Si le quitan las sanciones a Nicolás Maduro la oposición se quedaría sin armas

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El director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón con una larga trayectoria en cuanto a análisis político y manejo estratégico de conflictos, considera que si la comunidad internacional toma en consideración la solicitud del Gobierno de Maduro sobre el retiro de las sanciones, la oposición quedaría completamente desnuda y sin armas para poder negociar.

A su juicio, al oficialismo poner sobre la mesa el tema, como se pudo evidenciar en el discurso inicial de Jorge Rodríguez, generó una brecha bastante amplia contra la oposición, pues planteó la eliminación de las penalidades impuestas por otros gobiernos, no como una condición sino como una exigencia para no levantarse de la mesa. Por un lado en este proceso la oposición busca que se produzca un cambio político, mientras que el Gobierno desea estabilizarse en el poder.

Destacó que el Gobierno fue muy inteligente al sentarse con la oposición que apoya el interinato de Juan Guaidó, pues es la que goza del reconocimiento internacional, buscando además mecanismos que legitimen su mandato.

¿Una oposición dividida tiene poder de negociación en este diálogo? 

Yo sí creo que tienen la capacidad de negociar de que haya algún acuerdo que quede resuelto, y le dé a la oposición alguna ganancia. El problema básicamente es que para la oposición el objetivo principal de esta negociación es el poder encontrar un camino para que haya elecciones, para que haya un mecanismo democrático que permita medirse y, el Gobierno sabe que en la medida que otorgue ese mecanismo, puede estar a un paso de perder el poder, entonces al final del día para la oposición va a ser muy difícil obligar al Gobierno a aceptar un acuerdo que implique perder. El Gobierno va con una apuesta muy distinta, totalmente opuesta a la de la oposición.

¿Busca Maduro ganar tiempo?

Yo creo que en este momento no. En este momento el objetivo principal es lograr reconocimiento en la comunidad internacional, ahora Maduro está pidiendo que Estados Unidos se incorpore a la negociación, al Gobierno le interesa boicotear a la oposición, están buscando quitarse el peso de las san?iones de encima, más que ganar tiempo para establecerse en el poder.

Si el gobierno llega a la conclusión de que no va a lograr una de las dos cosas, no hay duda de que se va a parar de la mesa.

¿Cree que el Gobierno de Maduro negociará algo que implique la posibilidad de perder poder? 

Lo veo difícil, no imposible pero sí es complicado, creo que políticamente sabe lo que hace y al final ciertas solicitudes o ciertas demandas pueden llevar a una pérdida del poder de manera inmediata en el diálogo.

Un ejemplo hipotético es que Estados Unidos se ofrezca a retirar las sanciones a Venezuela, siempre y cuando acepte un proceso de revocatorio con observación internacional, el Gobierno podría pensar en que, si le quitan todas las sanciones, tiene la oportunidad de refutar, lograr un milagro económico y podría ganar el revocatorio o las elecciones presidenciales. Si hay una recompensa muy grande y el Gobierno tiene cierto nivel de seguridad y de autoconfianza, podría aceptar esa oferta y correr el riesgo, porque las condiciones que se le plantean son las ideales. Es el único escenario donde se ve una posibilidad que esto suceda.

La oposición pide celebrar elecciones “con todas las garantías” ¿Usted cree que esto se logrará?

Es imposible, porque ya no se logró. El problema es que este proceso electoral ya inició, no es solo el 21 de noviembre, los procesos electorales inician desde mucho antes con las postulaciones y hay políticos que no pueden inscribir sus nombres porque están inhabilitados. Los parti?dos más grandes de la oposición tampoco pue?den postular a sus candi?datos. Puede ser que en las reuniones de septiembre se otorguen condiciones, pero el proceso de postulación terminan el 28 de agosto; lo único que pudiera hacerse es reprogramar esas elecciones para el año que viene, porque actualmente no hay condiciones.

Una de las cosas que se pide de cara a las elecciones es la observación internacional, el problema es que ya la Unión Europea no puede hacer observación, lo único sería constituir una comisión técnica que llegaría al país en el mes de septiembre cuando una buena parte de los procesos relacionados con la elección, ya se han hecho.

¿Maduro está en condiciones de exigir el reconocimiento de sus instituciones cuando él no reconoció la Asamblea de 2015?

Para el Gobierno hay dos propósitos claves en esa negociación, uno el reconocimiento de las instituciones, o de sus instituciones y el levantamiento de las sanciones y eso está muy claro desde el discurso de Jorge Rodríguez y todas las declaraciones que hemos visto antes, durante y después de México. Por muy contradictorio que suene, el Gobierno sí tiene condiciones para exigir, porque si la oposición con reconocimiento de la Comunidad Internacional quiere que el Gobierno se siente en la mesa, debe aceptar esas condiciones. El problema que tiene la oposición aquí es que por el momento pareciera no tener alternativas en la negociación, mientras que el Gobierno si las tiene.

¿Cree que este diálogo genere los resultados esperados?

El Gobierno nunca se ha negado a negociar porque normalmente a los regímenes de corte autoritario como el caso de Venezuela, les interesa mucho ser vistos de buena manera su legitimidad. Regímenes como el de Venezuela celebran elecciones únicamente para tratar de conservar cierto aire de reconocimiento, de que son democráticos y de que están apoyados en la voluntad de su propio pueblo.

El problema básicamente de todas estas negociaciones es que en el peor de los escenarios lo que se mantiene es el status quo que implica que el Gobierno sigue siendo Gobierno y que la oposición sigue en la oposición, lo cual vuelve tremendamente complicada la negociación para la detracto?res de Maduro, porque es una oposición que termina siendo muy asimétrica y muy dispareja

Anggy Murillo – La Prensa de Lara

 

Traducción »

Sobre María Corina Machado