Rafael Rodríguez Mudarra: La institución militar

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Confieso que la reserva que tenía de la milicia castrense, la cual no podía disimular. Nunca entendida como  animadversión, al  inicio de mis estudios en el  bachillerato coincidente con la resistencia opuesta  por los estudiantes de secundaria y universitaria al régimen usurpador y cruel del dictador general Marcos Pérez Jiménez, tuvo su  fundamento  de justificada reserva, en la discriminación que en  la escuela militar se le insinuaba a los cadetes que se preparaban para el ejercicio de la milicia, opuesta a la no consideración de  civilidad.

En la década de los años Cincuenta se  produjo la llamada “Guerra Fría” protagonizada por los EEUU y la Unión Soviética,  quienes cesada la Segunda Guerra Mundial se repartieron el mundo en dos mitades: una  para  los Occidentales. Otro para los Comunista. John Foster Dulles accionista  de la  United  Fruit. Secretario  de Estado de Estado Unidos  en el mandato  que presidió  Dwight Eisenhhower en la década señalada se convirtió en el protector de los  gobiernos  militarizados  en Sur América, incluido el  de Venezuela. Dado su inversión económica y las de sus hermanos, entre uno, de su arbitrario proceder se dio por  señalar  de comunista  al gobierno de Guatemala, presido por  Jacobo  Arbenz Guzmán. Propició el bombardeo  de una humilde ciudad con el objeto de seguir explotando sus tierras. Los estudiantes los protestamos cuanto se hizo presente en Caracas e intervino  en las sesiones de Décima Conferencia  Hispanoamericana.

Muchos como suele suceder tenían la creencia  de la perpetuación en el poder de general Pérez Jiménez, quien alardeaba a más no poder sobre el respaldo monolítico de la FA. Por el contrario se le propinó su derrota: huyó

Las reservas habidas sobre la fuerza armada nacional: influencia  de una deformación  institucional en el  sector castrense que en la época que fuere la última de nuestras dictaduras.  Se exhibía dominada entre otros aspectos: por el autoritarismo, la autonomía institucional, el intervencionismo, la xenofobia y el machismo que  dejaron  de  persistir. Con ello  también  mi proximidad al debate abierto,  con  sustento de que en las sociedades en  tiempos  de crisis no debería existir ejército, dado lo costoso de su manutención.

La dictadura militar  que celebraba la semana de la patria. Que ejecutó obras de cemento armado. Que unió al país  mediante carreteras. Que invirtió en el desarrollo agrícola. No pudo sostenerse reprimiendo las libertades y ejecutando la tortura de los presos políticos, llenando  sus bolsillos, los de familiares, amigos y testaferros, aumentado  la persecución política. Creando campos de concentración. Infundiendo miedo, apercibido de la  mayor atrocidad mediante la actuación de un civil conocido como Pedro Estrada  jefe de la Seguridad Nacional. Tan reprochable  sistema hubo de sucumbir. El ejército. El institucional. No él militarismos procedió al cumplimiento de su deber. Harto  de despotismo  impuso la concienciación democrática. Se unió  a la ciudadanía, terca opositora al dictador militar y en  resuelto compromiso con esta libró la hazaña  revolucionaria cívico militar del 23 de enero de 1958. Revirtió la civilidad. Se conformó Gobierno de transición. Se llamó a elecciones para elegir Presidente de la República, a  los Senadores y Diputados al Congreso Nacional. Se redactó la Constitución. La unidad de la institución, desde la significativa fecha se mantiene cumpliendo la Constitución.

Hugo Chávez  que con otros compañeros  conformó  una logia militar  para derrotar a un Gobierno democrático electo por el pueblo, no pudo fraguar su aventura. La fuerza armada se lo impidió. Por lo que nadie puede hablar hoy en día de una unidad monolítica  en la FA al servicio de cada ocurrencia  de Maduro.

Todo nos conlleva a la firme convicción que para que haya legitimidad  de una legalidad, esta  tiene que descansar en la paz, la libertad, bienestar y democracia como principios cardinales insobornables.

Expuesto lo precedente, imperativos doctrinarios y revolucionarios, que  nos obliga a no admitir que el  “Dictador” sea quien crea el derecho, quien profiere  sobre el contenido y alcance del delito; quien disuelva los poderes  y se asuma la condición de la autoría militar, distinguiendo entre amigo-enemigos, nos obliga  hacer distinción entre lo que debe entenderse por militarismo. Y lo que nos lleva a entender la legalidad  militar.

El “Militarismo” no es más que una doctrina  decimonónica, producto de nuestro   atraso feudal,  caracterizada por una serie de elementos opuestos esencialmente  a los derechos fundamentales y libertades  públicas: El concepto militarismos. No es más que una degeneración contrario por completo al concepto militar. El militarismo lleva a quienes los propugnan a ejercerlo con una no disimulada y fuerte preponderancia  de los asunto militares en política  de una Nación. Venezuela  fue por mucho tiempo victima de tal situación. Debemos estar claros

Por el contrario el ejercicio  de la milicia militar conduce el desempeño de una profesión al servicio de las armas  de acuerdo a la legalidad vigente. La Institución Militar venezolana  se ha opuesto al autoritarismo. Considera  una degeneración  de la honrada condición militar, por lo que nuestra Institución Armada puede asegurarse lo conceptúa  como una deformación del ejercicio de la profesión militar a los que por un tiempo  en sus oficio se le limitan ciertos derechos. Recobrados planamente, cuando se desprendan de uniforme, habido su regreso a la vida civil. Nuestra institución militar ha sido consecuente al estar al “servicio  exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”.

Todo lo aquí expuesto, en razón del criterio sostenido. Nos obliga hacer consideración  sobre el  discurso pronunciado por el ratificado ministro del Poder Popular para la Defensa. Se trata del General Wladimir Padrino López. Quien se ha desempeñó  en las actividades comerciales como vicepresidente  de una compañía de comercio, hasta el año 2007 cuando fue  nombrado, para el cargo de la cartera de Defensa. Función  para la cual fue ratificado.  Con motivo  de su ratificación en fecha del  vigésimo aniversario de la CRBV, declara: “Que en Venezuela  la Oposición política  nunca podrá  ejercer el Poder. No pasarán. No serán Poder político  jamás en la vida  mientras exista unas FA como la que hoy tenemos”, fin de la cita

La perorata discursiva  sin apego a la Constitución ha sido objeto de diversas interpretaciones: Para algunos: los que defienden el Estado de Derecho han de considerarlo como la  expresión de una ideología con hechura militarista, definido como  oposición directa con los movimientos por la paz. Para unos otros como su pase a ser segundo en la diarquía del régimen, con desplazamiento del Capitán Cabello. Otros lo califican  como un discurso laudatorio para su permanencia burocrática. Y para otros, lo expresado con mandato de fuerza, no tiene otra consideración, que la de pasar de ser  la expresión de un militarismo demodé a  “Militar” en el partido de Gobierno para avanzar en el desarrollo de su pasión socialista .En verdad este afortunado, no ha dejado de intervenir en la controversia política.

Posdata, presento excusa: aprovecho la oportunidad para declarar, habida consideración de una publicación, que URD no tiene ninguna clase de compromiso político con  Claudio Fermin su línea es la de oposición  a fondo contra la usurpación.

Abogado, político, presidente de URD

 

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