Earle Herrera: Alacranes de dulce ponzoña

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La derecha extrema ya no ve tan ponzoñosa a la oposición alacrán.  Al contrario, la está cortejando con un ultravioleta baile de escorpiones y besos de piquito, o mejor, de pinzas y aguijones en ristre. La otra se hace la dura y pide pruebas más convincentes que  la burda promesa de “acuerdo de salvación nacional”. La reconciliación tiene su precio, sobre todo cuando los arácnidos saben que sus congéneres del interinato virtual vienen  buchones con lo succionado a Citgo y Monómeros.  ¡Qué paguen, pues!, reta una alacrana prepotente y engreída con el nuevo CNE.

La derecha extrema está agarrada de la brocha. Su jefe de policía es el último funcionario  fantasmagórico en renunciar. EEUU y la UE están hablando de “negociaciones”, ¡ay!, la palabra maldita, algo así como  nombrar la soga en casa del ahorcado.       Su héroe importado en la batalla de los puentes, el senador Marco Rubio, le acaba de declarar a The Guardian que “hay que prestar atención a la amenaza de los Ovnis”, o sea, que el tipo que los maneja desde Washington ya está viendo platillos voladores.

No es para menos. El club o cartel de Lima está quedando más solo que la estación espacial internacional. Almagro, sentado en la puerta como una Celestina acatarrada, no atrae nuevos clientes. Y los viejos se alejan con ese rictus repulsivo de los amores rancios. Es un otoño sin primavera. Lo de Chile fue un huracán inesperado en el Cono Sur. La oligarquía colombiana, amamantada con masacres y falsos positivos, no sabe cómo luchar contra las calles. Macondo empieza a conocer el hielo.

Otra vez soplan sobre Perú los vientos  de Ayacucho. Tanto, que un maestro de escuela aterra a Mario Vargas Llosa y lo hace volver a las ubres que lo laxaban en las remotas noches de La ciudad y los perros. Son las señales del fin  del costoso interinato de Guaidó que desemboca en el voto más costoso de la historia. Llegará el 21 de noviembre después de guarimbas, batallas de los puentes, derrotado golpe con plátanos, magnicidio frustrado con drones,   operación Gedeón, ataques fronterizos narco-paracos y un costosísimo bloqueo criminal. La derecha extrema –el G4-  para lavar su prontuario, busca aparearse con la oposición “alacrán” y sorber su ponzoña, la que ahora le parece más dulce que la miel matutina de los ángeles.

 

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