La sociedad venezolana no logra sobreponerse al atropello al que viene siendo sometida impunemente por el oficialismo. Al sacudirse de un polvero le aparece el otro. Pareciera que los revolucionarios del XXI tienen el tiempo cronometrado para evitar el despertar ciudadano, y a cuenta gotas los van llevando al encierro planificado. Tienen hasta oportunidad de aplaudir a los chinos por la maravilla del covid19 y el impacto a su favor para establecer decreto de excepción que les facilita el control de las personas y sus actividades.
En las ciudades se vive un escenario raro, algo complejo de entender. En el año 2014 el régimen atacó con furia las protestas, encarceló y asesinó a cientos de jóvenes que reclamaban libertad. En los lugares donde se trancaron y cerraron vías públicas, arremetieron con gases lacrimógenos, peinilla y plomo (no perdigones) contra los sublevados al régimen y los que se encontraban en sus residencias. Guarimberos les llamaban. En 2020 la modalidad cambio, es el gobernante nacional formado para la guarimba, quien las genera en las distintas comunidades del país. Se valen de los uniformados y armados agentes del orden público y las fuerzas armadas. Aparecieron cauchos hasta más no poder y con ello trancan calles y avenidas. Generan colas, accidentes y aprovechan para pedir su diezmo. La molestia de las personas por tan vil abuso, tal vez puede ser repelida con balas, y allí cada quien se muerde la lengua.
En tan alta ocupación de los cuerpos de seguridad, afloran atracos, robos y demás ilícitos en lugares públicos y vecindarios. Escuelas, Bibliotecas, Universidades, Liceos, son saqueados por los amigos de lo ajeno, quienes planificados y enterados de la ausencia de la seguridad ciudadana hacen de las suyas y se ríen a carcajada alta de las autoridades policiales. Claro que los delincuentes ya tiene precisión de que el covid19 o virus chino, trabaja duro en siete días y los otros siete descansa. De allí que el régimen surta de gasolina los vehículos una vez al mes, así evita que esos antisociales se puedan mover con tranquilidad por la ciudad o el campo. Toda una maravilla de ideas. Esplendidas y precisas. Políticas públicas de extrema reserva, direccionadas al quiebre del sector comercial privado y al amarre de la sociedad.
La manzana que alimenta el ego la tiene la ministra para asuntos penitenciarios, quien en declaración a diferentes periodistas representantes de los medios de comunicación, anuncia que están liberando a privados de libertad para ir a la guerra, y serán los que pongan en primera fila para que lleven su parte. No los asesinan adentro, pero los van a poner como carne de cañón afuera. Así cumplen su sueño dorado de la confrontación bélica los ñángaras. Que gobiernazo el que se manda Venezuela: régimen guarimbero.
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