antropología el estudio del otro, ese otro en nuestros países somos nosotros mismos, lo que trae como consecuencia la difícil separación objetiva entre el/la investigador/a y los/as estudiados/as.
El segundo aspecto al que haremos mención en relación a la mayor influencia de los antropólogos y las antropólogas en la definición de políticas sociales y culturales en la Venezuela contemporánea, está relacionado con la vergüenza étnica resultante de un largo proceso de colonización intelectual que mantiene a la mayoría de los y las antropólogos y antropólogas ideológicamente subordinados a los designios del norte. Ya lo planteaba Rodolfo Quintero en una ponencia presentada en la asamblea plenaria del Primer Congreso de Sociólogos y Antropólogos de Venezuela, celebrado en el mes de junio de 1969. Decía Quintero que:
Las culturas de conquista que ha operado y operan en nuestra sociedad cuentan entre sus rasgos fomentar sentimientos de inferioridad de lo criollo frente a lo extranjero y mecanismos de imitación de lo extraño. Lo que se evidencia en materia de viviendas, indumentaria, formas de alimentarse, tiene expresión en la actividad intelectual: el libro extranjero se vende a precio elevado, sin tener en cuenta su contenido; en cambio, siempre resulta caro el producido por autores criollos, aunque constituyan aportes de gran utilidad; al profesor nuestro hay que buscarle los defectos, al venido del extranjero hay que buscarle las cualidades. Son actitudes colectivas alienadas… (Quintero, 1969: 9).
En fin, la vergüenza étnica de nuestros antropólogos y nuestras y antropólogas e intelectuales en general se expresa en la actualidad en la absoluta fe de que los programas de postgrado de los países del norte son los únicos que nos permitirían superarnos académicamente y que el norte es el único lugar que nos puede dar el visto bueno para validar los resultados de nuestras investigaciones.
Indudablemente que lo planteado en las líneas anteriores obedece a una lucha más amplia que obedece a nuestro posicionamiento geopolítico en el cual a los países nuestros, es decir los países del sur, se les ha impuesto una división del trabajo que consagra que los únicos centros de producción de grandes teorías “universales”, es decir de hacer “ciencia”, se encuentran en los países del norte. Se trata entonces de un proceso de “colonización ausente” (Gnecco, 1999), en términos de la no presencia de tanques y buques de guerra, que nos mantiene subordinados ideológicamente a los designios del norte.
No podemos terminar esta presentación sin dejar de mencionar nuestro profundo agradecimiento al Museo Arqueológico de la Universidad de Los Andes, la Maestría en Antropología de LUZ, la Maestría en Etnología de la ULA y al Centro de Investigaciones Antropológicas de la UNEG, que participaron y apoyaron decididamente la organización del II Congreso Nacional de Antropología, realizado en Mérida en el año 2004 y de donde salieron los trabajos de esta obra colectiva que nos permite leer a Venezuela desde una perspectiva antropológica.
Referencias
Gnecco, Cristóbal. 1999. Multivocalidad histórica: hacia una cartografía poscolonial de la arqueología. Departamento de Antropología, Universidad de Los Andes, Bogotá, Colombia.
Godelier, Maurice. 1995. “¿Está la antropología social indisolublemente atada al Occidente, su tierra natal?” En: Revista Internacional de Ciencias Sociales, Nº 143, UNESCO.
Krotz, Esteban. 2006. “La diversificación de la antropología universal a partir de las antropologías del sur” En: Boletín Antropológico, Nº 66, Centro de Investigaciones Etnológicas-Museo arqueológico. Universidad de Los Andes, Mérida-Venezuela.
Quintero, Rodolfo.1969. “La sociología y la antropología en la Venezuela actual”. En: Economía y Ciencias Sociales. Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la U.C.V., Año XI, Nº 3, Caracas.
Reynoso, Carlos. 1996. “Presentación”. En: C. Geertz, J. Cliffords y otros. El surgimiento de la antropología posmoderna. Editorial Gedisa, España.